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El bloc del cartero

Solidaridad

Lorenzo Silva

Viernes, 29 de Noviembre 2024, 09:37h

Tiempo de lectura: 3 min

Si algo se observa en los últimos años, según la digitalización extiende sus beneficios y sus estragos entre nosotros, es una tendencia al ensimismamiento que embarga por igual a los individuos y a las colectividades humanas. Nadie suele ya tener tiempo para ocuparse de otra cosa que reclamar atención y exigir que cesen los agravios, reales o no, de los que se siente víctima. En ese contexto, de pronto un acontecimiento catastrófico deja indefensos y a merced de la desgracia a cientos de miles de nuestros conciudadanos, y todos reparamos a la vez en nuestra común vulnerabilidad y nos sentimos llamados a sostener a quienes lo están pasando peor. Es la buena noticia en medio del desastre: la solidaridad no se ha perdido, solo la teníamos en desuso. Y los más jóvenes son quienes la recobran con más brío.


LAS CARTAS DE LOS LECTORES

Ser joven y marcharse lejos

Cómo duele, cuando se vive lejos. Ser joven y marcharse de España en busca de oportunidades no es nuevo. La falta de oportunidades en nuestro país empuja a muchos a emigrar. Nos dicen que es «una experiencia enriquecedora», que ganaremos independencia y conoceremos otras culturas. «Eres joven, disfruta». Pero pocos hablan de lo que esto supone: dejar familia, amigos, hogar; perder esos lazos que nos sostienen y vivir lejos de quienes siempre nos han apoyado. Y el dolor que eso conlleva, especialmente ante tragedias como la DANA, ante la que vemos la solidaridad de nuestro pueblo. Este golpe que sentimos en la distancia es también un recordatorio. ¿Por qué buscar fuera lo que debería estar al alcance? Que esta unión que experimentamos hoy nos impulse a construir un país con oportunidades para todos, con políticas que protejan nuestro derecho a un futuro sostenible y lleno de posibilidades. Para que nadie se vea obligado a elegir entre sus sueños y su hogar.

 Alicia Ayora Olmos. Berlín (Alemania)


España vuelve a estar de luto

¡Sí, nuevamente España está de luto! Lo estuvo cuando la mortal y fatídica covid nos arrebató de forma inmisericorde a todas aquellas personas que no hemos olvidado ni lo haremos nunca mientras vivamos. Lo estamos ahora también por las consecuencias de la devastadora DANA. Tenemos nuestras almas compungidas y nuestros corazones rotos por la desgracia de tantas pérdidas humanas. ¡Seamos humildes y no subestimemos la naturaleza, no ocupemos sus espacios, seamos humildes! A esta catástrofe natural, contra la que en cierta medida no se ha 'podido' luchar, y que tanto daño nos ha causado, le tenemos que añadir las miserias humanas que tanto ácido están vertiendo sobre las heridas abiertas y difíciles de curar; lo que provoca hasta límites inimaginables un mayor dolor para quienes lo están padeciendo. Perdonad, si es que podéis hacerlo, a todos aquellos que por obligación humana e imperativo legal tenían que haber hecho y no hicieron. Se reaccionó tarde, mal y con insuficiencia de medios. Habrá que pedir responsabilidades a gestores mediocres, y tendremos que revisar en profundidad los protocolos de actuación. Para los que habéis sufrido y estáis sufriendo tanta desolación, sabed que la gran mayoría de los españoles estamos con vosotros de forma incondicional, y que colaboraremos dentro de nuestras posibilidades para que más pronto que tarde recuperéis aquello que es recuperable. Sabed también que pediremos por todos los que se fueron, y también para que tengáis fuerzas con el fin de afrontar el duelo por las pérdidas de los seres queridos, y para afrontar la dura tarea de reconstrucción que tenéis por delante.

David Bermejo Redondo. Getxo (Bizkaia)


LA CARTA DE LA SEMANA

Solidaridad

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+ ¿Por qué la he premiado?

Por si sirve de aviso e iluminación a quienes se escuchan, más que escuchar al resto.

Solidaridad, qué gran palabra. La escuché por primera vez en el colegio, a mis 12 años, y le dije a mi padre que había descubierto una bonita palabra, y él me contestó que se escucharía bastante en España. Después vino la democracia y cambiaron muchas cosas para bien, y ya no la escuché tanto, quizá porque todos teníamos nuestros derechos asegurados. En 1980 se creó el sindicato Solidaridad en Polonia (Federación de Sindicatos), creado por Lech Walesa. De nuevo esta hermosa palabra tomó protagonismo. Muchos años han pasado y, por desgracia, la palabra vuelve a estar de actualidad: la han puesto de moda los miles de jóvenes voluntarios desplazados de todos los puntos de nuestra geografía y de fuera de ella para ayudar al pueblo de Valencia. No son la generación de cristal como algunos piensan: solo necesitaban un motivo. La sociedad civil avanza mientras los políticos siguen a lo suyo; tal vez se olvidan de que los ciudadanos tenemos la fuerza y el deber de poner y quitar gobiernos.

Victoria Lalanza Tejada. Zaragoza