Árboles monumentales y singulares de Asturias: una excusa para recorrer el Principado

Asturias es un paraíso natural. Para muestra, sus monumentos naturales, una calificación que se concede, según la definición recogida en la normativa autonómica, a aquellos «espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza, que merecen ser objeto de una protección especial».

A esa descripción se ajustan, además de otros elementos naturalaes, los árboles singulares y monumentales. Descubrirlos y disfrutar de su majestuosidad es una buena excusa para recorrer Asturias en el año que el Principado dedica al turismo rural, ya sea viajando en coche o a realizando alguna de sus muchas rutas de senderismo.

El tejo de Bermiego es uno de los monumentos naturales más importantes del Principado de Asturias. No en vano, está considerado el tejo más antiguo de Asturias, con una edad estimada de más de mil años. Pero su antigüedad no es lo único llamativo: mide 13 metros de altura, más de 6,8 metros de diámetro y su copa supera los 15 metros.

Conocido como 'Teixu l´Iglesia', se encuentra junto a la iglesia de Santa María. Su ubicación junto a este templo no es extraña, ya que muchas de las antiguas iglesias se construyeron junto a tejos, árboles sagrados para los celtas que aún preservan cierto misticismo.

21 metros de altura, casi 7 metros de perímetro de tronco y 25 metros de diámetro de copa han convertiro a este roble ubicado junto a la iglesia de San Julián un un símbolo de Tueya, en Gijón. Su valor mediomabiental e histórico le han hecho objeto de numerosas intervenciones de conservación y saneamiento en los últimos años; ahora, entre otras mejoras, el Ayuntamiento de Gijón prevé eliminar el pavimento más próximo al «cuello» del árbol, sustituyéndolo por «material de acolchado» para facilitar la permeabilidad del terreno y «mejorar las características del sistema radicular».

Junto a la iglesia de San Juan de Río Mera (siglos XII-XIII), en la localidad allerana de Santibáñez de la Fuente, se erige este tejo de más de 500 años, 20 metros de altura y 3,33 metros de perímetro de tronco.

El tejo de Santa Coloma rivaliza en antigüedad con el de Bermiego, pues también se cree que supera los mil años. Este árbol se eleva hacia el cielo junto a la iglesia homónima, contruida en 1785 sobre los restos de un templo del siglo XIV. Este árbol alcanza los 8 metros de altura y tiene un perímetro de 5,6 metros.

Su altura, 16 metros, y su ubicación, en el cementerio de la iglesia de San Martín (Bien de Interés Cutlural), hacen de este tejo un vigía de excepción de la villa de Salas. Este árbol tiene 6,5 metros de perímetro de tronco y 12 metros de copa y aunque se desconcoe su edad precisa, se cree puede datar de los siglos XI o XII, al igual que la iglesia.

Con 16 metros de altura, 10,50 metros de perímetro y 20 metros de diámetro de copa, el carbayo de Valentín, ubicado junto a la iglesia de San Pedro, quizá sea el mayor roble de Asturias. Y uno de los más antiguos, pues se calcula que supera los 700 años. No en vano, según la Enciclopedia Asturiana, aparece referenciado en documentos anteriores al descubrimiento de América.

A unos doce kilómetros de Pola de Allande, se encuentra otro de los tesoros naturales de Asturias: el tejo de Lago. Enclavado junto a la iglesia de Santa María (siglo XVIII), ronda los nueve metros de altura y su tronco tiene un perímetro de 5,6 metros.

Junto al templo de Pastur, lugar de peregrinaje mariano, se encuentra el tejo de Pastur. Tiene una altura de 17 metros, un perímetro de tronco de 4,25 metros y un diámetro de copa de 20.

Del listado de árboles declarados monumento natural de Asturias formaban parte también la Fayona de Eirós (Tineo) y el Roble de Bermiego (Qirós), que cayeron en 2009 y 2014.

En el corazón del bosque de Peloño se encuentra este roble albar de 8 metros de diámetro y 30 metros de altura. Es uno de los ejemplares más destacados de una ruta senderista que comienza en el Mirador de Les Bedules y se adentra en el parque Natural de Ponga.

Los vecinos de Cornellana, en Salas, están tan convencidos de la singularidad del Carbayón de Cornellana que han presentado y defendido en varias ocasiones su candidatura a Árbol Europeo del Año. El ejemplar, que se levanta cerca del milenario Monasterio de Cornellana, tiene 500 años de antigüedad, mide 17 metros de altura y el perímetro de su tronco es de siete metros de diámetro.

Este bosque de robles, uno de los mejor conservados de Asturias, se extiende a lo largo de unas cuatro hectáreas al sur de la Universidad Laboral, a orillas del arroyo de Peña Francia, en Gijón. Parte de este espacio, en el que se encuentran árboles de hasta 16 metros de altura y unos 300 años de antigüedad, está incluido en los terrenos del Jardín Botánico Atlántico. Además de por los robles, El Tramagón destaca también por el gran número y la diversidad de las aves que acoge.

Dicen que es la sauceda más hermosa del norte de España; desde luego, es una de las más grandes (se puede caminar junto a ella más de 20 kilómetros) y una de las mejor conservadas. Además de sauces blancos, en este enclave se encuentran otras muchas especies y formaciones naturales bañadas por el río Deva entre los pueblos de El Mazu, Narganes y Buelles.

Esta otra joya natural de Allande, en el Paisaje Protegido de las Sierras de Carondio y Valledor, está considerada como la mayor y mejor masa de alcornoques de Asturias. Estas concentraciones de alcornoques son muy poco frecuentes en el norte de España, ya que es una especie de ambientes cálidos. No obstante, fueron básicos en las economías rurales de antaño, pues su corcho era utilizado, por ejemplo, para fabricar colmenas o trobos. Hoy, retirar su corteza está prohibido.

• Temas
• Planes en Asturias
• Turismo