El Grupo Orlegi propone desplazar unos metros El Molinón para ampliar su tamaño

Las preguntas que se hacen ahora mismo muchos aficionados son numerosas y, aún, no resueltas de cara a la candidatura del estadio más antiguo de España como sede del Mundial 2030. ¿El Molinón va a sufrir una profunda remodelación que la alcaldesa Ana González valoró en 40 millones? ¿El proyecto que maneja el Grupo Orlegi llegará cargado de novedades? ¿Habrá cambios verdaderamente sustanciales en una instalación, no se puede olvidar, municipal? Y la respuesta a todas ellas es la misma: un sí rotundo.

El Sporting, con una delegación encabezada por el presidente del consejo de administración, Alejandro Irarragorri, el presidente ejecutivo, David Guerra, el vicepresidente Martin Hollaender y el arquitecto que firma el proyecto que debe adecuar el estadio a las condiciones exigidas, Fernando Sordo Madaleno, hizo presencia en la mañana de ayer en la sede de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ubicada en la localidad de Las Rozas.

Allí, a falta del presidente Luis Rubiales, que se encontraba fuera de la ciudad, fueron recibidos por el secretario general de la Federación, Andreu Camps i Povill, el director del Departamento de Internacional de la RFEF, Jorge Mowinckel, y el director del Gabinete de la Presidencia del Consejo Superior de Deporte, Juan María Fernández Carnicer. Lo que el club definió como «una visita de cortesía» no estuvo exenta de contenido, desvelado durante la casi hora y media que se prolongó la reunión.

Bajo el brazo del arquitecto Fernando Sordo Madaleno, una maqueta de lo que puede ser El Molinón 2030 y vídeos, varios vídeos, sobre las obras a realizar, su prevista evolución y el resultado final no solo del propio estadio, sino también de su entorno, que también será intervenido. Un proyecto recibido, por aquellos que fueron testigos de su presentación, con los mejores calificativos. De hecho, en el seno de la sede del fútbol español se habló de tres términos a la hora de valorar la propuesta sportinguista: «Ilusionante, transformadora y ganadora».

Orlegi, en definitiva, quiere con su nuevo estadio encabezar la vanguardia del fútbol y de la oferta deportiva y de ocio. El proyecto supondrá una remodelación importante -«muy importante», precisan fuentes presentes-, que obligará a resolver problemas de edificación y urbanísticos porque, en la práctica, se va a hacer un campo nuevo. De hecho, el proyecto incluye una peculiaridad: desplazar El Molinón unos metros. Todo ello afectará también al entorno actual de la instalación municipal, con la construcción, por ejemplo, de un macro párking que solucione el actual problema de aparcamiento y también el futuro, derivado del propio crecimiento del estadio, que se 'comerá' un buen número de plazas actuales.

Cuando termine la transformación del nuevo El Molinón arrancará, a juicio del Grupo Orlegi, una nueva etapa en la historia del Sporting. El propietario del club, que entiende que el estadio decano del fútbol nacional debe participar ineludiblemente en una cita como un mundial de fútbol, no ha dejado de recibir parabienes.

La obra, no obstante, afronta muchos retos. Entre ellos, la financiación, que en buena parte dependerá del grado de apoyo desde las arcas del Gobierno central y de la implicación de los grandes patrocinadores dado el elevado coste del proyecto, y la concesión suscrita por el Ayuntamiento con el Grupo Cafento para la explotación de los bajos de El Molinón, que no finaliza hasta el 2050 y que afectaría a los establecimientos de todo tipo instalados en el estadio.

A ello se suma, no hay que olvidarlo, que se han presentado otros catorce recintos candidatos a albergar la cita mundialista 2030: Riazor, Balaídos, San Mamés, Anoeta, La Cartuja, La Romareda, RCDE Stadium, Camp Nou, Bernabéu, Metropolitano, Nuevo Mestalla, Nueva Condomina, La Rosareda y el estadio de Gran Canarias, y solo once serán los elegidos.