El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid ha avalado el despido procedente de un trabajador que fue pillado varias veces consumiendo cerveza durante una baja por un «trastorno adaptativo mixto ansioso depresivo». El fallo considera que desarrolló una actividad contraria al subsidio, ya que la medicación que tomaba —escitalopram y lorazepam— no permitía el consumo de alcohol.
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Los propietarios del establecimiento hostelero en el que trabajaba decidieron contratar el servicio de unos detectives para controlar qué hacía durante su baja médica. Pillaron al hombre en un bar, a mediodía, consumiendo tres botellines de cerveza. Ese mismo día, por la noche, fue visto en otro establecimiento bebiendo otros tres botellines y dos dobles de cerveza. Al salir de ese local, con claros síntomas de ebriedad, llegó a subirse a caballito encima de un amigo y se quitó una zapatilla para ponérsela en la cabeza.
Días después, los detectives volvieron a ver al trabajador en un bar mientras consumía cinco botellines de cerveza. En ese momento, la empresa decidió comunicarle el despido procedente.
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GUILLERMO MAESE
Lo cierto es que tomar bebidas alcohólicas puede contrarrestar los beneficios de los medicamentos antidepresivos y dificultar el tratamiento de los síntomas. La ingesta de este tipo de bebidas está muy extendida en nuestra sociedad y muchas veces incluso pretende usar para mejorar el estado de ánimo a corto plazo. Sin embargo su efecto general aumenta los cuadros ansiosos y además es un potente depresor del sistema nervioso.
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