José Luis Ruiz
Viernes, 18 de octubre 2019, 19:44
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El presidente del Patronato del Museo del Prado, Javier Solana, quiso agradecer el premio en nombre de todos los que trabajan en él y «realizan una labor fuente de inspiración y estímulo». Se dirigió especialmente a la Princesa Leonor y a su hermana, ... la infanta Sofía para invitarlas a conocer un museo en el que les aseguró, «tendréis en él un amigo bueno y leal».
Extendió además la invitación a toda una generación a la que el museo espera que sirva para abrirles horizontes y reconfortarles «como ha hecho siempre». Mientras la Princesa le miraba agradecida, Solana le explicó que el Prado no es solo un expositor de obras de arte, sino una fuente de vida y de valores donde «late la belleza». Una belleza que definió como «verdadera y profunda que otorga sentido a la vida» y que sirve para reafirmar a los hombres en la «alegría, la trascendencia y la genialidad creativa».
Su Majestad el rey Felipe también incidió en esa belleza como rasgo distintivo de la pinacoteca «que recoge pinceladas magistrales de tantos artistas» y agradeció su labor a los trabajadores y a los visitantes. A Javier Solana le deseo que siguiera incrementando el valor del museo y quiso tener un recuerdo para su antecesor, recientemente fallecido, José Pedro Pérez-Llorca.
El discurso emocionado y cercano del presidente del Patronato no se quiso olvidar de los proyectos que tienen abiertos como la recuperación del Salón de Reinos del antiguo Palacio del Buen Retiro. Una obra que como ya explicó en una rueda de prensa anterior, está pendiente de la aprobación de los presupuestos generales del estado, y por tanto de los resultados electorales del próximo 10 de noviembre. Por ello, insistió en el carácter «universal» del museo. «Que no es solo de la ciudad de Madrid, sino de todos y cada uno de los españoles».
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Recordó las palabras del pintor, Ramón Gaya, que veía al museo desde el exilio «como una especie de patria». Una patria, que en estos días convulsos por la situación catalana y los populismos, Solana definió como «un lugar capaz de cobijar el alma humana».
Desde que nació, en noviembre de 1819, el Museo del Prado se fue transformando y así ha seguido haciéndolo durante dos siglos. «Comenzó como seña de identidad dinástica y «pronto se fue abriendo al público», explicó. Comparó el museo con un espejo en el que se han ido reflejando los españoles «a lo largo de los siglos».
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Tampoco se olvidó de la «magia» que se vive en cualquier museo y especialmente en el Prado. «En cada visita nos transforma, nos ilumina, nos acerca a lo más profundo de nosotros mismos». Aseguró que tiene una capacidad única, como decía el poema: «Quiero sacar lo mejor de ti, tu mejor tú».
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