Geli Rodríguez, con dos cajas de guantes, en la avenida de la Constitución, en Gijón. JOSÉ SIMAL

Héroes del Coronavirus | «Aseamos a los más débiles solo con unos guantes»

Rogelia Rodríguez, auxiliar de ayuda a domicilio ·

Junto a sus compañeras recorre los domicilios para atender a los mayores y temen «contagiarles o que nos contagiemos nosotras»

P. A. MARÍN ESTRADA

GIJÓN.

Sábado, 21 de marzo 2020, 02:03

Rogelia Rodríguez, Geli, trabaja desde hace siete meses como auxiliar de atención a domicilioen Gijón. Está cubriendo una baja y sus tareas las realiza los fines de semana, prestando los servicios mínimos: aseos a usuarios, básicamente. El pasado jueves, a mediodía, ... nuestros fotógrafos la encontraban a la puerta de las oficinas de la empresa, donde acudía a recoger el certificado acreditativo de desplazamiento laboral, para poder dirigirse a los seis domicilios que va a atender hoy sábado. Ayer hablamos con ella por teléfono y era contundente en su primera respuesta a cómo está afectando a su labor profesional la situación de emergencia sanitaria por la epidemia COVID-19: «Como todas mis compañeras, lo estoy viviendo con mucho miedo. Estamos atendiendo a uno de los colectivos más vulnerables: personas mayores, dependientes, la mayoría con patologías asociadas. Las aseamos y la única protección que llevamos son los guantes. Es miedo porque no sabes a lo que te vas a enfrentar: la posibilidad de ser contagiada por un usuario o que yo misma lo pueda estar y afectarlos a ellos. En mi caso, además, vivo con mi padre, mayor y con EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), así que también por él», explica.

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La auxiliar declara que «la única formación que recibimos ha sido el envío de unas instrucciones por pdf y la recomendación de usar guantes», pero que, por decisión personal, «desde que acabé el último servicio el domingo pasado opté por no salir de casa ni para comprar el pan, mantenerme confinada para poder asistir a los domicilios este fin de semana con la menor carga vírica posible. Por eso no entiendo que la empresa nos haya mandado acudir a recoger el permiso presencialmente en lugar de enviárnoslo al móvil. En mi opinión, no es lo más indicado». Geli Rodríguez expresa sin ambages su inquietud: «Realizamos el aseo personal de los usuarios, con lo cual el contacto es directo con ellos y no tenemos ni mascarilla ni bata desechable de protección», lamenta. Relata que por otras compañeras, con las que se comunica en un grupo de chat, le llegaba, antes de hablar con nosotros, la información de que «hay mascarillas, pero en número limitado, y parece ser que en principio van a distribuirse entre trabajadoras -somos mujeres la mayoría- que presenten algún tipo de riesgo: enfermedades respiratorias y otros problemas. El resto, por ahora, seguiríamos disponiendo solo de los guantes».

Con 49 años y tras haberse dedicado a la peluquería «muchos años», se formó como auxiliar de ayuda a domicilio. «Es duro, pero me gusta. Resulta gratificante atender a estas personas. Ahora mismo, a pesar de la situación que he contado, por ética no podría negarme a trabajar. Lo hago por ellos. Hoy tengo que ir, sé que me están esperando y alguien tiene que seguir prestándoles ayuda».

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