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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Jueves, 3 de octubre 2019, 02:51
La investigación del asesinato del bebé de Nuevo Roces fue tan meticulosa que llevó a la Policía a examinar toneladas de basura en los vertederos de Cogersa. Los agentes revisaron los residuos de los contenedores de los días anteriores y posteriores al macabro ... hallazgo depositados no solo en el barrio en el que fue hallado el cadáver, sino también en las zonas limítrofes de la ciudad. A los desperdicios entregados ya en el basurero se sumó el análisis de prácticamente todas las papeleras del casco urbano, gestionadas por la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (Emulsa).
Esos trabajos precisos y diligentes dieron sus frutos. Según ha podido saber EL COMERCIO, los agentes hallaron entre los desechos pistas que arrojaron luz a la compleja investigación y que permitieron avanzar en las pesquisas que aproximadamente un mes y medio después se materializaron con el arresto de una pareja residente en el edificio frente al contenedor en el que fue encontrado el recién nacido al que mataron con un objeto cortante.
«El trabajo ha sido excelente y súper minucioso», calificaba el Comisario principal de Gijón, Dámaso Colunga, respecto a la investigación desarrollada por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) con el apoyo de la Brigada de la Policía Científica. El jefe de la Comisaría se mostró parco en los detalles de esos trabajos policiales por encontrarse el procedimiento bajo secreto de sumario. «Es una de esas investigaciones muy complejas de las que cualquier comisario se siente orgulloso y querría contar con detalle, pero hay que ser muy cautos porque está decretado el secreto de sumario», apuntó antes del acto de la celebración de los Santos Ángeles Custodios, patrón del cuerpo.
Sí abundó en que «siguen abiertas determinadas líneas, ya que de los registros practicados tras los arrestos surgieron cosas y se va investigando, pero los trabajos están bastante hilvanados». De esa forma, «sin poder descartar nada de forma categórica, sí parece que no hay más implicados en los hechos». El comisario principal explicó, como ya avanzó EL COMERCIO, que «se está a la espera de los resultados de las pruebas de ADN y otros análisis, que determinarán la paternidad, la intervención...».
Mientras que Silvia A. M., considerada madre biológica y autora del crimen, continúa en el centro penitenciario de Asturias, su compañero sentimental se encuentra en libertad con cargos con la obligación que comparecer a diario en los juzgados. El representante del ministerio fiscal no solicitó su ingreso en prisión al considerar que no existían pruebas concluyentes que determinasen su implicación en el asesinato.
Dámaso Colunga explicaba ayer: «Nosotros lo detuvimos porque creíamos que era nuestra obligación hacerlo, pero por el momento no se ha podido determinar el grado de implicación. La detenida lo descarta de toda implicación, pero la investigación continúa abierta».
El cadáver del recién nacido, un niño que había sido alumbrado sano tras una gestación a término, fue hallado por un vecino de Nuevo Roces dentro de una mochila en un contenedor de la calle de Jenaro Suárez Prendes.
Presentaba el cordón umbilical y parte de la placenta. La autopsia practicada al día siguiente por los médicos forenses en el Instituto de Medicina Legal determinó que había fallecido como consecuencia de los numerosos cortes que sufrió por prácticamente todo el cuerpo y que le fueron causados con un objeto punzante.
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