Comunión entre el Tartiere y equipo para salir del descenso

Quien también se llevó una ovación inesperada fue el utillero del primer equipo azul, Silvino. El ovetense tuvo que asistir al guardameta carbayón Tomeu Nadal, que necesitó cambiar las botas al principio de la segunda mitad, y la grada no perdió la ocasión para ovacionar a un rostro y un carisma de El Requexón conocido y reconocido por todos. En la segunda parte los aplausos fueron para los pases de seguridad y las presiones bien hechas. El Tartiere empujó como si pudiera despejar los balones bombeados al área de Tomeu, y apretó más que nunca en unos compases finales en los que al equipo le hacía más falta cabeza que piernas. El pitido final fue balsámico para todos.

La de ayer fue una noche especialmente emocionante para Gloria Pérez, que a sus casi 90 años volvió al Tartiere una década después de la mano del humorista carbayón Dani Fernández. La de Ujo, que se hizo del Oviedo con tan solo 14 años por amor y siguió al equipo durante toda su vida, no había vuelto al estadio carbayón desde la muerte de su marido Chuso en 2003 y ayer, invitada por el club y de la mano de su hijo Laude, volvió a emocionarse como la niña que fue desde uno de los palcos privados. «Yo soy más del gallinero, pero una invitación es una invitación», bromeaba con el humor que le caracteriza horas antes del encuentro, al que acudió ataviada con una bufanda de su equipo y los nervios de toda nueva primera vez. Ella también tuvo su regalo.