Otra fiesta del Sporting en El Molinón

Rubén Albés empujó al campo un once muy medido y poco abanicado. Revolución, la justa. Hasta siete titulares en Elche recibieron la invitación para repetir tres días después en Gijón. La aventura de las rotaciones, con el precinto a la semana el domingo en Albacete, un viaje organizado. Corto de experimentación, exigente para los pulmones y piernas de Guille, Olaetxea, Nacho Méndez y 'Duba'. Caicedo, discutido y respondón con su primer gol, llevó la bandera del ataque.

El Huesca saludó con aspereza y orden. Apretando líneas, cediendo balón y presionante arriba. Un oponente poco estético y muy engrasado en su fútbol. Se anunciaba, pese a la baja de peloteros tan elementales para Antonio Hidalgo como Sielva y Kortajarena, un hueso para la naturaleza voladora del Sporting. Incómodo en el fútbol estático.

Pero el tapón, madrugador, saltó por los aires a los cinco minutos. Un pasado saque de esquina –una de las fortalezas forasteras– se le hizo bola al Huesca. El balón no se alejó apenas del perímetro de Juan Pérez. Regresó con muy mala uva tras un centro de Nacho Méndez, estupendo en esta fase de la temporada. Desafinó en el despeje Gerard Valentín. Tocó Olaetxea. Y bingo, sí, de Jordy Caicedo. 1-0. Avalado por su entrenador horas antes, su descorche como rojiblanco fue de lo más oportuno. El ecuatoriano, guerreando con Enrich, saboreó el doblete un pestañeo después. Pero su cabezazo se fue tirando besos al poste, protestando él un agarrón.

El castañazo obligó a Hidalgo a cambiar el paso y arrear. De perdedor, la carrocería del Huesca parecía excesiva, conservando los tres centrales y cargando siempre por la autopista del explosivo Gerard Valentín y con la punta de velocidad de Soko. Pero su paso al frente encanijó un poco al Sporting, nervioso con el pie, sometido por envíos laterales y estrategias. Un flan con el balón, extraviado con reiteración. Durante un rato, el equipo perdió el hilo con sus delanteros frente a un contendiente muy físico, sobre todo el delantero camerunés. Pero era un duelo pendular, pasó el mal trago y el agobio sin grandes daños.

Tras la lluvia, el Sporting volvió a lubricar y a salir de caza, con Caicedo muy participativo y solvente. Un centro del delantero, tras un profundo pase de Nacho Martín, se dio un garbeo por delante de la portería del Huesca. A Queipo le faltaron piernas y un par de metros para embolsar. El Sporting, con su granítico delantero de diana, templó el pie y espigó. Más cómodo con el Huesca empotrado. Más errático y peligroso cada vez que la pelota regresaba y la sobaba cerca del rancho de Yáñez. Un equipo construido para la aventura. No tanto para el ataque estático y la salida aseada. Javi Hernández dio una pequeña colleja al Sporting, con un disparo de catalejo, tras una cadena de patinazos, pérdidas de balón y malos despejes de los gijoneses. Nada del otro jueves. Pero un aviso para navegantes. El encuentro, a muchas millas del precinto.

La referencia de Caicedo, una musculosa pértiga, transformó el ataque de los de casa. Aumentó el porcentaje de centros al área, con demasiados pretorianos del Huesca patrullando para no consentir su embestida. Pero el ecuatoriano se expresaba poderoso. Loureiro se interpuso en otro testarazo suyo, con el equipo de gobernador y bombeando mucho saque de esquina.

El partido siguió apretado tras el descanso, con algo más del Sporting, pero sin que el Huesca capitulase con un marcador tan prieto. Nacho Méndez, con la escoba para robar y buen pie para remachar, tuvo la sentencia en dos ocasiones. Habría sido un broche justo a su estupendo partido. El luanquín, 'MVP', con el otro Nacho cerca. Otero y Gaspar dieron tregua a Caicedo y 'Duba'. Piernas frescas. Gelabert asomó poco después y estiró más al Sporting, que sentenció con Gaspar. Asistiendo, Nacho Méndez. Todocampista. Kevin y 'Campu' corrieron el final, tragando saliva hasta el último segundo por ese infortunio de Róber Pier.