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Pablo SUÁREZ/olaya suárez
GIJÓN.
Jueves, 26 de septiembre 2019, 01:42
Uno de los puntos esenciales de la investigación pasa por determinar si el novio de la asesina confesa, también detenido en la madrugada del sábado, es el padre del bebé hallado muerto en el contenedor de basura. Una incógnita que terminarán de resolver los ... análisis de ADN practicados a partir de que fuese hallado el cadáver, los cuales revelarán la identidad del padre, un hecho que se cree pueda generar importantes avances en la investigación, que continúa abierta. De hecho, y aunque no solo, la participación de una tercera persona podría depender en buena medida de si el detenido, actualmente en libertad con cargos, es el padre del niño. En este sentido, sus padres, abuelos del bebé asesinado, insistían ayer en que el joven no solo no habría intervenido en el crimen, sino que también desconocía el embarazo de su pareja, con la que compartía domicilio. «Tanto nosotros como los padres de ella no teníamos conocimiento de que estuviese embarazada. Mi hijo tampoco, él no era consciente de lo más mínimo ni estaba con ella ese día, porque entra a trabajar a las siete de la mañana y sale a las siete de la tarde», afirmaron ayer por la mañana en Telecinco.
La pareja, muy conocida en Gijón y más concretamente en el barrio de La Calzada, donde regentan un establecimiento, no esconde el sufrimiento por lo ocurrido. «Estamos muy hechos polvo. Fue una gran pérdida. Perdimos un nieto, una nuera... Muy mal. Estamos muy mal», reconocen, al tiempo que no logran entender que la joven pudiese cometer el asesinato del que se declaró culpable. «Era muy buena chica y, además, estudió para cuidar niños pequeños. Estamos muy afectados», explicaron, refiriéndose a la arrestada siempre en pasado. Pese a que reiteraron constantemente desconocer que Silvia A. M. estaba embarazada, los padres del joven sí que refirieron a ciertas circunstancias sobre las que habían tenido conocimiento.
«Ella tenía unos problemas, unas pérdidas», afirmaron, buscando evidenciar hasta qué punto su hijo era ajeno a la realidad de los hechos. La pareja había iniciado la relación hace siete año y apenas hacía dos que se habían trasladado al edificio de la calle Jenaro Suárez Pérez, recién construido por aquel entonces. Tenían buena sintonía con sus vecinos, aunque estos afirman que nunca llegaron a formar parte del grupo de Whatsapp que la mayoría de inquilinos comparte.
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