El Oviedo, con muchos apuros para pasar de ronda

Las pruebas que hizo Cervera fueron fallidas en el caso de Marcelo Flores, que no aprovechó la oportunidad, mientras que sí lo hizo Jimmy. También Abel Bretones realizó un buen partido y fue de los que sostuvo al equipo en los momentos más complicados. El langreano presentó su candidatura a ocupar el lateral izquierdo en el encuentro del sábado ante La Ponferradina.

El técnico no hizo concesiones en el once y la prueba más evidente fue que la delantera estuvo formada por Borja Bastón y Obeng, los mismos que habían salido de inicio ante el Granada. También repitió Braat en la portería, así como Lucas en lateral derecho y Montoro en el centro del campo. La novedad es que Bretones estuvo de inicio en el lateral derecho, mientras que Viti y Jimmy tuvieron minutos, tras salir de lesión. Marcelo Flores formó de inicio en la izquierda del centro del campo.

No solo en la alineación, el equipo ovetense demostró que se tomaba el partido muy en serio. La actitud, desde el inicio, fue la de tratar de manejar el encuentro. Eso si, empezando por no hacer ni la más mínima concesión defensiva a un rival que también mantuvo su apuesta. Los de Sesi Fernández trataron de salir siempre jugando el balón desde atrás, incluso cuando la presión oviedista era más intensa.

El Real Oviedo allanó el camino en la primera ocasión en la que se acercó a la portería local con peligro. Borja Bastón aprovechó el rechace tras un disparo de Montoro para rematar desde el suelo al fondo de la portería.

Los ovetenses mandaban en el centro, con más apariciones de Jimmy que de Montoro, pero por donde hacían más peligro era por la derecha, con la velocidad de Viti, que en varias ocasiones centró con peligro. No tenía el mismo acierto en los pases Marcelo Flores, que se perdió en caracoleos y no puso ningún balón en el área.

El que aprovechaba su nueva oportunidad era Bretones, esta vez en el lateral izquierdo. Corrió la banda, puso un buen centro a Marcelo Flores y también evitó un gol tirándose para desviar un disparo del cuadro cántabro.

Las ocasiones se seguían sucediendo, pero faltaba la puntería para aumentar la ventaja en el marcador. Poco a poco eso hizo crecer la confianza de los locales, que se animaron a visitar a Braat. El francés tuvo que emplearse para evitar un gol de Dani Álvarez en un disparo que buscaba la escuadra.

El último cuarto de hora fue de dominio de los locales, pero no tuvieron acierto en las oportunidades de las que dispusieron y al descanso se llegó con el 0-1, obra de Borja Bastón.

Tras la reanudación, se las prometían muy felices los azules que veían como aumentaba su cuenta con el segundo gol de Borja Bastón, esta vez al cabecear una falta sacada por Montoro. La eliminatoria parecía resuelta.

Sin embargo, cuatro minutos después, Marotías, con pasado en el conjunto ovetense, recortó diferencias, al aprovechar un mal despeje. Eso hizo que los locales tuvieran unos minutos de reacción en los que llevaron zozobra al área carbayona. Los blanquiazules mediante arreones se plantaban cerca de la portería de Braat, que tuvo mucho más trabajo del que parecía poco antes.

Cervera se vio obligado a mover el banquillo para dar aire al equipo, que estaba pasando algunos apuros. En especial se veía a Montoro agotado y dejó su lugar a Luismi. También entró Mangel por Jimmy y Sangalli por Viti. Lo que estaba claro es que lo que apuntaba a paseo matinal se empezaba a complicar.

El principal problema era que el balón apenas le duraba a los ovetenses y además, cometieron algunas pérdidas peligrosas en el centro del campo. El francés Braat, en su segundo encuentro como titular, tuvo un par de intervenciones que evitaron el empate local. Sin embargo, la iguala llegó tras un grave error suyo, al no medir bien una salida y permitir el remate de Chamorro que mandó el partido a la prórroga con un remate de cabeza. Era el justo castigo a la falta de ambición del equipo cuando se vio con la eliminatoria resuelta.

Cervera remodeló el equipo adelantando a Sangalli que se situó como atacante y con Hugo Rama en la izquierda del centro del campo. El equipo seguía sin funcionar y no era capaz de generar peligro además de hacer algunas concesiones peligrosas. El nerviosismo, mientras, se apoderó del equipo.

Cuando el partido parecía que iba a los penaltis, un pase de Bretones, el mejor del equipo, lo remató de cabeza en el segundo palo Sangalli sin oposición. Desde entonces y hasta el final, el equipo logró cerrar el encuentro aprovechando que el rival había quedado afectado por el golpe. El Real Oviedo no pasó por demasiados apuros hasta que el árbitro señaló el final.