Silvia A. M., asesina confesa del bebé, junto a su pareja, en libertad con cargos. E. C.

Crimen del bebé de Nuevo Roces | La madre del bebé asesinado confesó con frialdad durante casi dos horas ante la jueza

Silvia A. M. se autoinculpó del crimen durante su declaración y aseguró haber actuado sola, afirmación que la investigación cuestiona

PABLO SUÁREZ

GIJÓN.

Jueves, 26 de septiembre 2019, 01:47

Durante casi dos horas Silvia A. M., madre y asesina confesa del bebé hallado en un contenedor de basura en Nuevo Roces, tuvo que escuchar, primero por parte de los investigadores y después en boca de la jueza, los detalles del crimen. Y lo ... hizo con frialdad, declarándose culpable del asesinato y asegurando haber actuado completamente sola, eximiendo de esta manera de toda responsabilidad a su pareja, con quien compartía domicilio y que también fue detenido en la madrugada del sábado. No se inmutó ni siquiera ante las preguntas más duras, las relacionadas con el momento en el que, según ella misma reconoció, acuchilló a su bebé hasta causarle la muerte.

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Esta frialdad mostrada por quien, hasta el momento, es la única persona en prisión por el crimen, coincide con el testimonio aportado por quienes fueran los vecinos de la pareja, que el martes destacaban la total normalidad evidenciada por ambos durante los casi dos meses transcurridos desde que tuviese lugar el crimen hasta que se produjeron las detenciones. Durante ese tiempo, y pese a que frente a los contenedores donde apareció el cuerpo del bebé se organizó una especie de altar en su recuerdo, tanto la asesina confesa del niño como su pareja pasaban diariamente frente al mismo, sin que su comportamiento diese lugar a sospecha alguna.

En su declaración, Silvia aseguró en todo momento haber sido ella quien, tras dar a luz en casa y sin asistencia sanitaria, provocó los cortes que acabaron con la vida del recién nacido. Después, a fin de ocultar el cadáver, asegura que lo metió en una mochila junto al cordón umbilical y la placenta y decidió tirarlo al contenedor ubicado frente a su domicilio. Todo eso, afirmó durante su confesión, lo hizo por su cuenta y sin que nadie de su entorno fuese conocedor de ello, un extremo que resultó inverosímil para todos los presentes en la declaración y que se aleja de la hipótesis sobre la que se centra la investigación, la cual continúa pendiente de conocer el resultado de varias pruebas que puedan arrojar más luz sobre lo ocurrido aquel 1 de agosto.

En este sentido, tal y como adelantaba ayer EL COMERCIO, los investigadores no descartan que pueda haber otra persona involucrada en el crimen, aspecto sobre el que continúan trabajando sin descanso. Por el contrario, la hipótesis que sí fue desestimada desde un primer momento es la de que la violenta muerte del bebé pudiera estar relacionada con algún tipo de rito o sacrificio. El caso continúa bajo secreto de sumario, mientras las pesquisas llegan a su última fase y se reciben los resultados de los análisis encargados tras las dos horas en las que el pasado sábado, día de la detención, los agentes de la Policía Científica 'barrieron' el domicilio de la pareja en busca de evidencias sobre lo ocurrido.

Edificio vacío

El día del crimen, la gran mayoría de los vecinos que habitan el edificio, se encontraban en una reunión comunitaria a la que ninguno de los detenidos acudió, pese a que varios inquilinos se los encontraron minutos antes entrando en su casa. Durante unas dos horas, el edificio estuvo casi desierto, lo cual podría explicar que los vecinos no escuchasen nada que les hiciese pensar que, a pocos metros, su vecina estaba dando a luz en casa, sin ningún tipo de asistencia sanitaria. «No se oyó absolutamente nada», afirmaba el martes una vecina cuyo domicilio está ubicado en el mismo piso en el que habría tenido lugar el parto. Como el resto de vecinos, sigue sin terminar de creerse lo sucedido.

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