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Amada Álvarez (izquierda), con la periodista Ana Vega. DAMIÁN ARIENZA
«Un pueblo no puede perder sus raíces; los platos del futuro vienen de recetas del pasado»

«Un pueblo no puede perder sus raíces; los platos del futuro vienen de recetas del pasado»

La presidenta del Club de Guisanderas de Asturias, Amada Álvarez, tuvo un recuerdo para la labor de la cocinera María Luis García

S. D. TEJEDOR

GIJÓN.

Martes, 14 de septiembre 2021, 01:41

La presidenta del Club de Guisanderas de Asturias, Amada Álvarez, contó a la periodista y moderadora de FéminAs, Ana Vega, los primeros pasos de una asociación que comenzó en 1997 como una pequeña reunión surgida de un congreso de hostelería y que a los dos meses ya estaba organizada. «Fuimos las primeras en asociarnos y trabajar en común y surgimos en un momento en el que la cocina no estaba valorada y había cierta desmotivación», recordó. Pero no fue el caso de este grupo de guisanderas, 13 en un comienzo y 40 en la actualidad, que se constituyó gracias a la aportación de 600.000 pesetas de cada una de ellas, que reivindica «una profesión muy digna» y que precisa «un relevo generacional».

El club ha editado ya dos libros que pretenden «no olvidarse de cocinar, ya que los platos del futuro vienen de las recetas del pasado». El primero de ellos lo editaron al mes de constituirse y recopilaba recetas que estaban perdiéndose. «Un pueblo no puede perder sus raíces; antes se conservaban por el boca a boca, por el saber que pasaba de madres a hijas; ahora debemos poner ese conocimiento por escrito para evitar que se pierda», matizó. Pero el club no solo tiene esta tarea, sino que quiere poner en valor el trabajo de la mujer en la cocina asturiana y recuperar la memoria histórica culinaria de la región. «Enseguida los medios de comunicación se fijaron en nosotras y eso nos ayudó».

En la charla, Álvarez no se olvidó de narrar la evolución que se ha vivido en la cocina asturiana. «Antes en los pueblos, se tomaba leche en todas las versiones, yo recuerdo que tomaba cuatro al día. La pasta no la conocí hasta que tenía 14 años y las lentejas tardé en probarlas».

También el plato por excelencia de Asturias, la fabada, vivió tiempos distintos. «Ahora se hace con mucho compango. Los ancestros la hacían con una morcilla, sin chorizo y con tocino, no panceta. La proteína animal solo la comía el hombre, nosotras saboreábamos su sustancia», comentaba. Y pidió «un homenaje» para el pote asturiano.

El entusiasmo inicial de este colectivo, que aún perdura, fue tal que Amada Álvarez recordó ayer que «muchas cambiaron el descanso en su restaurante para poder reunirnos, lo que hacíamos una vez al mes en Oviedo».

Tuvo un recuerdo especial para María Luisa García, reconocida cocinera asturiana «a la que Asturias le debe mucho». Y aseguró que la pandemia «nos puede decir que igual hay que cambiar nuestras dietas».

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