Viernes, 03 de Enero 2025, 09:15h
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Como oportunamente nos recuerda una joven lectora navarra –y a la vez siria–, es la tierra donde primero se asentó el cristianismo y la que acogió la expansión inicial del islam. Sus fronteras actuales las dibujaron un británico y un francés hace algo más de un siglo, y casi desde entonces se ha visto envuelta en la muy convulsa historia de Oriente Medio. Durante los últimos años la hemos ignorado, mientras era campo de batalla de un régimen criminal, grupos combatientes de diverso signo y potencias foráneas que la han bombardeado generosamente. Ahora vuelve a estar en el radar por la caída del tirano y el ascenso de un nuevo régimen cuyo líder se adscribe a un poco disimulado yihadismo. Es uno de los descosidos de este mundo, pero también un lugar donde vive gente. Gente que se merece un futuro.
LAS CARTAS DE LOS LECTORES
Basureros
«No resulta nada grato ser árabe en esta época». Estas duras palabras de un periodista árabe me hicieron reflexionar. Soy navarrica, hija de un sirio y una española, y he crecido entre dos culturas, aprendiendo a valorar el diálogo respetuoso entre ambas. Hoy quiero hablar de Siria, sumida en una guerra olvidada que ha recuperado la voz por la caída de Bashar al-Ásad. Siria era conocida como un país moderno dentro de Oriente Medio. Alberga una sociedad multiconfesional en la que conviven comunidades religiosas y étnicas. Al ser tanto la cuna del cristianismo como la primera zona de proyección del islam dentro de la Península Arábiga, cristianos y musulmanes han convivido en paz durante siglos. Sin embargo, el régimen de los Ásad ha sometido al país a una intensa represión y ha transformado ciudades que eran un símbolo religioso, como Palmira o Sednaya, en escenarios de tortura y horror. Sednaya es una ciudad cristiana y uno de los pocos lugares del mundo donde aún se usa el arameo, y su nombre significa 'Nuestra Señora'. Era conocido como lugar de fe y paz, pero el régimen,que iba de protector de los cristianos, lo ha deshonrado al convertirlo en un lugar de tortura y represión. En honor a la Virgen de Sednaya, bautizamos nuestra empresa familiar en Pamplona como Grupo Internacional Sednaya. Recuerdo ser yo quien, con cinco años, ayudó a mi padre a elegir el nombre y el logo de la empresa. Como mujer con raíces árabes y occidentales quiero compartir lo que conozco, cuestionar las percepciones erróneas de Occidente sobre el mundo árabe y ser un puente entre ambos mundos. Siria alberga muchísima riqueza oculta tras la devastación y el dolor. Llegan días de incertidumbre, pero los sirios quieren luchar por reconstruir su país porque están cansados de ser campo de batalla.
Clara Salma Jazmati Pérez. Pamplona
¿En qué momento?
Zaragoza, sábado por la mañana. Espero para cruzar un semáforo. A mi lado, un señor de setenta y pico. Enfrente, una señora que frisa los sesenta, recién salida de lapeluquería, habla por el móvil en tono casi estridente. «Que sí, tía, lo que yo te diga, que el tipo está bueno que te cagas». El señor a mi lado me mira con gesto de incomprensión, como sin creerse lo que oye. Media hora más tarde, un operario de limpieza irriga la acera con la manguera a toda presión mientras pasamos tres viandantes. Pies empapados. Uno de los chipiados le hace ver al operario la posibilidad de interrumpir su tarea mientras pase gente. El interpelado responde: «A ver si voy a dejar de trabajar para que los señoritos puedan pasar a tomarse el vermú. A ver si respetáis a los que trabajamos para que podáis ir a vuestras cenas de Navidad. Iros a tomar por...». ¿Cuándo nuestra sociedad se volvió zafia, maleducada y grosera? ¿Dónde quedaron la educación y los buenos modos?
Leonardo Martínez Expósito. Zaragoza
Pero siembras
En tiempos de fluir e inteligencia artificial, hay dichos que no pasan de moda, bien tatuados o escritos en redes sociales. Observo como la frase «Carpe Diem» o «Vive y deja vivir» no caen en desuso como forma de justificar el mal dentro del bien y viceversa. El «Yo soy así…» para crear falsa autoridad, o infantilizar una acción. En el último año, mi clasificador mental ha accedido a otros que me parecen interesantes: «Dame pan y llámame perro», «Pan y Circo» o «Donde hay soberbia, hay ignorancia». Hay tantos como acontecimientos vitales. Y si muchos vienen de la antigua Roma, donde no pagaban a traidores, me gusta saber que siguen de actualidad. No seré yo quien juzgue la actitud y comportamiento individual o colectivo. Procuro trabajar en mí, y nutrirme de aprendizajes positivos y negativos, que hacen que vaya trazando mi hoja de ruta. Pero sí animo a quien tenga una mente plástica y abierta, a reflexionar. El transcurso del tiempo es rápido, a veces difícil, retador, satisfactorio, agitado…pero también maravilloso cuando tienes la casa y la cabeza limpias. Por si queda alguna duda, pocas veces recoges lo que siembras. Esto no lo digo yo ni la antigua Roma. Pero siembras, que ya es algo.
Leyre Ruiz. Vitoria
Como una lotería
Nadie sin un hogar. Por eso el de cada uno es tan importante. Si en EE.UU. te metes en una propiedad privada te pegan un tiro y no pasa nada. Lo sabías y has cometido un error. Caso cerrado. En España es diferente. También nuestras casas son diferentes. Es como una lotería. Te toca un vecino separado por menos de 30 centímetros y eres feliz. Te toca una mala persona y te amarga la vida. Pero lo que me impide dormir es el porqué. Yo tengo que calcular mi gasto. En todo. Y los que teóricamente viven, o malviven... Tienen el mejor coche de la calle. Tienen WiFi, lavan todos los días, y echan a mi terraza los envoltorios de primeras marcas. ¡No nos estaremos equivocando en algo? Pregunto.
Luís A. Diez
La salud mental en las redes
Si no pasas por un buen momento emocional, tu estima se encuentra en horas bajas y, además, te comparas, sin casi darte cuenta, con los famosos y famosas que ves en las redes sociales, tu salud mental se puede volver más vulnerable. Intentas compararte con un cuerpo que no es real, pero quizá olvides que usan cantidad de filtros y de photoshop para poder tener más seguidores. Estos problemas de autoestima lo solemos sufrir más las mujeres porque estamos sometidas a una gran presión por alcanzar un estado físico perfecto haciendo dietas que no son para nada saludables. Algunas veces los influencers también hablan de temas muy importantes de psicología sin tener ningún tipo de carrera acerca de ese tema en un vídeo de sesenta segundos. Algunos de los trastornos que puede generar el consumo exceso de estas redes son: la ansiedad, depresión y miedo a perderse alguna información. Para poder cuidar nuestra salud mental deberíamos evitar el contenido que no nos aporta nada bueno y ser conscientes que lo que vemos en las redes no es siempre real.
Emma C. P. Correo electrónico
No sin mi móvil
Hay una pregunta que hoy poca gente se hace pero ¿cuántas veces al día miramos el móvil? Una de cada tres personas lo mira más de cien veces al día, esto significa que miramos el móvil cada diez minutos, ya sea para ver si nos han contestado a un mensaje o para ver los likes que tenemos en la última publicación de Instagram… Yo creo que hay muy poca gente que pueda estar veinticuatro horas sin mirar el móvil, porque la mayoría de las personas tenemos adicción a este dispositivo y a las redes sociales. Mucha gente dice que los adolescentes somos los que más utilizamos el móvil, pero es mentira porque los adultos son los primeros que están pendientes del móvil; de hecho, si una persona se olvida el teléfono en casa y ya ha salido con el coche, el 80 por ciento de los adultos vuelve a por él porque no puede prescindir de él. En conclusión, yo creo que quienes tenemos demasiada dependencia o usamos muchísimo el móvil deberíamos buscar otra actividad para distraernos, porque el móvil es algo que hay que controlar.
Sofía H. G. Correo electrónico
LA CARTA DE LA SEMANA
Las normas sin sanción segura
Cuando la ley del tabaco prohibió fumar en lugares públicos, muchos propietarios de bares me dijeron: «En mi bar se fuma porque lo digo yo». En una semana nadie fumaba. Les habían puesto una sanción. Hubo una persecución policial y un sinfín de denuncias que hicieron que la norma se cumpliera. No fue obediencia, fue miedo a la sanción. Tras el confinamiento de la covid se obligó a los bares y restaurantes a pedir el certificado de vacunación a los clientes, y se cumplió a rajatabla. Conclusión: no hay norma de convivencia sin sanción segura. Ahora en miles de lugares de nuestro país muchos propietarios de mascotas incumplen la norma. Perros sueltos, algunos peligrosos sin bozal, y excrementos sin recoger. Cierto que muchos la cumplen, pero otros tantos no. ¿Motivo? No hay sanción segura. Mientras no la haya, deberemos buscar aún un palito para sacar excrementos del zapato o limpiar la moqueta de nuestro coche. Esto es España, ¿qué le vamos a hacer?
Ernesto Romero Sarrió. La Vila Joiosa
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