El Palacio del Arzobispado de Oviedo recibe a quienes han querido acercarse a firmar en el libro de condolencias por el fallecimiento de Díaz Merchán. ÁLEX PIÑA

Adiós a un arzobispo «cercano, justo y admirado»

Dos libros de condolencias por el que fuera el máximo representante de la Iglesia asturiana durante 33 años recogen las palabras de admiración de quienes le conocían

rosana suárez

Miércoles, 15 de junio 2022, 16:29

El Palacio Arzobispal de Oviedo, donde ondean las banderas a media asta, abrió este miércoles sus puertas para despedir al arzobispo emérito de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, fallecido este martes a los 96 años en la Casa Sacerdotal de la capital asturiana, donde residía desde su jubilación en 2002. Un goteo constante de personas se acercaron durante el transcurso de la mañana para firmar en el libro de condolencias por el que fuera el máximo representante de la Iglesia asturiana durante 33 años. «Un arzobispo cercano, justo, admirado, con un talante conciliador», así lo recuerdan quienes quisieron mostrar sus condolencias.

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«Muchas gracias por tu entrega», «Que todo el amor que has demostrado aquí en la tierra te sea otorgada en el reposo«, «Mi agradecimiento por su trato cariñoso», «Gracias por todo, en especial, por sus bendiciones»… son algunos de los mensajes que recogen los dos libros de condolencias de quienes «con dolor, pena, cariño, admiración y agradecimiento» han querido reconocer «su buen hacer por la vida».

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«Tenemos que recordarle como el ejemplo que ha sido», comentaban a la entrada del Palacio del Arzobispado un grupo de voluntarias de Cruz Roja, que conocían personalmente a Díaz Merchán y que no dudaron en desplazarse hasta Oviedo para despedir a quien fue «su guía». «Fue muy perseguido y malinterpretado. Ante todo, era evangélico», añadió una de sus feligresas.

«Cuando se va alguien que vale se siente aún más. Era tan popular y allegado al pueblo, que podía tratársele con confianza», afirmó Ignacio Gallo, párroco jubilado que sirvió a Llanera durante treinta años, visiblemente afectado por la pérdida de Díaz Merchán, destacó «su afán de servicio a todos los compañeros y también a los más necesitados». También tuvo palabras de recuerdo el que fuese durante 36 años sacerdote de la iglesia de los Santos Apóstoles de Oviedo, Santiago Velasco. «Él me nombró allí y me ayudó a seguir adelante. Me acompañó en los problemas que tuve para construir la parroquia», destacó Velasco, que lo recuerda como un hombre comprensivo que siempre tenía palabras de ánimo y consejo para quienes lo necesitaban.

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Tras sufrir una complicación a causa de un proceso infeccioso, el arzobispo emérito estuvo ingresado varias semanas, recibió el alta médica el 2 de junio y ahora llevaba semanas en un estado de salud delicado. Tal y como indicó el deán de la Catedral de Oviedo, Benito Gallego, «a pesar de tantos vaivenes de salud, cuesta encajar su pérdida». Gallego detalló que Díaz Merchán quería ser enterrado a los pies de la Virgen de Covadonga. «Lo pedía como un favor muy especial y con mucha humildad. Su deseo va a ser cumplido», apuntó. Gallego, que le conocía bien, recordó la primera misa de Díaz Merchán en Asturias como arzobispo, fue el 20 de septiembre de 1969, cuando tomó posesión en la Basílica de Covadonga. El deán también recordó otro momento clave en su trayectoria, cuando dos trabajadores despedidos de Duro Felguera se encadenaron a la verja de la Cueva de Covadonga, increpando a los políticos en plena celebración del Día de Asturias de 1993. «Junto a Don Gabino, me tocó vivir la toma de la catedral. Él supo acoger y apoyar las reivindicaciones de los trabajadores», aseveró. Haciendo repaso a su vida, Gallego recalcó la dura infancia que le tocó vivir, pues los republicanos habían asesinado a sus padres durante la Guerra Civil, quedando él y su hermana huérfanos. «Esa herida profunda quedó en su corazón, pero supo tender puentes y perdonar», subrayó. Fue precisamente la pérdida de su hermana en un accidente de tráfico, con la que tenía una fuerte unión, la que le marcaría.

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Nacido en Mora (Toledo), fue «una persona entrañable y muy querida en toda España, especialmente en Asturias», destacó el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien recordó la figura del arzobispo a través de las redes sociales. También el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que le sucedió en la sede episcopal de Oviedo, tuvo palabras para el fallecido, «con un corazón grande, supo guiar y servir a la Iglesia en Asturias. Gracias por ser padre, consejero y amigo».

Este jueves, 16 de junio, se instalará la Capilla Ardiente de Díaz Merchán en el Palacio Arzobispal, a partir de las 10 horas y permanecerá abierta al público hasta las 14 horas y de 16 a 20 horas. Finalmente, la Misa Exequial por su eterno descanso tendrá lugar el viernes, 17 de junio, en la Catedral de Oviedo, a las 11 horas.

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