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Si este domingo ganase el Zaragoza, que tiene una dramática contienda en La Romareda ante el Mirandés, el Sporting de Gijón irá a jugar ... el domingo a Elda a dos puntos del descenso. El proyecto vive uno de los momentos más delicados de los últimos años, a falta de ocho partidos para el final de la temporada, en una caída libre que no termina y que ya se ha cobrado a Rubén Albés como primera víctima. La salida del circuito profesional en el que siempre ha estado integrado el club es un riesgo muy real. Este sábado, en un final de partido de pesadilla, espantoso, con peticiones de dimisión para la directiva, el Tenerife renació tumbando al Sporting, muy tocado. Un flan todo el tiempo, pese a que se adelantó con un gol de penalti de Juan Otero, sobre todo en las acciones de estrategia.
A cuatro puntos del descenso ya salió a jugar el Sporting, tras la victoria del Eldense en Cartagena y su adelantamiento al Zaragoza, pendiente de su partido de hoy. Descabalgando al canterano Iker Martínez de la lista, con Guille apto, jugando con un vendaje por debajo de su rodilla derecha, Rubén Albés desempolvó su once más manido. Y cortó con la fase de experimentación ante su gran final. En la sacudida retornó el Olaetxea mediocentro, con mudanzas temporales a la defensa, y Róber Pier, asociado con el Diego central.
Álvaro Cervera acalambró el choque desde que el Tenerife tocase el primer balón. Pequeños mordiscos al reloj, invocando nervios en el Sporting. Hubo algo de precipitación en el arranque, marcado por el cálculo forastero. Dubasin elevó el ánimo de la grada al boicotear con raza, auxiliando a Guille, un ataque de Waldo. Pero, de entrada, no hubo detonaciones en las áreas. El Tenerife trataba de bajar pulsaciones al partido, interesado en un encuentro controlado y largo. El Sporting quería abrir gas y salir escopetado hacia Édgar Badía, aunque el once de Cervera replegaba bien. Así, el despertar del choque fue democrático.
Sporting
Yáñez; Guille, Róber Pier (Campuzano, m. 72), Diego, Pablo García (Cote, m. 79); Olaetxea; Nacho Martín (Gelabert, m. 79), Nacho; Dubasin, Otero (Caicedo, m. 86) y Nico (Dotor, m. 72).
1
-
3
Tenerife
Édgar Badía; César, Sergio González, Mellot, David Rodríguez; Luismi (Fabio, m. 77), Aitor Sanz, Bodiger (Gallego, m. 59), Waldo (Marlos, m. 77); Diarra (Juande, m. 59) y Maikel Mesa (Cantero, m. 59).
Goles: 1-0: minuto 50, Juan Otero, de penalti. 1-1: minuto 68, Sergio González. 1-2: minuto 71, Waldo. 1-3: minuto 83, Gallego.
Árbitro: Muñiz Muñoz, del Comité Aragonés. Amonestó a Pablo García, Nacho y Sergio González.
Incidencias: Nacho Méndez y Aitor Sanz, capitanes. Sacó el Sporting. Antes se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la tragedia en la mina de Cerredo.
Antes del cuarto de hora, a por un centro pasado de Pablo García corrió Lander Olaetxea. En el momento de conectar su remate de cabeza, el mediocentro parecía agarrado por David Rodríguez. El Molinón clamó por un posible penalti. Pero el zaragozano Muñiz Muñoz no consideró ese veredicto. Tampoco la moviola.
Continuó el choque, con Nico Serrano participativo y desequilibrante, pero casi siempre errático en la última decisión. Fue el visitante Waldo, no obstante, el primero que dio con una portería. Voleó un centro, picado, de Maikel Mesa. Pero Yáñez, estupendo, apagó el incendio con El Molinón tirándose de los pelos. En la estrategia, el 'Tete' también disparó algún suspiro en la grada, creciente en el partido.
Dubasin y Nico Serrano intercambiaron sus bandas para provocar otras situaciones y desconcertar un poco al pétreo y competitivo Tenerife de Cervera. Un hueso. Entre medias, Pablo y Luismi representaban mejor que nadie la tensión del día, enredados en un agrio duelo. La primera mitad transitaba por una inquietante escala de grises. Sin gobernador, con el Sporting muy nervioso y sin ocasiones. Y si alguien intimidaba, era el Tenerife en los saques de esquina. Más entero en el duelo.
El once de Albés entró en la segunda mitad igual de inquietante que salió de la primera. Pero, tras un saque de banda, Juan Otero encontró el camino hacia el gol. El desatascador, una mano clara de Bodiger dentro del área de Badía. El colombiano, que la había invocado con un centro-chut, castigó al Tenerife con su acertado pateo, con algo de suspense porque el meta adivinó el sitio. Pero puso al fin en ventaja a su equipo, un manojo de nervios. Con el viento a favor surgieron los espacios. Y Álvaro Cervera no tardó en meter mano. Tres cambios del tirón, con el gigante Enric Gallego de bandera en su ataque.
Los cambios del Tenerife prendieron y en tres minutos, el once canario dio la vuelta al partido. Primero en un error de marca, tras el enésimo saque de esquina del 'Tete'. Y segundo, en un fallo de Yáñez, al que se le escurrió un duro disparo de Waldo. Con el Sporting grogui, el borde del abismo a falta de veinte minutos, Albés prescindió de Róber Pier y pasó a jugar con dos delanteros, metiendo a Campuzano y, también, a Dotor. Luego siguió con Gelabert y Cote. Y con Caicedo. Entre medias, el Tenerife hizo el tercero.
El Molinón ya estaba medio vacío cuando el colegiado Muñiz Muñoz pitaba el final del partido. Los aficionados que quedaban en el campo se volvieron contra el palco, con peticiones de «directiva, dimisión», silbidos para los futbolistas, muy tocados, y cánticos de «esta camiseta no la merecéis». Quedan ocho partidos para el final. Y el Sporting vive una de las situaciones más delicadas y dramáticas de los últimos años.
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