Cervera empieza con buen pie

En el primer tiempo, el equipo sufrió para contener al rival, pero aprovechó su única ocasión para ponerse por delante en el marcador. En la segunda mitad, los ovetenses controlaron el encuentro y pudieron aumentar la cuenta.

En un encuentro marcado por las siete bajas del equipo, el nuevo técnico ya dio muestras de sus intenciones y optimizó los rescursos de los que disponía.

La primera alineación de Álvaro Cervera no presentó muchas sorpresas, ya que tampoco podía por las ausencias de hasta siete jugadores. En defensa volvió David Costas al centro, mientras que Alonso Aceves lo hizo al lateral izquierdo. En el centro del campo Luismi y Montoro fueron la pareja de pivotes, con Viti y Bretones en las bandas. Javi Mier ocupó la mediapunta por detrás de Borja Bastón.

La puesta en escena de los de Cervera no sorprendió, ya que el equipo presentaba líneas juntas y aplicación defensiva, tratando de esperar al Málaga bien armados atrás. En ataque, el balón no transitaba por el centro del campo, ya que se buscaba el juego en largo y las bandas para tratar de llegar a zonas que permitieran realizar centros al área.

El Málaga tenía más el balón, pero tampoco era capaz de avanzar hacia la portería de Tomeu Nadal, al que solo inquietó en un lanzamiento de falta propiciado por una pérdida de balón de Alonso Aceves.

El partido no tenía demasiado ritmo y el juego se desarrollaba en el centro del campo, los andaluces tenían más intención ofensiva, pero lo hacían sin mucho acierto en los metros finales, ya que los locales acumulaban jugadores al borde del área y no dejaban espacios.

Los oviedistas no acababan de meter velocidad a sus transiciones de ataque y eso les restaba toda posibilidad de sorprender a la defensa visitante. Eso si, lo que estaba claro es que se asumían pocos riesgos en la zona central y con ello no hubo pérdidas de balón. La principal fuente de peligro que generaba el cuadro ovetense eran las incorporaciones de Bretones, que en un par de ocasiones fue capaz de llegar a la línea de fondo y centrar.

El paso de los minutos acrecentó el dominio visitante, ya que los de Pepe Mel tenían la posesión y cada vez se acercaban más a Tomeu Nadal. Al borde del descanso Febas tuvo un remate claro de cabeza, pero el balón salió rozando el poste.

El partido se acercaba al descanso con tablas en el marcador y los azules con la primera parte del plan cumplido: no encajar goles. Sin embargo, la fortuna sonrió a los azules en el último de los tres minutos añadidos por el árbitro. Un centro de Lucas lo interceptó con la mano Escassi y el árbitro no dudó en señalar penalti. El veterano Manolo Reina trató de poner nervioso a Borja Bastón, pero al delantero no le tembló el pulso para transformar la pena máxima y poner por delante a los suyos.

Los azules por fin eran capaces de ponerse por delante en el marcador en un partido y afrontar así la segunda mitad con más tranquilidad de lo que lo venían haciendo en toda la temporada como locales.

El entrenador visitante buscó dar más mordiente a los suyos retirando al centrocampista Luis Muñoz y dando entrada al exdelantero azul Fran Sol.

Los ovetenses tenían más controlado el partido que en la primera mitad, ya que eran capaces de tener al Málaga más alejados de su área y apenas se producían situaciones de peligro. El trabajo de Luismi en el centro del campo era efectivo y la presión de todo el equipo ayudaba en esa tarea. La escasez de efectivos en el banquilo hizo que para refrescar el centro del campo Cervera tuviera que recurrir a dos delanteros. Obeng entró en la banda izquierda por Bretones, mientras que Sergi Enrich sustituyó a Javi Mier para situarse por detrás de Borja Bastón y ser el enlace entre la medular y el ataque.

El equipo tenía el aplomo que le había faltado en otros encuentros para manejar el partido y además de no pasar por apuros atrás, daba sensación de tener las ideas claras en ataque esperando la oportunidad de sentenciar en un contraataque.

El paso de los minutos iba haciendo que la precipttación se adueñara del juego del Málaga, que cada vez cometía más errores en la salida del balón y tenía más problemas para controlar los contraataques de los azules. Especialmente activo estaba Obeng en la banda izquierda, donde ganaba los duelos y era capaz de sacar algún centro peligroso. El partido murió entre las acometidas de los malacitanos que controló bien la zaga azul en los instantes finales.