La Real Academia Española define la astenia como «falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa». A pesar de no estar reconocida como una patología, este trastorno temporal se asociada al otoño debido a la adaptación del organismo a nuevas condiciones y rutinas, un conjunto de síntomas que debería superarse en unos días.
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El final de las vacaciones, volver al trabajo, la vuelta al colegio de los niños... todo suma, pero es que además hay que tener en cuenta la aclimatación del cuerpo a la nueva estación, al frío y a la reducción de las horas de luz. Por eso es normal que la astenia otoñal se presente en los meses de septiembre y octubre.
Esta alteración se manifiesta con síntomas tanto físicos como psíquicos: debilidad generalizada, somnolencia, cansancio físico, bajo estado de ánimo, dificultad para la concentración, apatía e irritabilidad. Además, también puede causar falta de apetito, disminución de la lÍbido e incluso una bajada de las defensas, haciéndonos más vulnerables a catarros e infecciones.
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Esto puede afectar a nuestra motivación y rendimiento en los estudios o el trabajo ya que nos sentimos apáticos, irritables o tristes. Otro factor a tener en cuenta es que anochece antes y esto hace que el cuerpo produzca más melatonina, que favorece el sueño, por tanto nos sentimos más cansados y en ocasiones podemos tener problemas para concentrarnos.
Lo importante es ser conscientes de que este estado de ánimo es temporal y seguir ciertas pautas para que no nos afecte tanto a nuestra salud, intentar aprovechar al máximo las horas de luz es una de ellas. Una buena alimentación, equilibrada, con menos grasas y que fortalezca las defensas también ayudará a que nos sintamos mejor.
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Por ejemplo la planta Kahi Nam mejora el sistema circulatorio e inmunológico. La acerola es muy rica en vitamina C, así como el kumquat o naranjo enano o el brócoli. La canela, muy utilizada en nuestra cocina, evita los resfriados y también el alga kelp por su aporte de vitaminas, minerales y fibra.
Además hacer deporte, al menos media hora al día, y descansar bien, acostarse y levantarse a la misma hora, nos ayudará a que nos afecte menos la llegada de la nueva estación al producir más serotonina, dopamina y endorfinas. Si tenemos problemas de sueño existen alimentos que también nos pueden ayudar en esto, por ejemplo la avena , la ashwagandha, que además ayuda a controlar el estrés que a veces empeora con los cambios de estación, o los canónigos.
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Si aún así sentimos que los síntomas duran más de unos días, lo recomendable es pedir cita en el centro de salud y consultar con el médico.
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