La verdura odiada por muchos, pero que previene el cáncer y es perfecta para las dietas

Cada vez tenemos más presente la importancia de lo que comemos, ya lo decía Hipócrates «Que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu comida». Aún así, hay productos que escasean en los menús de muchos a pesar de los beneficios que aportan por la fama que tienen y que son muy imporTantes para mantener una alimentación saludable.

Este es el caso de la hortaliza de la que vamos a hablar hoy, la coliflor, una verdura que o se odia o se ama pero que todos deberíamos incluir en nuestra dieta habitual por la cantidad de nutrientes que aporta.

Según el Índice de Densidad de Nutrientes Agregados (ANDI) en el que se destaca la densidad de nutrientes por gramo en una escala de 1 a 1.000, la coliflor, con 315, estaría entre los 20 primeros.

Esta crucífera está cargada de vitaminas del grupo B como la B1, B2, B3, B6 y ácido fólico, pero también contiene gran cantidad de vitaminas C, K y E. A ellas, hay que sumar el aporte de minerales vitales que proporciona como son el calcio, el magnesio, el fósforo, el potasio y el manganeso y, además, la cantidad de grasa que contiene es muy pequeña pero el aporte de fibra, proteínas y aceite omega 3 si es significativo.

Con esta introducción ya se puede hacer una idea de la importancia de incluir esta hortaliza, que forma parte de una gran familia de vegetales que incluye el brócoli, la berza, el bimi o el repollo, en el menú de manera regular, sin embargo, para los que todavía no lo tengan claro, vamos a ver qué beneficios para la salud puede ofrecer.

Según un estudio publicado en la revista Molecular Nutrition & Food Research, la coliflor contiene sulforagano e isotiocianatos que contienen elementos anti estrógenos que pueden ayudar a retrasar el crecimiento de las células cancerígenas. Lo que ayuda a la hora de enfrentar el cáncer.

Además, se considera que puede ayudar a prevenir algunos tipos de cáncer como son el de colon, próstata, mama, ovario o pulmón, entre otros.

Ya hemos mencionado el gran aporte de fibra que ofrece esta hortaliza lo que hace que sea muy útil para la digestión y favorezca la eliminación de toxinas del cuerpo.

Por otro lado, hay que sumar el sulforafano que protege el revestimiento del estómago y el Kaempferol que tiene un importante poder antiinflamatorio, lo que hace que comer coliflor disminuya el riesgo de padecer úlceras estomacales.

El importante aporte de vitamina K hace que esta crucífera tenga propiedades que ayudan a estabilizar la circulación sanguínea, además, ayuda a combatir la presencia de lípidos en la sangre y evitar su acumulación, algo que podría derivar en problemas cardiovasculares como la aterosclerosis.

La coliflor ayuda a prevenir la degeneración celular gracias a su alto contenido en vitamina C y antioxidantes.

El sulforafano, por su parte, ayudar a proteger los tejidos de la retina de los daños causados por el estrés oxidativo por lo que es un alimento que puede ayudar a prevenir la discapacidad visual o enfermedades que tienen que ver con el envejecimiento propio de la edad como son las cataratas.

Continuamos con los beneficios que aporta el sulforafano que contiene la coliflor que ayuda a proteger la piel contra los daños de la radiación ultravioleta. Este compuesto puede proteger de problemas como la inflamación, el cáncer de piel provocado por los rayos UV o el enrojecimiento de la piel por el aumento de la sangre en los capilares.

Aunque esta hortaliza es una buena aliada para combatir los efectos del sol, no debemos olvidarnos de tomar todas las precauciones necesarias a la hora de exponernos a sus rayos.

Como ya hemos comentado, las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias de esta crucífera, la convierten en una buena aliada para mantener las arterias sanas.

Por otro lado, los ácidos grasos omega 3 y la cantidad de fibra que aporta, ayudan a reducir los niveles de oxidación del colesterol LDL, algo muy beneficioso para prevenir los problemas de corazón.

La coliflor tiene muy pocas calorías, 25 por cada 100 gramos y hay que destacar también que tiene mucho contenido en agua y fibra algo, que previene la retención de líquidos.

Además, es un alimento muy saciante ya que la mayoría de las calorías derivan de las proteínas más que de los hidratos.

Es curioso también que en el siglo XVI se utilizaba la coliflor para combatir el dolor de cabeza, algo que, además de por sus propiedades antiinflamatorias, probablemente fuera debido a la gran cantidad de agua que aporta ya que, uno de los síntomas de la deshidratación es precisamente, el dolor de cabeza.

Pero no todo son bondades al hablar de este vegetal, la coliflor también presenta algunos inconvenientes como son el olor que desprende durante su cocinado o la tendencia a producir flatulencias tras su consumo, especialmente en las personas sensibles a la fermentación de los vegetales. Aún así, como ha quedado patente, sus beneficios ganan con creces a los efectos negativos que puedan provocar.

Desde luego, sobran los motivos para introducir esta crucífera en la dieta y son muchas las recetas para hacerlo.

• Temas
• Alimentación
• Dietética y nutrición