ÓSCAR PANDIELLO
GIJÓN.
Jueves, 1 de marzo 2018, 04:26
Después de muchos años pateando la pelota en campos modestos, barrizales varios y descampados repletos de carbonilla, el 22 de diciembre de 1968 un joven ovetense se preparaba para dar el salto al fútbol profesional en el estadio Benito Villamarín, en Sevilla. ... Enrique Castro, con 19 años cumplidos dos meses atrás, contaba con una trayectoria en el CD Ensidesa y el aval de ser hermano de Jesús, un talentoso portero que con 16 años ya había tenido minutos en la temporada 1967-68. Sus habilidades rematando balones a la red convencieron al técnico sportinguista, Carriega, para apostar por el mayor de los Castro ante el Real Betis.
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El partido, como aún seguiría recordando nítidamente muchos años después, acabaría con derrota. «Fue con un gol de cabeza de Quino. Estaba de portero el mi hermano, se tira, pega en el larguero, le pega en la espalda y entró. Me acuerdo como si estuviese viendo el gol ahora», recordaba 'El Brujo'. Esa fue la primera piedra de una carrera profesional que se acabaría convirtiendo en leyenda. Su primer gol con la camiseta rojiblanca no se haría esperar. Una semana después de su debut, en su primer partido en El Molinón, anotaría el empate definitivo (1-1) ante el Racing de Ferrol.
En esta primera temporada en Segunda, en la que formaba junto a Churruca, Valdés, Echevarría o Puente, ya pudo anotar su primer hat-trick como profesional. Sería el 9 de marzo de 1969 ante el Sevilla y, desgraciadamente para los rojiblancos, estos tres goles no servirían para llevarse la victoria, ya que el partido acabó finalizó con empate a tres. Los años pasaron y, ya con el Sporting en Primera División disfrutando de una de sus mejores épocas, las tardes de gloria del Brujo no pararon de sucederse.
Una de las víctimas favoritas de 'El Brujo' fue el Espanyol, que se plantó en El Molinón en diciembre de 1973 con un ambiente enrarecido entre la parroquia sportinguista. La prensa catalana había sugerido que los hermanos Castro no estaban contentos en Gijón, por lo que pedían ser traspasados al Barcelona. Una vez desmentidos los rumores a través de un comunicado, Quini mostró su fidelidad hacia el Sporting con goles: otro hat-trick para su cuenta y fin del culebrón. Dos años después, el 9 de noviembre de 1975, Quini lideraría otra abultada victoria sobre el Espanyol con cuatro tantos. Esa temporada, el delantero rojiblanco conseguiría su tercer trofeo Pichichi -segundo en Primera- mientras que, paradójicamente, el Sporting acabaría descendiendo en última posición.
Antes de abandonar Asturias para recalar en Barcelona, la temporada 1979-80 volvió a resultar mágica para 'El Brujo'. Anotó 24 goles -su cifra más alta hasta la fecha-, se volvió a llevar el trofeo Pichichi y dejó varios partidos que nunca se olvidarán entre el sportinguismo. El 28 de septiembre de 1979, el Barcelona de Asensi, Simonsen o Rexach visitaba El Molinón en la séptima jornada de liga. El Sporting solo había sumado victorias en liga y ante el conjunto catalán no dio opción. Tres goles de Quini y otro de Enzo Ferrero cerraron un rotundo 4-1 que muchos, a día de hoy, todavía recuerdan.
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Sus dos primeras temporadas en Barcelona fueron brillantes. Los aficionados culés todavía recuerdan la efectividad del '9' asturiano con enorme cariño. No en vano, las dos primeras temporadas en el equipo catalán consiguió su cuarto y quinto trofeo Pichichi, un hito que muy pocos han conseguido en Primera División. El 20 de diciembre de 1981, por ejemplo, el Clásico se decidió en el Camp Nou gracias a un doblete del delantero. Cuando Juanito había anotado el 1-1, anulando el gol de Alexanko en el minuto 7, Quini se encargó de dar carpetazo al partido con un doblete en apenas siete minutos.
'El Brujo' decidió cerrar su carrera en el Sporting, club al que volvió en 1984 tras ganar dos Copas del Rey, una Supercopa y una Recopa. Su último partido como profesional, precisamente, fue ante el Barcelona, en El Molinón. Fue un partida que el Sporting ganó 1-0 y en el que Quini entró a modo de homenaje en el minuto 89. Con la Selección Española disputó 35 partidos y anotó ocho goles. El único doblete lo consiguió contra Escocia el 20 de noviembre de 1974.
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A sus 37 años, y después de una vida dedicada al fútbol, el anuncio de su retirada supuso un antes y un después para el Sporting, que organizó un partido de despedida. El invitado fue el Real Madrid y, la sorpresa, Schuster, que jugó con la rojiblanca como muestra de amistad hacia Castro. Era 21 de agosto de 1987 y, cuando el partido estaba finalizando, Quini fue sustituido para que El Molinón le ofreciese su cariño por última vez como jugador. 'El Brujo' saludó a la grada, cedió el brazalete de capitán a Cundi y besó el césped de El Molinón sin apenas creerse tanto cariño.
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