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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Martes, 24 de septiembre 2019, 00:29
Estupefacción, estupor e incluso lágrimas. Los vecinos del edificio número 325 de la calle de Jenaro Suárez Prendes, en Nuevo Roces, recibieron «como un jarro de agua fría» la noticia de la detención de una pareja residente en el ático como presunta responsable del ... crimen del bebé cuyo cadáver fue encontrado en un contenedor justo frente al mismo inmueble.
«Es una pareja joven que nunca ha dado ningún problema. Ella no sabíamos ni que estaba embarazada, siempre llevaba ropa suelta y nunca dijeron que fueran a ser padres...», comentaban otros residentes, aliviados «porque se ha logrado esclarecer el crimen», pero al mismo tiempo «muy impactados por saber que ocurrió en el mismo edificio». «No escuchamos nada ni vimos nada raro aquellos días; es más, todos los vecinos estabamos en la suposición de que quien hubiese cometido el crimen no debía de ser ni del barrio», explicaba María Luisa, vecina de la segunda planta.
Incluso el sábado, cuando se percataron del movimiento de agentes por el inmueble y vieron cómo a la joven se la llevaban en un vehículo policial, no conectaron lo que estaba ocurriendo con el crimen del bebé. «Ni por asomo creíamos que era por eso, más bien pensamos que sería por tema de drogas o cualquier otra cosa, pero por el crimen del bebé no...», lamentaban.
La pareja vive en dicho inmueble desde hace unos dos años, desde que la constructora hizo entrega de las viviendas, en uno de los áticos, en compañía de su perro. «Ella es más retraída, habla menos. Siempre se la veía sacando al perro, tampoco daba mucha conversación, pero él sin embargo es más hablador, un chaval de lo más normal, con su trabajo, su piso... Estamos estupefactos», coincidían.
Los vecinos se preguntan ahora cómo pudo pasar inadvertido un embarazo que llegó a término, es decir, que se prolongó durante nueve meses. «Ella es rellenita y siempre lleva ropa ancha, es verdad que a principios de verano comenté con mi marido que la notaba más gorda, pero creí que era que había cogido algo de peso», explicaba una vecina.
Se da la circunstancia de que en el mismo edificio una residente fue madre apenas un mes antes. «La Policía me preguntó todavía hace pocos días si sabía si en el edificio había alguna otra embaraza y mi contestación fue rotunda: no. Ni de lejos podía pensar que esa chica estaba también embarzada», decía.
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