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ANA MORIYÓN
OVIEDO.
Viernes, 27 de diciembre 2019, 02:18
Los primeros presupuestos de Adrián Barbón superaron ayer su prueba de fuego tras rechazar la Cámara asturiana las enmiendas de totalidad registradas por PP y Vox. El primer programa económico de la legislatura pasa de este modo a la segunda fase, el debate en ... el que ya solo podrá ser objeto de enmiendas parciales, y que está convocado para el próximo 30 de diciembre. Justo a tiempo para que la Ley de Presupuestos del Principado para 2020 entre en vigor el 1 de enero con unas cuentas que se elevan a 4.757 millones de euros, un 5% más que las del ejercicio actual, y evitar así la temida prórroga presupuestaria.
Las nuevas cuentas, defendió la consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, son un «punto de inflexión» para el Principado, ya que, argumentó, recogen la «mayor inversión productiva posible» e incorporan las primeras medidas fiscales para luchar contra el reto demográfico. «No es un presupuesto más. Es un presupuesto de futuro que plantea medidas nuevas para una nueva Asturias», resolvió Cárcaba, quien utilizó buena parte de su exposición para hacer un repaso de las principales novedades incorporadas en el documento y defender el dinero que se destina a pagar a «médicos, enfermeros y personal docente» como «inversión social», frente a quienes piden una reducción del gasto corriente.
El presupuesto socialista se sometió a las enmiendas de PP y Vox que pretendían devolver el proyecto de cuentas para 2020 al Gobierno y que, si bien se votaron de forma independiente, obtuvieron similar resultado. Fueron respaldadas exclusivamente por estos dos grupos, que únicamente lograron sumar a su cruzada a uno de los dos diputados de Foro, Pedro Leal, crítico con la decisión de la Comisión Directiva de su formación. En total, doce diputados (nueve de los diez del PP porque uno estaba ausente en el momento de la votación, dos de Vox y uno de Foro) que resultaron insuficientes para sacarlas adelante. Los reparos de PP y Vox fueron, por contra, rechazados explícitamente por el PSOE, IU -que ha llegado a un acuerdo con el Gobierno socialista- y Podemos, tal y como se había anunciado, pese a que la formación morada no ha alcanzado pacto alguno con el equipo de Adrián Barbón y todavía ayer se intercambiaron reproches mutuos en este sentido.
El grupo parlamentario que lidera Lorena Gil mostró sus discrepancias con el programa económico socialista, si bien renunció a registrar su propia enmienda de totalidad y votó contra las presentadas por las dos formaciones de la derecha. De esta forma, los morados diferenciaron su posicionamiento con el adoptado por Ciudadanos y por el diputado de Foro del sector oficial, Adrián Pumares. Estos optaron por favorecer también la tramitación del proyecto de ley renunciando a participar en la fase de enmiendas a la totalidad, pero absteniéndose en la votación de los reparos registrados por las otras dos fuerzas de la derecha.
La abstención de Ciudadanos y del sector oficial de Foro, justificada por los portavoces de estos dos grupos parlamentarios, Laura Pérez Macho y Adrián Pumares, como la fórmula menos mala porque evita la prórroga presupuestaria y permite introducir algunas de sus demandas, fue muy criticada por el PP y Vox, pero también por Podemos. La portavoz del grupo popular, Teresa Mallada, llegó a calificar de «facilones» a ambos grupos -tras la votación excluiría a Pedro Leal de la crítica- por favorecer la tramitación de unas cuentas «lesivas» para la región. Dijo más. Auguró que con estos presupuestos «comienza el declive como presidente de Adrián Barbón y el hundimiento de los partidos que lo han apoyado». «Un presupuesto no se arregla duplicando organismos para atraer inversiones como pretende Ciudadanos (...) y, por supuesto, no se arregla rompiendo un partido político para poder desligarse de las bases programáticas con las que se creó, señor Pumares», apostilló Mallada en clara referencia a la división interna de Foro. También Ignacio Blanco, desde Vox, acusó a Ciudadanos y a Foro de pretender «blanquear unos presupuestos nefastos» introduciendo mínimos cambios, e instó al Ejecutivo socialista a «dejar de escuchar al espejito mágico» que en literatura infantil le dice a la bruja que es la más guapa del reino y aceptar las críticas de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade). Mientras que Lorena Gil, de Podemos, afeó el «baile de despachos» del PSOE con Ciudadanos y Foro para negociar unas cuentas en base a «acuerdos entre siglas» para dejar fuera las demandas de la formación morada.
La respuesta no tardaría en llegar. Primero, por parte de Adrián Pumares. El portavoz del grupo parlamentario de Foro se defendió de las acusaciones de Mallada y también del sector crítico de su propio partido afirmando que esta formación «no ha cambiado un ápice su postura», si bien argumentó que prorrogar las cuentas acordadas el pasado ejercicio entre PSOE, Podemos e IU hubiera sido el escenario más «nefasto». Luego sería su homóloga en Ciudadanos, Laura Pérez Macho, quien mostró su intención de que su grupo sea «útil» y «pragmático» para diferenciarse del papel de oposición que, en su opinión, viene ejerciendo el PP asturiano en las últimas décadas.
El rapapolvo final llegaría de la mano de la portavoz socialista. Dolores Carcedo acusó a PP y a Vox de «seguir creyendo en los Reyes Magos» y pensar que se puede hacer «magia» con el presupuesto al presentar «enmiendas trampa» que, dijo, descuadran las cuentas o se saltan los objetivos de déficit. Carcedo también tuvo palabras para Podemos, al que advirtió de que su «estrategia» de oposición le ha llevado a pasar de nueve diputados a cuatro en una legislatura. «Nadie les está excluyendo de la negociación, se están autoexcluyendo», les respondió.
Previamente había sido la consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, la encargada de defender el presupuesto, agradecer el apoyo explícito de IU y de quienes han renunciado a presentar enmiendas de totalidad. «Asturias no está para bloqueos», alertó la titular de Hacienda, que se mostró dispuesta a seguir negociando con todos los grupos hasta el próximo 30 de diciembre para alcanzar un mayor consenso y abogó por la vía del diálogo frente a la del bloqueo para «iniciar un nuevo tiempo en política». Un discurso en línea con el que ofreció Ángela Vallina, portavoz de IU, que defendió el pacto presupuestario ante la situación de «emergencia industrial» y mostró su deseo de alcanzar acuerdos con el mayor número de grupos posibles.
El ofrecimiento al diálogo por parte de la consejera socialista lo puso en duda el portavoz de Vox, Ignacio Blanco, quien denunció que su grupo parlamentario y por consecuencia su electorado ha sido discriminado en todo momento de la negociación presupuestaria, puesto que el Ejecutivo socialista excluyó a esta formación desde el primer momento de la ronda de contactos. Blanco se mostró ofendido también por el hecho de que el presidente del Gobierno, Adrián Barbón, al que se refirió como «sectario», «déspota» y «dictadorzuelo», se ausentara del hemiciclo durante sus dos intervenciones.
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