La capitana de la economía circular
Ellen MacArthur ·
Por ser un referente en la lucha para una mejor utilización de los recursos naturalesEllen MacArthur ·
Por ser un referente en la lucha para una mejor utilización de los recursos naturales«¿Qué es la soledad?, pregunta el Principito. Es un reencuentro consigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión». Soledad y reflexión. Cuando un océano rodea a una persona durante horas, días y semanas, se piensa que es o ... él o ella. Pero en esa sensación de calma, cuando estás admirando la maravilla que es un horizonte sin fin, con amaneceres y atardeceres solo para tu retina, llegas a la conclusión de que no tiene que ser uno contra otra, sino dos que pueden caminar de la mano. Pero para eso hay mucho que cambiar, especialmente en la condición humana. Porque, como dicen desde la Fundación Ellen MacArthur, «hay un mundo de oportunidades para repensar y resideñar la forma en que hacemos las cosas».
Publicidad
La exregatista inglesa desconocía qué era la economía circular. Pero en sus periplos de navegación en solitario alrededor del mundo se hizo a sí misma una difícil pregunta: «¿Cómo es posible continuar adelante de la forma en la que ahora estamos produciendo y consumiendo?» Era el momento de dar un paso adelante y recapacitar sobre la mejor manera de hacer que el sistema económico actual fuera más eficiente. «Lo que se necesita para abordar seriamente el problema ambiental es un cambio radical en todo el sistema, en el que las energías renovables y el reciclaje son solo algunos de los elementos claves», dice Ellen MacArthur.
Por tanto, ¿qué es la economía circular? Lo contestan desde su Fundación: «Un marco de solución de sistemas que aborda desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, los desechos y la contaminación». Se trata, por tanto, de «repensar el progreso» para facilitar ese cambio de perspectiva desde el que «podemos rediseñar la forma en que funciona nuestra economía» O, lo que es lo mismo, «cuestiona si con creatividad e innovación podemos construir una economía restauradora».
Noticias relacionadas
Susana Tejedor
AZAHARA VILLACORTA
En el último medio siglo, la población mundial se ha duplicado, el PIB de los países se ha multiplicado por cuatro, el consumo de recursos naturales se ha acrecentado y... el medio ambiente se ha resentido. Los datos que maneja el Parlamento Europeo son inapelables: la Unión Europea produce más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año. Además, la producción de esos materiales que usamos en nuestro día a día es responsable del 45% de las emisiones de CO2.
Publicidad
Lo que Ellen MacArthur tuvo claro desde el primer momento es que la estrategia del cambio pasaba por «hablar el lenguaje de los que hacen dinero, centrándose en los beneficios económicos de la economía circular, que son muchos y claramente cuantificables», Porque, rememora la inglesa, «para tener de mi lado a empresas, gobiernos e instituciones, los únicos que realmente pueden cambiar las cosas, tenía que demostrar que este paso no destruiría nada sino que crearía valor nuevo».
Pensemos en ello nuevamente con los datos del Parlamento europeo: los países de la Unión Europa podrían lograr un ahorro de 630.000 millones de euros y favorecer la creación de 580.000 empleos con una economía que esté basada en el reciclaje. Esto conllevaría, de manera paralela, una sustancial mejora medioambiental, con una rebaja del 70% de las emisiones de CO2 para el año 2030. Y según la propia Fundación Ellen MacArthur, veinte años más tarde, en 2050, y gracias a la aplicación de esas estrategias de circularidad en áreas consideradas clave se pueden eliminar unos 9.300 millones de toneladas de CO2 en 2050. O visto de otra manera, reducir a cero las emisiones actuales de todos los transportes.
Publicidad
Noticia Relacionada
Con esos beneficios claros, otra de las claves del éxito de la Fundación Ellen MacArthur fue poner a trabajar a todos los agentes sin generar sentimientos de culpabilidad. «El hecho es que ninguna empresa, por sí sola, aunque sea gigantesca, puede realmente hacer algo hasta que el sistema de producción de valor, es decir, la economía, cambie». Por ello la Fundación «nunca señaló con el dedo a nadie. Es una realidad colaborativa y proporciona las herramientas para crear un trabajo coral en que el todos puedan ganar: medio ambiente, consumidores y empresas».
Cabe recordar aquí los tres principios básicos sobre los que se asienta ese profundo y positivo cambio del mundo en el lenguaje fundacional. El primero de ellos, un diseño ecológico, bajo la premisa de que los desechos y la contaminación son, en gran medida, «el resultado de la forma en que diseñamos las cosas». En esa etapa, se determina el 80% de los impactos ambientales. Segundo punto, el uso prolongado del ciclo de vida de las cosas. «¿Qué pasaría si pudiéramos construir una economía que use las cosas, en vez de gastarlas?», se preguntan. Sumemos ahora ambos principios. Lo que obtendremos es que se pueden diseñar productos y materiales para que puedan ser «reutilizados, reparados y remanufacturados».
Publicidad
Queda una tercera pata fundamental también para la Fundación Ellen MacArthur, la de regenerar los sistemas naturales porque en la naturaleza, recuerdan, «no existe el concepto de desperdicio». «En lugar de simplemente hacer menos daño, debemos apuntar a hacer el bien».
Con esa base se construye el famoso 'diagrama de la mariposa' de la Fundación que «intenta capturar el flujo de materiales, nutrientes, componentes y productos, al mismo tiempo que agrega un elemento de valor financiero».
Publicidad
Pero, como suele suceder en la mayor parte de las cosas, de la teoría a la práctica va un trecho. Y por muchos conceptos 'R' que se pongan sobre el papel, la concienciación, responsabilidad y el respeto hacia el medio ambiente es una tarea global. Según la Fundación Cotec, si bien el siglo XXI comenzó en clave positiva en términos de circularidad, la tendencia volvió a cambiar y lo que se creía un cambio estructural se tornó a uno coyuntural. De lo perpetuo a lo temporal. «Cambiar el sistema involucra a todos y todo: empresas, gobiernos e individuos; nuestras ciudades, nuestros productos y nuestros trabajos. Al eliminar los desechos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales, podemos reinventarlo todo».
España no quiere dejar pasar esa necesidad u obligación de reinvención. Eso a pesar de que sitúa por debajo de la media europea en los objetivos, por ejemplo, de tasa de reciclado de los residuos municipales (35% frente al 48%) y muy lejos de cumplir el reto fijado por la Comisión Europea para el año 2030: un 60%. Se podría seguir el ejemplo de países como Holanda, cuyo ambicioso reto es lograr ser un país 100% 'circular' para 2050. O de Francia, donde la ecoinnovación está en su hoja de ruta.
Noticia Patrocinada
La estrategia española 2030 tiene la 'R' de reducir dibujada en mayúscula. Reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB (2010 año de referencia). Reducir la generación de residuos un 15% respecto a 2010. Reducir la generación residuos de alimentos en toda cadena alimentaria. Y reducir la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de los 10 millones de toneladas de CO2. Junto a ello, mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua y lograr el aumento de la reutilización de los residuos municipales hasta llegar al 10%.
Que algo está cambiando, es innegable. Pero que su ritmo sigue siendo preocupantemente lento, también. Ellen MacArthur despierta la conciencia ecológica mundial e insta a actuar, diseñando y construyendo la economía en la que nos movemos. Mercados como eBay, nos dicen desde su fundación, son prueba de que el enfoque de reutilizar y redistrubir está bien establecido. También nos lanzan preguntas: «¿Qué beneficio tiene tener un taladro cuando solo quieres hacer agujeros en la pared para colgar un cuadro?». O nos hacen pensar en clave empresarial, planteándonos, por ejemplo, el alquiler y no la venta de lavadoras de alta gama. El usuario ahorraría, más o menos, un tercio por lavado y el fabricante obtendría, también más o menos, un tercio más en ganancias.
Publicidad
¿Está leyendo este artículo desde un teléfono móvil? Pues el costo de remanufacturar esos dispositivos podría reducirse en un 50% por cada uno de ellos. Piénselo. ¿Acabamos entre todos con la sensación de finitud universal?
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.