Incendios forestales en Asturias
«Si tuviésemos todo limpio, no hubiese pasado nada»
La opinión era unánime en las dos faldas del Naranco que se vieron afectadas por los incendios que se declararon durante la madrugada del viernes en la capital asturiana: «Si tuviésemos todo limpio y regado, no hubiese pasado nada». Fue en Fitoria donde Olga Prado, ... que tuvo que salir corriendo de su casa a las tres de la madrugada porque el fuego bordeaba su casa y la de su hermana, Sandra, la primera en pedir al alcalde, Alfredo Canteli, que las fincas estén arregladas porque si no en estas situaciones, el fuego «nos quema la casa».
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El primer edil respondió rotundo. «En lo que es propiedad del Ayuntamiento, se actúa. Llevamos siete millones de euros gastados en el Naranco, pero en aquello que es de titularidad privada, debe ser el dueño quien lo atienda porque si entramos nosotros, podemos tener incluso algún problema». Es por ello que pidió a todos los vecinos que si ven parcelas llenas de maleza, lo denuncien. Prado respondió con claridad: «Yo te ayudaré a dar con los dueños, pero si vamos a 40 kilómetros por ahora por un sitio que es a 30, la Policía Local nos pone una multa aunque con este problema nunca pasa nada».
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A su vera se encontraba el matrimonio formado por Lorena Berdasco y Carlos Moreno, que son vecinos de Toleo. Aún con el susto en el cuerpo denunciaron que «al lado de nuestra casa hay un camino que no está bien acondicionado». Si lo estuviese, podrían haber pasado por allí los camiones de los bomberos. «El fuego nos quedó al lado de casa y lo tuvimos que apagar nosotros. Durante la noche del viernes al sábado estuvimos en alerta a pesar de que ya se había controlado la situación, pero con el paso del tiempo te vas dando cuenta de lo que hemos pasado».
En la otra falda del Naranco, los vecinos de la zona de Constante se mostraron agradecidos a los dueños de la parrilla Buenos Aires. Primero porque el campo de golf fue «un cortafuegos» que evitó que sus casas ardiesen pasto de las llamas. Después porque Juan Vigón, su propietario, «estuvo toda la noche con nosotros ayudándonos en las labores de extinción», según explicaron estos vecinos mientras el restaurante recuperaba su actividad tras un día de cierre. «Las llamas rodearon totalmente el edificio y tuvimos suerte de que no hubo un desastre», explicó mientras los técnicos de Aqualia hacían una nueva traída del agua porque la anterior se quemó durante el incendio.
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