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La nueva vida de la excanciller alemana Entre pasteles ¿A qué se dedica Angela Merkel?

Solo en una ocasión ha hecho algo de autocrítica  de su mandato. Mientras tanto, la que fue considerada como 'la mujer más poderosa del mundo' conocida por defender con celo su vida privada, pasea, compra tartas y adorna su nueva oficina.

Martes, 14 de Marzo 2023, 15:36h

Tiempo de lectura: 4 min

Hay cosas que no han cambiado: Angela Merkel, a sus 68 años, se mantiene fiel a la mítica chaqueta fucsia sin solapas y a la gargantilla. ¿Para qué nos vamos a liar?, pensará. Por lo demás, la vida de la mujer que estuvo al frente de la Cancillería alemana durante dieciséis años poco se parece a la de aquellos tiempos. Casi no se la ve en público, pero acaba de ser fotografiada comprando alguna de sus tartas favoritas en una panadería del Mitte, en Berlín: el local de la chef y estrella de la televisión Sarah Wiener.

Con el pelo un poco más largo (y un poco más despeinado), Merkel no da mucho juego a los medios alemanes. Pasea, va de compras o al teatro. Como mucho, y según informan en DW, acude a su nueva oficina (le corresponde como exmandataria), que ella misma ha decorado. También se la ha visto acompañando a algún evento a su marido, el químico y catedrático de Fisicoquímica en la Universidad de Humboldt de Berlín, Joachim Sauer.

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La reina del tablero. Angela Merkel posa en su nuevo despacho, el que le corresponde como exmandataria y que perteneció a su mentor Kohl. Según DW, ella misma se encargó de decorarlo durante los primeros meses tras su retirada, incluidas las piezas gigantes de ajedrez.

De momento, tan solo ha concedido un par de entrevistas. En la última, para el semanario Die Zeit, Merkel pronunció sus primeras palabras de autocrítica hacia su gestión y reconoció que «debería haber reaccionado más rápido a la agresividad rusa» en la escena internacional. Es difícil no darse cuenta de la dependencia de gas de Rusia en la que dejó sumido a su país y las consecuencias económicas que ha tenido el cierre del grifo por parte de Putin. Durante la entrevista, también confesó su arrepentimiento por no haber realizado suficientes discursos para lograr que su país hubiese llevado al dos por ciento del PIB el gasto en defensa.

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A la ópera. La excanciller alemana acude con su marido Joachim Sauer al Festival de Bayreuth en julio de 2022, tal y como hizo durante los dieciséis años que estuvo en el poder.

Algo más personal

Nunca fue Merkel una mujer que dejara ver a los periodistas su verdadera cara. En una entrevista publicada en XLSemanal durante su mandato, la excanciller mostraba algo más de su vida personal. Nacida en Hamburgo en 1954, ese mismo año su familia se instaló en la Alemania del Este. Su padre era sacerdote y su madre profesora. Y tuvo una vida normal y relativamente integrada en la República Democrática. Merkel, que estudió Ciencias Físicas en Alemania Oriental, se sumó al cambio democrático en 1989 y un año después entró en la CDU, donde inició la fulgurante carrera política que la llevó a ser elegida canciller alemana en 2005. «No me importa mostrar mis sentimientos en público», contaba. Y añadía que el control sobre su rostro ha dejado siempre mucho que desear y que no le resultaría incómodo llorar en público. También habló sobre su sensación de estar sometida todo el tiempo al ojo público, sobre todo en referencia a las fotos que los paparazzi le robaron enfundada en su traje de baño durante sus vacaciones la isla italiana de Ischia y que dieron la vuelta al mundo: «No dejaré que unas fotos en traje de baño me arruinen unas estupendas vacaciones».

Una de las experiencias más curiosas que detallaba y que menos parecían ir con la imagen que tenemos de ella fue su intento de salir de la Cancillería por el montacargas de la cocina porque no quería ser vista. «Fue en mis comienzos como canciller. Quería ver si era capaz de moverme por allí sin que me captaran las cámaras. Pero el sistema de vigilancia funcionó», confesaba.

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Por una buena causa. Merkel recibe el UNESCO de fomento de la paz de manos de Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, y Alassane Ouattara, presidente de la República de Costa de Marfil, en febrero de este año. El jurado reconoce «su valiente decisión en 2015 de acoger a más de 1,2 millones de refugiados, en particular de Siria, Irak, Afganistán y Eritrea».

Por lo demás, Merkel tiene previsto escribir un libro con sus memorias políticas cuya publicación se espera para 2024 y en su país sigue disfrutando de una buen imagen. Según una encuesta publicada en Stern, el 72 por ciento de los alemanes considera a la excanciller como una de las jefas de Gobierno más importantes de la historia del país junto con Konrad Adenauer y Willy Brandt.

En definitiva, poca chicha para lo que se esperaba de la que fue considera como “la mujer más poderosa del mundo” según la revista estadounidense Forbes. Por eso, la expectación tan solo está puesta en los comentarios sobre la versión televisiva del libro Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada, de David Safier. Como la legendaria Miss Marple de Agatha Christie, la Merkel de ficción, ya jubilada, se muda a un pequeño pueblo junto con su marido y su perro Putin para dedicarse a hornear tartas y descansar. Lo malo es que el cuerpo le pide acción y pronto se verá involucrada en la investigación de un supuesto caso de suicidio. De momento, el paralelismo con la tarta ya lo tenemos en la foto.