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J. M. PUGA
GIJÓN.
Sábado, 14 de marzo 2020, 04:02
Los hosteleros asturianos apelan a la responsabilidad social. Muchos tomaron la decisión de cerrar sus establecimientos como medida preventiva contra el COVID-19. «Lo hacemos para velar por la salud de nuestros clientes y empleados», resume Pedro Morán, de Casa Gerardo, que ... hoy ya no abre. Está llamando a los clientes que aún tenían cita para informarles de la nueva situación. «Resolveremos dudas por teléfono», apunta.
Esta semana no ha sido fácil. Los teléfonos de los establecimientos no han dejado de sonar para cancelar reservas. Si los Morán tuvieron entre 30 y 40 anulaciones de mesas previstas para este fin de semana, en Somió Park no se quedan atrás. «Nos han cancelado desde el lunes el 99% de las citas», concreta la directora, Azucena Menéndez, al tiempo que incide en que «estos días, estamos llevando al extremo nuestro protocolo».
La falta de pasos claros a seguir es una queja generalizada del sector, que antes de que el Gobierno regional planteara el cierre de negocios, ya había tomado medidas unilateralmente. Chefs como José Antonio Campoviejo (El Corral del Indianu) y Ricardo Sotres (El Retiro) ya optaron ayer por no abrir o hacerlo a medio gas ante el llamamiento a no salir de casa. Otros muchos no lo hicieron por las dudas, porque les han advertido de que, quizás, no se podrían acoger a ayudas si lo hacen de forma anticipada. Es el caso de Cristina Rey, propietaria de La Gitana y El Rey: «Estamos deseando que nos manden cerrar», confiesa.
«Tenemos que ser sensatos para lograr quitarnos esto de en medio cuanto antes», clama Jaime Uz, haciendo referencia a una situación inédita hasta ahora y que «afecta por igual a todas las personas y a todos los niveles». Salvo cambios de última hora, pretende cerrar Arbidel y Lena el domingo por la tarde.
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«El negocio no es la prioridad ahora, lo es la salud», concreta Luis Alberto Martínez, de Casa Fermín, que hoy ya no recibirá clientes. A la larguísima lista de grandes nombres de la restauración patria que han optado por cerrar sus puertas como medida preventiva se suman los hermanos Manzano con todos sus negocios, Casa Farpón, Ca'Suso, Mamáguaja, El Merendero de Covadonga, Ambigú, TC 28, Monte...
Lo que vendrá después nadie lo sabe. Ni siquiera tienen claro cuándo podrán abrir. Tampoco qué pasará entonces. «Lo que me preocupa es cómo hacer los pagos con el restaurante cerrado», advierte Isaac Loya, al frente del Real Balneario, a quien después se le solaparán los eventos.
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