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El camino de la ruta del Cares discurre por la conocida como «Garganta divina» Xuan Cueto
La ruta del Cares: así es el recorrido estrella de la Semana Santa en Asturias
Cabrales

La ruta del Cares: así es el recorrido estrella de la Semana Santa en Asturias

Esta ruta es una de las favoritas para disfrutar de la naturaleza en periodo vacacional. Situada en pleno corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa, recorremos la historia y las gestas heroicas que la hicieron nacer

Lunes, 3 de abril 2023, 19:40

Que la ruta del Cares es la senda más transitada y alabada de Europa, no es ningún dato nuevo: cualquier amante de la montaña, y sobre todo de Asturias, es conocedor de la popularidad y belleza de este intrincado camino, enclavado en una profunda garganta excavada por el río Cares, en el corazón mismo del parque Nacional de los Picos de Europa. De ahí que sea una de las rutas más populares para disfrutar de los paisajes del Principado en las vacaciones de Semana Santa.

Xuan Cueto

Descripción de la ruta

La ruta va desde Poncebos a Caín (o desde Caín hasta Poncebos) en un tramo de 13 km de sendero que discurre a media altura por un agreste desfiladero, entre enormes paredes verticales de caliza gris y atravesando peligrosos precipicios. Este lugar es conocido también como «La Garganta Divina»,que divide el Macizo Occidental y Central, y que es una ruta completamente accesible, muy fácil, indicada para todo tipo de senderistas.

MIDE Ruta del Cares

  • Horario: 6h 5'

  • Desnivel de subida: 300 metros

  • Desnivel de bajada: 300 metros

  • Distancia horizontal: 21,9 kilómetros

  • Tipo de recorrido: Ida y vuelta

  • Severidad del medio natural: 2

  • Orientación en el itinerario: 1

  • Dificultad en el desplazamiento: 3

  • Cantidad de esfuerzo necesario: 4

  • Condiciones de tres estaciones, tiempos estimados según criterio MIDE, sin paradas. Calculado sobre datos de 2018.

Los dos primeros kilómetros transcurren por túneles húmedos y con filtraciones excavados en la roca. El tramo más complicado del sendero empieza unos 2,5 kilómetros después del inicio, ya que el camino sube y baja por la ladera del monte aunque sin grandes desniveles. Tras ocho kilómetros de caminata llegamos al puente Bolín, que cruza el río a unos sesenta metros de altura. Unos metros hacia delante otro puente, el de los Rebecos, vuelve a cruzar el Cares.

Pocos kilómetros más adelante, en el pueblo de Caín, finaliza esta popular ruta que también se puede hacer en el otro sentido.

Otra perspectiva de la ruta del Cares

Más allá de los datos generales del recorrido, esta ruta esconde una historia en la que también merece la pena adentrarse. Mucho antes de que existiera el camino que hoy vamos a recorrer, mucho antes –incluso- de que se descubriera América, ya era recorrido por los pastores y los habitantes de estos pueblos, obligados a cruzar y trazar caminos en sus intrincados riscos para ganarse el pan, con trashumancia, esfuerzo y un valor y arrojo digno de héroes de leyenda.

Y aunque esta enorme y preciosa garganta fue recorrida por muchos y ya era una ruta para atajar distancias desde los tiempos de la prehistoria misma, la ruta del Cares que hoy pisamos y que más de 300.000 personas pisan cada año tuvo su germen hace más de un siglo, en 1916, y con un fin muy distinto al del senderismo: se fraguó con la intención de acarrear agua desde Caín (en la vecina León) hasta Camarmeña, a través de un canal compuesto de más de 70 túneles que llegan hasta Poncebos, donde se aprovecha la caída de ese agua transportado para transformarla en energía eléctrica. La construcción de este canal fue una tarea absolutamente titánica, casi imposible de imaginar para los tiempos y los medios actuales. Y, aunque antes de este trazado aquí ya hubiera muchos otros, más antiguos, más largos y mucho más peligrosos, el aprovechamiento del agua de los ríos fue el inicio de la ruta del Cares tal y como la conocemos hoy.

Xuan Cueto

Para terminar la obra de este canal de agua hicieron falta 6 años enteros y el trabajo de miles de personas por día (vecinos de estas montañas y también forasteros, llegados desde Galicia y Portugal) que se ocuparon a destajo y en condiciones muy difíciles, con maza, punteros y disparos de mecha, durmiendo en las cuevas, en los túneles y en barracones imposibles, transportando materiales en barcazas a través del propio canal o con la ayuda de caballerías, grabando en piedra un sendero que, antes, eran saltos entre rocas, pasos imposibles y desafiantes escaladas solo igualadas por las cabras que cuidaban aquellos que recorrían, hacía ya muchos siglos, este lugar desafiante.

Como anécdotas señaladas de aquella obra de ingeniería homérica, cabe mencionar una que narra la hazaña de 400 obreros, aislados en Caín por una enorme nevada durante días, que se quedaron sin provisiones y decidieron echarse a la montaña (a la verticalidad de la roca, en este caso) para tratar de alcanzar los Collaos, ya muy cerca de Poncebos, donde existían barracones con alimentos. Partieron de noche aún, iluminados con candiles y guiados por vecinos de la zona, y en medio de su epopeya una enorme avalancha de nieve les sorprendió, complicando aún más su paso y avivando sus miedos, pero sin conseguir detenerles en la búsqueda, victoriosa y sin víctimas, de provisiones en los Collaos.

Sobre esta misma obra del Canal cabe destacar también que, antes de su construcción y puesta en marcha, existía en esta garganta el mayor bosque de nogales de Europa, que se extendía por toda la vertiente occidental de Picos y descendía por la canal de Trea (a la que se accede por un desvío en esta misma ruta y asciende, vertiginosa, 1100m de desnivel en apenas dos kilómetros, hacia el refugio de la vega de Ario) hasta la orilla misma del Cares. Fue, precisamente, la puesta en marcha del canal de agua lo que exterminó aquella masa arbórea, que se taló y se lanzó por el río, aprovechando el curso trazado para llevar, flotando y arrastrada por la corriente, la madera a los pueblos.

Finalmente, la obra del Canal concluyó a finales de mayo del año 1921, recorriendo 9.471m de los que más de 5500 eran túneles: una obra increíblemente compleja que, sólo un mes más tarde, ya producía electricidad y proporcionaba agua de forma eficiente.

Xuan Cueto

El nacimiento del camino que hoy llamamos Ruta del Cares

Para poder proporcionar un mantenimiento adecuado a la compleja obra del canal del Cares, en el año 1945 surge el planteamiento de desarrollar una senda adyacente al canal: el camino que se usaba para mantenerlo era extremadamente duro y los aludes y desprendimientos continuos, creando atascos y reducciones en el cauce, obligaron a buscar soluciones más prácticas. Fue así, de forma definitiva, como se fraguó este camino que hoy pisamos: de 1,5 metros de anchura, con muy pocos desniveles, bordeando acantilados y las sombras enormes de farallones de roca que son los pies mismos de los más altos picos de esta Cordillera mágica.

En definitiva, la ruta del Cares que hoy conocemos, tan popular y caminada por tantísima gente, tuvo su origen en la necesidad, en el aprovechamiento eficiente de los recursos y en el mantenimiento de una obra heroica, el Canal del Cares, que cambió para siempre la forma de vida de los habitantes de los altos pueblos que recorre.

Y nunca hubiera sido posible recorrerla así, por un cómodo camino sin obstáculos ni desniveles, de no ser por el empeño, la fuerza, el valor y la audacia de los hombres y mujeres que la habitaron, la recorrieron y la esculpieron mucho antes de que llevara el nombre de ruta del Cares y de que el senderismo fuera una afición lúdica.

Tal vez, si se colocasen en la ruta del Cares unos paneles informativos, bien grandes y visibles, contando la historia hecha de historias que configuró el trazado de esta ruta, las cientos de miles de personas que la recorren cada año tendrían en cuenta (y harían justicia con el recuerdo extendido) las gestas humanas e ingenieras que hicieron que naciera y que se pueda recorrer sin esfuerzos esta mítica senda, enclavada en una Garganta Divina, única y espectacular.

Imagen principal - La ruta del Cares: así es el recorrido estrella de la Semana Santa en Asturias
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Imagen secundaria 2 - La ruta del Cares: así es el recorrido estrella de la Semana Santa en Asturias

Accesos

Coger la AS-114 en dirección Cangas de Onís-Arenas de Cabrales y después desviarse a la AS-264 hasta Poncebos, donde comenzará la ruta

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