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Padres y alumnos en el acceso al colegio Jovellanos de Gijón. Carolina Santos

Nueve de cada diez alumnos vuelven a clase en Asturias «con ilusión, aunque el miedo es inevitable»

Según ha informado Educación, los centros apenas han comunicado problemas relacionados con la pandemia, salvo ausencias puntuales por PCR positivos, casos sospechosos por síntomas entre el alumnado que han sido atendidos por los coordinadores covid, y contactos estrechos que han justificado su falta

e. rodríguez / a. jambrina / r. agudín / m. varela / a. fuente / b. g. hidalgo / l. ramos

Martes, 22 de septiembre 2020, 11:37

Los niños de Infantil y Primaria de Asturias, la última comunidad autónoma en iniciar el curso escolar, han vuelto este martes a las aulas después de que el decreto del estado de alarma por la pandemia de la covid-19 obligara al cierre de los centros a mediados del pasado marzo.

Nueve de cada diez escolares de las dos etapas educativas, en las que hay matriculados 63.929 alumnos, se han reencontrado con sus compañeros con emoción y también expectación ante la obligación de guardar las distancias e ir ataviados con mascarillas para los mayores de seis años y de utilizar geles hidroalcohólicos.

Según la Consejería de Educación, la primera jornada del nuevo curso se ha desarrollado sin incidencias destacables, salvo algún desajuste aislado en el transporte escolar, y con ausencias puntuales por PCR positivos, casos sospechosos por síntomas entre el alumnado y también contactos estrechos que han sido justificados.

Los más pequeños iban acompañados de sus padres, que han mostrado sus inquietudes dado que la pandemia de la covid-19 se encuentra en plena segunda ola, pero también, según ha dicho muchos, con la tranquilidad de saber que los centros educativos han hecho sus deberes en materia de seguridad.

Los colegios asturianos han recuperado las clases presenciales bajo estrictos protocolos y han organizado las entradas y salidas del alumnado de manera escalonada en función de los cursos.

También han probado los circuitos señalizados dentro de las instalaciones escolares, todo ello para garantizar la máxima protección en estos entornos donde se ha incrementado las tareas de limpieza y desinfección.

Los equipamientos educativos de ambas etapas cuentan con ratios máximas de 20 escolares por aula, lo que ha supuesto la creación de 511 unidades covid y la contratación de más de 530 docentes de refuerzo en Infantil y Primaria en la red pública y la enseñanza concertada.

Los equipos directivos han coincidido en señalar que en los últimos meses han tenido que adaptar sus instalaciones a la «nueva normalidad» escolar, lo que ha supuesto un gran sacrificio por parte del profesorado que también ha necesitado de la colaboración de las familias.

Gijón: «Todo va a ir bien»

Los alumnos gijoneses llegaban al cole con la mascarilla puesta y su bolsa con la de repuesto, el gel hidroalcohólico y los pañuelos desechables. «Muy contentos» de empezar. Sobre todo de reencontrarse con los amigos, aunque tengan que guardar las distancias y los nervios de sus padres «sean inevitables» en un momento sanitario tan delicado como el actual.

Mientras, en el exterior, un agente de la Policía Local vigilaba que los padres no dejaran el coche en la misma puerta, en el patio, parcelado para esperar a entrar en sus aulas, estaban esperándoles los profesores para darles la bienvenida. Así ha ocurrido en el colegio Miguel de Cervantes de Gijón, donde la entrada estaba adornada con globos y un cartel que rezaba: 'Todo va a ir bien', Arancha Urionabarrenechea extendía los brazos en un claro gesto de acogimiento. Izan, de primero de Primaria, le decía que estaba nervioso. Era su primer día en el colegio de 'mayores' y Arancha le confesaba que también ella sentía como si tuviese «caballos en el estómago». En un curso tan incierto como el que se avecina, es lógico, pero esta mañana la ilusión por recibirlos y por volver a la nueva normalidad podía por encima de todo.

«Ha ido todo rodado», indicaba la directora del colegio, Geles García, después del ensayo que hicieron el viernes con los niños de primer curso para que estuviesen más familiarizados con las normas de acceso a las clases. Más tranquila, después de semanas y semanas de trabajo, explicaba que el centro ha registrado «un 99% de asistencia». Solo ha faltado un niño por clase. Alguno por estar de vacaciones con su familia o por incidencias de otro tipo. El colegio tiene este año «una matriculación de récord»: 210 alumnos. Todos los niños, salvo uno, de la Escuela Infantil José Zorrilla han decidido ir al Cervantes. Este incremento ha obligado a habilitar una tercera clase en primero de Primaria: en concreto, el aula de Música. La ratio está en quince alumnos por aula en los primeros, entre 16 y 17 en segundo, tercero y cuarto, y en veinte en quinto y sexto, donde ya están al completo. «La experiencia ha sido altamente positiva», subrayaba Geles García, a quien el servicio de comedor le ha inquietado hasta el último momento. Sin embargo, casi en 'extremis', llegó la plantilla correspondiente y el servicio de Atención Temprana ya ha empezado con 17 niños y dos monitoras, y el de comedor lo hará con 56 comensales, distribuidos en trece grupos, y cuatro monitoras. También se ha reforzado la plantilla con un profesor para el aula de más de primero, con docentes de Pedagogía Terapútica y personal de limpieza.

«Hemos tenido todo el apoyo de la comunidad educativa», algo en lo que ha influido notablemente la unión generada entre profesores, alumnos y familias a través del proyecto de innovación educativa 'Cervantes, comunidad aprendizaje'.

Dentro, donde los niños se limpian las manos con gel hidroalcohólico y se les toma la temperatura, los niños asistían con asombro al seguimiento de la prensa. «Parecemos famosos», decían ya en sus sitios, dispuestos de formas poligonales para seguir avanzando en el aprendizaje cooperativo, y no en filas y columnas. «En todo momento, eso sí, se mantiene el metro y medio de distancia». Recreos a distintas horas y en distintas canchas, mesas por grupos estables en el comedor y separadas unas de las otras, material de juegos para cada grupo... Todo está organizado en el Cervantes para dotar a la comunidad de la máxima seguridad. «Que haya contagios será ya cuestión de azar. Vendrá de fuera, de dentro, no», indicaba su responsable.

Oviedo: «¡Cuántas ganas tenía de veros!»

La mañana también ha transcurrido con seguridad y tranquilidad en Oviedo. Con sus mochilas cargadas de libros y material escolar, los niños del colegio Germán Fernández Ramos volvieron esta mañana a las aulas. Se han habilitado tres entradas para poder mantener las distancias de seguridad y en intervalos de diez minutos fueron accediendo los casi cuatrocientos alumnos. «Chicos, ¡cuántas ganas tenía de veros!».

La encargada de recibirlos fue la directora, Azucena Fernández, que con el móvil en la mano controló que todo saliese a la perfección. Y todo fue según lo previsto. A las diez de la mañana, todos los alumnos estaban sentados en sus pupitres comenzando así las clases.

El tutor de 4°A, Fernando Fernández, se presentó. Es nuevo en el centro y uno por uno la veintena de alumnos fueron poniendo sus nombres en los folios que entregó. «Estamos trabajando también las emociones», indicó mientras los alumnos de tres años ya salían de las aulas. Ellos son los únicos que tienen periodo de adaptación.

El resto saldrá a las dos de la tarde y los que tienen comedor a las 16.30 horas. El centro «ha hecho un gran esfuerzo» para que todo salga a la perfección.

Avilés: «Ahora toca volver a la normalidad»

En general las familias fueron bastante cautas y acudieron a los centros escolares del municipio a la hora que los equipos directivos les habían citado para enterarse bien de cómo se iba a desarrollar el acceso a los centros y evitar aglomeraciones.

«En principio parece que todo está yendo a la perfección, los niños se están comportando y cumpliendo la norma de entrar por grupos solo cuando su tutor les llama y por la puerta que les indican. Al final somos los padres los que somos más irresponsables y nos agolpamos para verlos entrar y comprobar que están tranquilos», reconocía a las nueve de la mañana Isabel García, madre de Mateo que este año inicia el quinto curso de primaria en el colegio Enrique Alonso, uno de los más grandes de Avilés.

En los más pequeños, la entrada se desarrolló con más tranquilidad. Los alumnos del Marcelo Gago cumplieron la distancia de seguridad en el exterior del centro e incluso completaron la entrada de todo el alumnado en un tiempo inferior al que había programado el equipo directivo. «Nos ha sorprendido lo bien que lo han hecho las familias y los niños. Ahora toca volver a la normalidad poco a poco, aunque estas primeras semanas serán de adaptación porque llevan muchos meses en casa y no va a ser fácil», reconocía el director del Marcelo Gago, Javier Sarasola.

Galería. Varios padres despiden a sus hijos en un colegio de Avilés.

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Galería. Varios padres despiden a sus hijos en un colegio de Avilés. Marieta

Langreo: la receta, «tranquilidad y sentido común»

Un comienzo extraño y diferente pero lleno de ilusión en los centros educativos de las comarcas mineras. Profesores, dirección, administrativos y limpiadoras han trabajando a fondo para adaptar sus centros a los protocolos sanitarios. El metro ha sido una de las primeras alianzas entre los profesionales, se midieron espacios, pasillos, comedores, etc.

En el colegio Benedicto Bembribre Torre, de Langreo, hay 123 alumnos, tan sólo unos pocos se quedaron en casa. «Sabemos que el riesgo cero no existe pero queremos transmitir a las familias tranquilidad hemos tomado todas las medidas», apuntaba su directora, Águeda Almaraz. A la entrada se tomaba la temperatura, y se marcaba el camino a sus aulas, mientras se recordaba el uso de la mascarilla, la limpieza de manos y el respeto por la distancia social entre los pequeños

Galería. Alumnos del Río Sella de Arriondas siguen el itinerario seguro marcado en el centro.

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Galería. Alumnos del Río Sella de Arriondas siguen el itinerario seguro marcado en el centro. Xuan Cueto

Mieres y Pola de Lena: objetivo, evitar aglomeraciones

La primera jornada lectiva discurrió ayer sin incidentes en la comarca del Caudal; así se aseguró desde el Ayuntamiento de Mieres que había diseñado un plan de apoyo para las entradas y salidas de los centros educativos que, por su ubicación, número de alumnado y transporte escolar, puedan requerir de colaboración para controlar los momentos de mayor afluencia de gente.

El objetivo es evitar aglomeraciones y organizar el tráfico en las entradas y salidas, previniendo colapsos y garantizando la distancia de seguridad. Cabe destacar, en este sentido, que esta iniciativa pretende reforzar de manera específica el apoyo en esos momentos puntuales, si bien es cierto que de forma habitual se controlan las calles cercanas a los centros educativos en las horas de entradas y salidas. Desde el Consistorio lenense también se quiso destacar que no se registraron problemas-

Pero persisten temores propios de una situación inédita en los centros educativos. «Las familias han venido, no hubo absentismo en el alumnado y éste vino muy concienciado. El centro ha cambiado mucho por las normas sanitarias, y lo que esperamos es que no haya problemas con el servicio de transporte escolar y el comedor», explicaba el director del colegio público Horacio Fernández Inguanzo de La Foz de Morcín, Antonio Sierra. Explicaba que hay preocupación con el comedor ya que se está a la espera de un aumento de vigilantes para este servicio, añadía.

Oriente: «Confianza en los padres»

En el oriente la primera jornada lectiva también transcurrió con normalidad. Si bien en algunos centros, como el Peña Tú de Llanes, hubo algo de confusión a primera hora de la mañana hasta que los niños encontraron sus respectivas filas, los padres coincidían en señalar que «son los nervios del primer día, hay que dar un poco de tiempo para que todos nos acostumbremos». En el Río Sella de Arriondas los profesores habían elaborado un vídeo este lunes precisamente para explicar a los niños cómo proceder y el resultado fue que «todos los hicieron genial», según apuntó la directora, Ana González.

Una de las diferencias entre centros fue la toma de temperatura a los alumnos de forma complementaria a la que tienen que realizar todos los padres antes de salir de casa. Mientras en el centro parragués se les tomaba antes de acceder al patio, en otros, como el de Llanes, se confía en «el compromiso y la responsabilidad de los padres», pues «son muchos alumnos y no daríamos abasto», indicó la directora, Juana Tamés. Sí tomarán la temperatura, agregó, en caso de percibir que alguno de los pequeños no se encuentre bien, como también harán en el colegio rural agrupado Picos de Europa, según apuntó el secretario, Pablo Palacios. También en el colegio Las Arenas, en Cabrales, la jornada lectiva transcurrió con normalidad, y las únicas siete ausencias registradas estaban todas justificadas, señaló la directora, Anabel Díaz. En el de Cangas de Onís acudieron 455 de los 489 alumnos matriculados y su directora, Covadonga Vega, indicó que procederán a comprobar que las 34 ausencias estén justificadas.

Suroccidente: problemas en el transporte

El regreso a las aulas en el Occidente se llevó a cabo con entradas escalonadas, mascarillas, distancias de seguridad...pero tampoco faltaron los problemas con el transporte en algunos puntos de la comarca. En Cangas del Narcea diez alumnos siguen pendientes de una solución a la que la consejería de Educación se había comprometido en febrero, pero no llegó. En el CRA Río Cibeo una alumna de la escuela de Llamera volvió caminando a clase desde su casa en Llamera, pues no llega a 1,5 kilómetros la distancia que le garantiza dicho servicio. A ella se suman dos niños de El Pontón que acuden a clase en Limés. La comunidad educativa sostiene que desde que el Consorcio de Transportes de Asturias (CTA) asumió la competencia, «el servicio es un desastre» y esperan que el escrito remitido a la consejería solicitando la excepcionalidad logre paliar esta situación que arrastran desde el curso pasado. Otros siete estudiantes comparten el problema en el concejo: cinco estudiantes de Cibuyo que están escolarizados en el colegio de Vega de Rengos y dos niños matriculados en el colegio público de Obanca que llegan desde La Regla de Perandones para optar a comedor y otro desde Pomar de las Montañas.

También en Ibias el curso comienza arrastrando esta problemática. El vecino de Uría, Jose Luis Méndez vuelve a reorganizarse para cubrir el transporte al colegio de su hijo, de cuatro años, escolarizado en el colegio público Aurelio Menéndez, en San Antolín. «Sigo igual que el año pasado. En Ibias ya no hay ni plazas de taxi para poder optar a esta alternativa», lamentó el padre del menor. En su caso, la ruta escolar de Seroiro debería desviarse unos seis kilómetros para recoger al pequeño, pero no lo ha conseguido. Así las cosas, esta familia sopesa replantear su vida en Lugo (Galicia) donde trabaja la madre de cara al próximo curso en el que también tendrían que escolarizar a su pequeña.

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