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Raúl Velasco, ayer en la carnicería del Alimerka de Mieres en la que trabaja.

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Raúl Velasco, ayer en la carnicería del Alimerka de Mieres en la que trabaja. ALEX PIÑA
Lotería de Navidad 2022

Un diluvio de felicidad en la villa del camín

Los mierenses viven el día después del Gordo asimilando una suerte que la mayoría considera muy bien repartida. La mayoría tuvieron que celebrarlo en su puesto de trabajo

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Sábado, 24 de diciembre 2022, 19:11

Si las emociones están estrechamente relacionadas con nuestra respiración como aseguran algunos estudios recientes sobre la psicología humana, no sería ninguna exageración afirmar que por las calles de Mieres ayer, en la mañana siguiente a la lluvia millonaria que regó los valles del Caudal y del Aller, se respiraba felicidad a pleno pulmón. La verdad es que el Gordo no cae todos los años por nuestra región y ahí están las estadísticas rotundas para confirmarlo, pero menos aún con la generosidad que la suerte ha dispensado a Asturias en esta ocasión. Un buen pellizco de los 148 millones de euros vendidos en la Administración número 3 de Moreda se quedaba en la villa del Camín, la mayoría procedentes de los más de 137 que repartió en participaciones de cinco euros el Club Atletismo Mieres.

Un mediodía soleado y con temperaturas casi veraniegas contribuía a endulzar aún más el ánimo de los mierenses que aprovechaban para hacer las últimas compras navideñas o terraceaban amigablemente por las vías peatonales del centro urbano. A la vuelta de cada esquina la conversación era la misma y corrían de una boca a boca palabras como 'papeletas', 'millones', 'suerte' o 'alegría'. Incluso circulaban en corrillos rumores con algo de leyendas urbanas, como la de las colas que había a primera hora a la puerta de tal entidad bancaria para cobrar los premios que se convertía en otra distinta en el siguiente murmuradero.

Iván Joyera, en su puesto de trabajo de la panadería del Carrefour de Lugones.

También las que bromeaban sobre Fulano o Mengana, que esa misma mañana se habían ido a despedir de sus respectivos trabajos. Siguiendo el hilo de una de estas últimas, en una de las naves del Polígono Industrial de Vega de Arriba, a la puerta de Piensos Mieres, alguien preguntaba por la ausencia de uno de sus trabajadores, agraciado en el sorteo navideño por un pico nada desdeñable. «Josín no está porque le hemos dado un par de días libres», desmentía con una sonrisa el gerente de la empresa, Juan Benjumea. Sin duda se los merecía no solo para disfrutar de la celebración, sino por todos los otros picos del premio que este joven socio del Club Atletismo Mieres había repartido en el almacén. Entre los afortunados, su propio jefe y sus dos hijos, compañeros de trabajo del ausente. «Nos regaló las papeletas, así que todo quedó en casa, porque Jose es como si fuera de la familia», revelaba Juan. «¿Qué cómo me enteré? Estaba encerrado en la oficina y oí un revuelo tremendo, me dije 'ahí pasa algo, parece que se están matando'. Salí y estaban celebrándolo: '¡Qué nos ha tocado el gordo!'. Ha sido una alegría muy grande y sobre todo porque ha estado muy repartido entre gente obrera, humilde, personas normales y trabajadoras», afirmaba. Su hijo Cristian relataba el momento desde el otro plano: «Salió el gordo y le dije a Josito: 'Mira que número más feo acaban de sacar'. Cuando vio que acababa en 90, ya se empezó a poner nervioso: 'Meca, a ver si va ser el del Club...'. Yo no tenía ni idea, no lo esperábamos ninguno», apuntaba.

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Otro de los protagonistas del diluvio millonario, el carnicero Raúl Velasco, despachaba los encargos para Nochebuena en su puesto del Alimerka de la calle Valeriano Miranda, respondiendo con humor a los clientes sobre su 'estrellato', después de haber aparecido en todos los medios la jornada anterior. Se mostraba satisfecho de haber repartido 6 millones de euros entre las 75 participaciones que vendió a compañeros de trabajo, amigos y familiares. Él se quedó con dos papeletas, 160.000 euros. «Estoy todavía asimilándolo, como en una nube. Esta noche se durmió poco, venga dar vueltes a la cabeza, no pegué ojo con los nervios», revelaba rodeado de filetes, pechugas y solomillos. En cuanto a los planes, además de la hipoteca, aseguraba que ya le había pedido su hija un viaje a Eurosdisney. «Supongo que vives de otra manera, aunque sigas trabajando, tienes ahí un poco de colchón. Lo que me prestó fue repartirlo entre compañeros, con los que llevo muchos años. Eso sí presta mucho», expresaba.

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Entre los clientes y el habitual ajetreo de estas fechas pasaba su jornada laboral otro de los mierenses agraciados en el sorteo del Gordo, Iván Joyera, panadero del Centro Carrefour Azabache de Lugones. «Me tocaron 80.000 euros de una papeleta que me regaló una amiga del Club Atletismo. Quedamos todos los miércoles a tomar un café y al ver que no había comprado lotería este año me dio una participación de las suyas. Me enteré mientras estaba entrenando, estaba corriendo y me llamó esta amiga: '!Oye, ho, que nos tocó!'. Lo mejor es que está muy repartido y lo lleva gente trabajadora, mileurista, muchos jóvenes de la Cuenca de los que seguimos quedando. Cuando pueda, un viaje cae seguro. Me tocó pero tengo que seguir trabayando, que ye lo mío», declaraba este deportista, veterano del club mierense, aunque en los últimos tiempos compite -con éxito- en carreras de montaña.

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También socia de la entidad atletista, Cristina Gingeira, trabajadora del sector de la limpieza, no disimulaba su emoción en una céntrica calle de Mieres por los 4.600.000 millones que repartió entre compañeras, amigos y familiares. «Lo más guapo que me dijeron fue un compañero: 'Pagásteme la carrera de la mi fía'. Ese es el mayor premio, estoy contenta por todas esas papeletas que vendí y que fueron para gente que lo necesita. Algunas las regalé y yo me quedé con dos, como todos los años», relataba. Los 160.000 euros que le correspondieron afirma que irán «para tapar agujerillos y para la hipoteca, como todo el mundo, y tengo dos hijos en edad de estudiar. Siempre hacemos un viaje los cuatro juntos y esta vez igual ye un poco más largo. Las fiestas las pasaremos en familia, como solemos hacer, en mi casa. Nos gusta juntarnos, eso sí, este año lo harémos con más alegría«.

Una cifra similar, 4 millones de euros distribuyó entre clientes y amigos, Vicente Páramo, propietario del Bar Campus, ubicado frente al estadio Hermanos Antuña, el lugar de entrenamiento de los deportistas del Club Atletismo Mieres. «Vendí un talonario, me costó, porque la gente es reaccia a las papeletas, quiere más los décimos. Yo me quedé con dos. Para Mieres y toda la cuenca está muy bien, hacía mucho que no tocaba nada y es muy importante para muchas familias trabajadoras. Y para mí una alegría, llevo venticinco años con el bar, cincuenta en hostelería y el año que viene quiero jubilarme. Voy a seguir igual, soy el mismo, no me preocupa. Cuando esté libre totalmente sí lo disfrutaré, espero que sea en setiembre», manifestaba, mientras la felicidad seguía paseando por las calles de Mieres.

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