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GUILLERMO MAESE
GIJÓN.
Sábado, 21 de marzo 2020, 01:50
En solo veinticuatro horas en funcionamiento, el improvisado albergue del Pabellón de La Tejerona, en Ceares, ha duplicado sus usuarios. Han pasado de 29 a 58 en un solo día. Y aún se esperan más porque las previsiones oficiales indican que podría llegarse ... a los 75 usuarios. Rebaten esta cifra las entidades sociales porque aseguran que aún existen sin contabilizar personas que están fuera de los dispositivos sociales. Aunque la cabeza visible de este proyecto es Cruz Roja, el Principado y los ayuntamientos de Gijón y Oviedo han facilitado, además, educadores de calle y la contratación del personal de seguridad y limpieza.
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Ayer, el Ayuntamiento de Oviedo comunicó que tenía previsto trasladar a una veintena de personas a La Tejerona, pero las reticencias a abandonar a sus mascotas han reducido el número de usuarios. Desde la Cruz Roja aseguran que es una posibilidad que se baraja, pero que aún se encuentran en este momento en periodo de adaptación y detección de necesidades. Todo parte del proceso de filiación. «Intentamos recoger todas las sensibilidades de los usuarios para hacerles sentir que esta será su casa», manifiesta Marta García, psicóloga de la Cruz Roja. Son nueve trabajadores los que les acompañarán en el pabellón durante el periodo de confinamiento.
Tres grandes lonas dividen la pista central: dormitorio, comedor y zona de ocio. En todas las dependencias se extreman las precauciones. Una casuística muy específica para no poner en peligro la convivencia y la posibilidad de contagios. Se han duplicado los espacios entre las camas y también entre las sillas en el comedor. La comida, gasto que asume la Consejería de Bienestar Social del Principado, llega en bandejas esterilizadas para evitar situaciones de riesgo. También disponen de siete vestuarios.
Lo primero que se les facilita es un kit de higiene personal y material de abrigo, pues «algunos llegan con lo puesto». Desde que se decretó el estado de alarma, la gran mayoría estaba durmiendo en la calle. «Muchos nos han transmitido su enorme agradecimiento porque no sabían dónde meterse durante el confinamiento», profundiza una de las educadoras.
Para hacer más llevadero el confinamiento, e incluso didáctico, el equipo de educadores de calle ya trabaja en la elaboración de un plan de formación y talleres.
También Cáritas mantiene todos sus efectivos para alojamiento y manutención a los sin techo: 140 personas repartidas entre los pisos, el albergue y la casa de acogida de la organización. Un despliegue que para Pilar Díaz Cano, responsable de Cáritas, es un ejemplo de que las «instituciones y entidades sociales estamos dando la talla».
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L. R. LORENZO / E. FANJUL
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