Cuando la soledad te lleva a convivir con la muerte

«Guardó el cuerpo en la casa porque no quería estar separado de su esposa en vida ni, lamentablemente, en la muerte», recogían los medios británicos. La soledad es un mal endémico en la sociedad actual y la pandemia la ha agravado pero también ha destapado numerosos casos.

Esta misma semana, la Guardia Civil localizó a una mujer de 77 años que llevaba semanas conviviendo con el cadáver de su gemela, de la que jamás se separaba, en su casa, en una pequeña localidad salmantina de apenas cien habitantes, en el municipio de Arcediano.

Otro hermano dio la voz de alarma, extrañado tras no saber nada de ella y recibir largas cada vez que preguntaba por 'Anita'. Cuando los agentes llegaron a la vivienda, se encontraron a la mujer muerta, se cree que por un ictus, y a su gemela en un estado mental deteriorado. Según sus vecinos, podría padecer Síndrome de Diógenes, además de otros males.

Las hermanas habían regresado al pueblo tras trabajar como maestras en Madrid y vivían en condiciones insalubres en una vivienda llena de basura, sin luz, agua corriente ni calefacción. Apenas se relacionaban con el resto del pueblo, pero siempre estaban juntas. «Con el paso de los años se fueron demenciando», explicaba una vecina a un programa de 'Telecinco'.

El suceso recuerda a otro ocurrido hace casi dos años en Alicante, cuando una mujer a la que se han diagnosticado problemas psicológicos convivió durante unos veinte días con el cadáver de su hermana en el piso que ambas compartían en Alicante, hasta que acudió la Policía alertada por los vecinos de malos olores.

En Oviedo, en 2018, un anciano totalmente dependiente pasó al menos dos días con el cadáver de su cuidador, en la céntrica calle Doctor Fleming. Para cuando la Policía acudió alertada por un amigo de ambos, el hombre llevaba muchas horas sin comer, ni ir al servicio y sin ningún tipo de cuidado. En la cocina yacía su cuidador y su cuerpo comenzaba el proceso de descomposición.