Una defensa del liderato como en casa

Enclenque en recursos, pero bien engrasado en la tradición futbolística vasca de toda la vida, la mudanza forzada a Lezama le ha desorientado un poco en su rendimiento, pero, con todo, aún no ha hincado la rodilla como inquilino en las instalaciones del Athletic. Las mismas que inspiraron Mareo hace 43 años y que el Sporting pisará por primera vez en su historia, vestido extrañamente de blanco por imperativo arbitral, para disputar un partido oficial. El último antes de entrar en la liturgia del derbi.

La previa de este enfrentamiento viene preñada de alicientes. Y no solo por el estacionamiento histórico en Lezama. La 'Mareona' disfrutará esta tarde de un primer paso hacia la normalidad, desconfinada tras un año y medio de recogimiento forzoso en el sofá de casa por la pandemia. Unas 280 entradas fueron distribuidas en los días previos, pero la cifra podría irse hasta los 300 aficionados, que animarán al once de Gallego en el campo número 2 de Lezama, distinguido por el imponente arco del viejo San Mamés. Una blanca estructura que se trasladó desde el centro de Bilbao hasta las instalaciones del Athletic, que cuida como nadie los detalles.

A las puertas del derbi, con Guille Rosas y Rivera lesionados, Gallego sacudirá el once inicial, con algo de incertidumbre. Entre las principales dudas figuran el acompañante de Babin, que saldrá de la duda entre Marc Valiente y Berrocal, y la posible entrada de Gaspar. El canterano cerró el mes de septiembre a todo gas, dando la victoria al Sporting ante el Málaga, y se ha ganado la titularidad. Esto desviaría el debate hacia 'Puma' Rodríguez, que será baja en el Tartiere por la llamada de Panamá, y Aitor García, relevado en la primera mitad del último partido.

La singularidad del Amorebieta, con carrocería dura de tres centrales, también podría propiciar otra pirueta en la pizarra: los dos atacantes, una rendija por la que se colaría Campuzano. Villalba, en este supuesto, se desviaría un poco como sucedió en el último encuentro. Es una carta que se guarda Gallego para combatir a un contendiente que mantiene el músculo y espíritu del curso pasado. Buena parte del once, incluidos sus dos delanteros, hicieron al Sporting sudar la gota gorda el año pasado en la Copa. Más aseado con el balón, el Amorebieta conserva su embestida directa, lanzado por carrileros como Larrabal y con Obi con la bayoneta cargada.