«Los pasos que vamos a dar ya no serán los mismos sin pisar tus huellas»

Sólo una ovación ensordecedora fue capaz de romper el silencio absoluto que reinaba ayer en la localidad de San Juan de La Arena, donde se congregó una multitud que quería darle su último adiós al alcalde de Soto del Barco, Jaime Pérez Lorente, cuyo cuerpo fue encontrado el miércoles al pie de un acantilado en el cabo Vidio, en Cudillero, tras una intensa búsqueda iniciada el día anterior.

Una hora antes de que comenzase el funeral de Jimi, como era conocido, familiares, amigos y vecinos ya llenaban la iglesia de la localidad de San Juan de la Arena, en la que, al igual que el resto del concejo de Soto del Barco, el dolor fue una constante durante toda la semana. Los ramos y las coronas de flores se amontonaban a las puertas de un templo sin capacidad para acoger a tanta gente, lo que obligó a muchos a seguir la homilía desde la calle.

Los abrazos para tratar de paliar el desconsuelo fueron una constante durante la mañana. Las lágrimas podían provenir de un vecino agradecido por todos los años de servicio al concejo como agente de la Policía Local o de un familiar desconsolado por su pérdida o de alguno de los muchos alcaldes asturianos que acudieron al funeral para rendir su particular tributo a Jimi, a quien quería todo el mundo, independientemente de siglas cargos e ideologías.

El féretro fue conducido al interior de la iglesia cuando las campañas anunciaron la una de la tarde, mientras toda la localidad aplaudía fervorosamente durante unos minutos.

Durante la misa, uno de sus compañeros en la Policía Local leyó una carta a modo de despedida en nombre de todos todo el cuerpo. En su discursó, el agente Alberto Lanzós Díaz le decía a su antiguo jefe que «aún parece que vas a aparecer en cualquier momento» y apuntó que a partir de ahora «los pasos que vamos a dar ya no serán los mismos sin pisar tus huellas, sin tener tu respaldo».

El párroco de San Juan de La Arena, José María Menéndez, también se encargó de leer otra carta escrita en esta ocasión por el exalcalde del concejo de Soto del Barco y amigo del difunto, Jaime Menéndez Corrales, quien no pudo hacerlo roto por el dolor y la pena de perder al que ha sido su mano derecha desde que ambos eran adolescentes.

«El mejor regalo que me hizo la vida fue cuando tú te cruzaste en mi camino y se creó ese vínculo tan especial entre nosotros. Lo has sido todo para mí: mi ángel de la guardia, mi apoyo y mi consuelo», decía.

En la ceremonia también estuvieron presentes numerosos cargos militares; el hijo de Jimi forma parte del Ejército de Tierra. También se despidieron de Jimi Pérez Lorente varios cargos de las policías locales de diferentes concejos asturianos y otros tantos de la Guardia Civil, que juntos le rindieron homenaje formando un pasillo a la entrada de la iglesia y cuadrándose al paso del féretro del alcalde y antiguo jefe de la Policía Local de Soto del Barco.

La familia y los amigos de Jimi también recibieron ayer el respaldo de numerosos alcaldes sin importar las siglas, como los de Pravia, Muros de Nalón, Cudillero, Castrillón, Salas y Villaviciosa. Algunos de ellos eran amigos de Jimi y ayer se rompieron, algo inevitable en tales circunstancias a pesar del cargo. También estuvieron presentes otros cargos políticos regionales, como el secretario general del Partido Popular de Asturias, Álvaro Queipo.

Todos ellos lloraron a Jimi, quien se ganó el cariño de todos aquellos a los que conoció. Su recuerdo ya es eterno.

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