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PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Domingo, 6 de agosto 2023, 01:28
El inolvidable Dionisio de la Huerta se revolvería de alegría en su lugar en la posteridad al ver que veintiocho años después de su desaparición la Fiesta de les Piragües que él creó vivía ayer su edición más multitudinaria en muchísimo tiempo, con una asistencia que diferentes fuentes calculan en torno a las 300.000 personas. Tal vez solo los pilotos de los tres helicópteros de la Guardia Civil que sobrevolaban Arriondas para garantizar la seguridad de la mayor celebración festiva de la región, pudieron percibir en su privilegiado observatorio la verdadera magnitud del gentío que desbordó las calles de la capital parraguesa durante la mañana de la salida del 85 Descenso Internacional del Sella. También sus compañeros de la Unidad de Tráfico pudieron valorar en tiempo real la dimensión de la afluencia de visitantes en la circulación de vehículos que intentaban acceder a la localidad desde los diferentes tramos de la N-634 y que provocaron notables atascos a medida que se acercaba la hora del arranque de la prueba deportiva.
Una visión panorámica de los miles de asistentes que no quisieron perderse el cañonazo desde el puente de Arriondas se podía contemplar desde el propio terreno en el kilómetro cero de la competición piragüistica, con ambas orillas literamente tomadas por el público, el propio puente colapsado y en el interior de la villa, otra importante muchedumbre lamentando no haber estado atenta para acceder a la zona de salida antes de que resultase materialmente imposible hacerlo. Y lo más destacable de esta presencia masiva de selleros, sin duda fue, la ausencia total de incidentes significativos, solo fiesta, buen ambiente y unas enormes ganas de disfrutar de la folixa que todos parecían compartir.
El notable dispositivo de seguridad desplegado ante unas previsiones que ya apuntaban a una respuesta multitudinaria a la cita festivo-deportiva contribuyó de forma eficaz a que todos los que decidieron acudir a Arriondas y posteriormente, desplazarse hasta Ribadesella, pudiesen cumplir su objetivo de pasarse un día inolvidable. Un total de 714 efectivos, 355 de ellos pertenecientes a la Guardia Civil y 370 coordinados por el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), además de los mencionados tres helicópteros, drones, cinco embarcaciones y casi 200 vehículos terrestres, hicieron posible este Sella de auténtico récord en cuanto a participación popular, e incluso las retenciones de vehículos en los accesos a la capital de Parres lograron ser despejadas progresivamente con la regulación de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico.
Era de nuevo el Sella de toda la vida y, como corresponde a una tradición tan arraigada en el corazón de los asturianos como en el de todos los que visitan la región en estas fechas, el ritual de la salida del Descenso se vivió en toda su plenitud. Media hora antes del cañonazo, por los altavoces de la tribuna sobre el puente sonaba el 'Asturias' de Melendi y casi de seguido la gaita de Xuacu Amieva con su 'Marcha de Brañes'. Centenares de personas intentaban buscarse un hueco entre la masa que se arracimaba a ambas orillas mientras la megafonía de la organización lanzaba el «Fuera del agua todas las embarcaciones» y los Tritones de Piloña disfrutaban de su baño bajo el puente, al tiempo que contribuían con sus tridentes y su buena mano izquierda a despejar el cauce de nadadores imprevistos. La sidra llevaba desde el día antes corriendo por las gargantas de los piragüeros y en la tribuna, el cantante Vicente Díaz la glosaba a capella: «Qué tien esta sidrina que sabe tan bien/que cuanto más la bebo más quiero beber». Un agradecido refresco musical para las altas temperaturas que reinaban camino ya del mediodía.
El reloj seguía su curso y entretanto los 150 deportistas que iban a participar en la competición amansaban sus nervios como podían, por los altavoces sonaron las dos llamadas que anunciaban la proximidad de la hora de la verdad: «¡Tritones fuera el agua!» y la más contundente de «¡Cepos cerrados!», una medida de seguridad instaurada por la organización en su día para evitar que los más espabilados moviesen sus embarcaciones aprovechándose de la distración del público con el pregón y el canto del 'Asturias patria querida'. El primero llegó puntual con la campeona olímpica de halterofilia Lidia Valentín y la ponferradina supo estar a la altura del momento solemne sin pretensión alguna de restar protagonismo al verdadero espíritu de la fiesta. Saludó emocionada, expresó su felicidad por haber sido elegida para tal cometido y tras proclamar su deseo de poder pronto lanzarse ella misma a las aguas del Sella para recorrer el trayecto hasta Ribadesella, dejó su voz al creador del evento, el gran Dionisio de la Huerta con sus memorables versos: «Guarde el público silencio/y escuche nuestra palabra...». Lanzó vivas a la práctica totalidad de los países presentes en la prueba y a las villas ribereñas del Sella. Vicente Díaz lideró el 'Asturias patria querida'. Sonó el cañonazo y empezó la fiesta en el río.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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