MARIO ÁLVAREZ
GIJÓN.
Miércoles, 4 de noviembre 2020, 02:14
«Se me escaparon las lágrimas cuando algunos socios se acercaron a pagar su cuota a pesar de que el gimnasio no estará abierto este mes. Lo hicieron porque sabían que ahora lo necesito más que nunca». Emocionado por este gesto se expresó Fernando González, dueño de Gimnasio Charly, de Gijón, que tras 37 años de historia atraviesa su peor situación tras el cierre que ha decretado el Principado para frenar la expansión del coronavirus.
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A pesar de que González considera imprescindible reducir la cifra de infectados por la covid, no entiende por qué «las autoridades se ceban con los gimnasios». Este empresario pide al Principado que tenga en cuenta las estadísticas que indican que solo «un 0,2% de los contagios se producen en estos recintos».
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Desde su punto de vista, «no hay aritmética que sostenga esta decisión» y, eso, dice, «genera impotencia porque los gimnasios han respetado en todo momento las recomendaciones sanitarias». Incluso, algunos socios dejaron de acudir por haberse adelantado a implantar el uso obligatorio de mascarilla en sus instalciones».
Con su negocio cerrado, ruega que le eximan, a él y al resto del sector, de los gastos fijos porque «la situación es inasumible al quedarnos otra vez sin ingresos». De hecho, González no pide subvenciones ni ayudas de ningún tipo, «solo que se congelen los gastos» concluyó preocupado.
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