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Un sector de la afición despidió a los jugadores y directivos con gritos y pitidos. Arnaldo García
El Molinón se harta: «¡Directiva, dimisión!»
Las consecuencias de la derrota del Sporting

El Molinón se harta: «¡Directiva, dimisión!»

La afición carga contra la gestión de Orlegi y contra los jugadores, abucheados a la salida del estadio, con presencia de la Policía

Javier Barrio

Gijón

Domingo, 6 de abril 2025, 00:09

El Molinón dijo basta. Antes del final del partido, con el goteo de goles del Tenerife al Sporting de Gijón, se escuchó bien alto: «¡Directiva, dimisión, directiva, dimisión!». Y luego, tras el choque, se multiplicaron los gritos contra la gestión de Orlegi y los futbolistas, que tuvieron que escuchar un cántico muy doloroso: «¡Esa camiseta no la merecéis!». Ya en el aparcamiento hubo más abucheos para los jugadores, protegidos por un fuerte dispositivo de seguridad. También en el palco, tras el tercer gol del Tenerife, se reforzó la seguridad. Fue una noche muy dolorosa y en la que se vivieron escenas muy tristes. A varios jugadores y a los técnicos se les pidió esperar para salir.

La liturgia prepartido fue otra cosa, alejada de esa terrible despedida. Desde el recibimiento, con centenares de sportinguistas aguardando al equipo, hasta la previa al encuentro en el interior de El Molinón. Hubo un minuto de silencio para honrar a los mineros fallecidos en el accidente de la mina de Cerredo, Degaña, y el Coro Minero de Turón interpretó el emblemático 'En el Pozu María Luisa', pero lo hizo con una adaptación libre por lo sucedido. A muchos aficionados les dejó un nudo en la garganta.

Antes, como en los grandes partidos del Sporting de los últimos tiempos, la pianista Sofía Campo Tuero llevó con sus manos la emoción sportinguista al máximo nivel. Interpretó el popular 'Es mi Gijón', creado por el artista gijonés Enol. «Me gustaría que el que se sepa la letra de esta canción la cante, pero me gustaría más que nos dejemos la garganta animando al equipo durante los noventa minutos, que es lo que necesita», pidió. Las notas que emitió su piano conectaron con la entrada al campo del coro minero, lo que generó un ambiente muy especial.

Ya cuando el balón empezó a rodar, llegó el sufrimiento, con la alcaldesa Carmen Moriyón y Juan Cofiño en el palco, presenciando un descalabro mayúsculo.

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