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9 de marzo de 2023. Son las seis en punto de la tarde y el cabo Adán Feito, un militar mierense de 35 años apartado del Ejército por abusar sexualmente de una compañera en al menos dos ocasiones entre 2020 y 2021, accede al portal ... del número 1 de la calle Ámsterdam, junto a Los Prados. Ha contratado los servicios de Tatiana Coinac, una escort moldava de 44 años con la que había mantenido un encuentro sexual un mes antes. Esta le abre la puerta de su piso, el 3º J, pensando que se trataría de otra tarde de trabajo, pero nunca más volvió a salir de allí. Fue brutalmente asesinada. El hombre la amordazó, la violó y, después, la estranguló hasta la muerte durante unos diez minutos por medio de la conocida como llave del «mataleón». Según el relato de la Fiscalía, actuó «sin que la víctima pudiera prever el ataque, utilizando técnicas militares con gran fuerza y violencia, y con intención de causarle el máximo sufrimiento posible». El cabo Adán se marchó de allí a las 18.57 horas tras desnudar el cadáver de su víctima y lavarlo en la bañera, donde permaneció tres días hasta que la encontró la Policía Nacional; él fue detenido dos meses después.
El Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo acogió este miércoles por la mañana la comparecencia de traslado de imputaciones al acusado del crimen de la calle Ámsterdam. Se trata de una de las primeras fases procesales que desembocarán en el futuro juicio, que se celebrará ante un jurado popular, y donde las partes dieron cuenta al investigado, en prisión provisional desde el 31 de mayo, de los hechos que se le imputan, tal y como recoge el artículo 25 de la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado. La familia de la víctima, que actúa como acusación particular, se adhirió al relato del fiscal y la defensa del acusado, ejercida por el abogado Jorge García, negó los hechos objeto de imputación diciendo que estos «no son ciertos».
Aunque en este punto aún no es momento de especificar los delitos ni la petición de penas correspondiente, el fiscal ya calificó en su día los hechos de manera provisional como constitutivos de sendos delitos de asesinato y agresión sexual.
El relato de hechos del Ministerio Público es duro. Arranca a principios de febrero del año pasado, fecha en la que el cabo Feito conoce a Tatiana Coinac a través de diferentes páginas web de contactos donde la víctima ofrecía sus servicios sexuales como escort y masajista erótica. Tras un primer encuentro por esas fechas, cerca de un mes después, el hombre contactó de nuevo con ella por teléfono y acordaron una nueva cita para el 9 de marzo. El militar, expedientado pero con intención de volver al Ejército en algún momento, se dirigió a Oviedo desde Pola de Lena, no sin antes realizar diversos contactos tanto telefónicos como por WhatsApp con ella, y una vez en el portal de la mujer, esta le abrió y le permitió subir «ante la creencia de que se trataría de un encuentro profesional más».
No obstante, una vez dentro se desató el horror. En el dormitorio, el cabo, «con claro ánimo de satisfacer su deseo sexual», cogió dos fundas de almohada que se encontraban sobre la cama y amordazó a la moldava con un nudo fuerte, «impidiendo así que pudiera pedir auxilio». Además, valiéndose de otra prenda, le anudó fuertemente las dos muñecas, con lo que imposibilitó cualquier opción de defensa. A continuación, prosigue la Fiscalía, la violó «de forma absolutamente violenta» y «sin que la víctima pudiera hacer nada para evitarlo». Al parecer, este «cogió un bote cilíndrico de lubricante» y «se lo introdujo reiteradamente por el ano», lo que le causó «múltiples desgarros».
La cosa no acabó ahí. «Con la única intención de terminar con la vida de la mujer, así como de causarle el máximo sufrimiento posible (más allá del estrictamente necesario para causarle la muerte)», continúa el relato de hechos, el hombre se colocó por detrás de la mujer y la estranguló utilizando la llave del 'mataleón'. Ella, de espaldas, no pudo prever el ataque. El fiscal destaca en este punto que el cabo Adán, dada su formación militar, «conocía a la perfección» esta técnica. Agarró fuertemente el cuello de la mujer entre sus brazos y se dejó caer sobre la cama con la víctima encima. Estuvo así entre siete y diez minutos, apretando sus brazos «con fuerza y una violencia de gran magnitud», hasta que Tatiana dejó de respirar.
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Acto seguido, y «perfectamente consciente de que había logrado acabar con su vida» -la mujer no respiraba ni tenía pulso-, la colocó en posición lateral para trasladarla al cuarto de baño y dejó el cadáver dentro de la bañera. A partir de ahí se tomó su tiempo. El cabo se dirigió a la cocina, cogió unas tijeras de un cajón y regresó al baño, donde cortó a jirones la ropa de la mujer. La tiró a una papelera junto con las dos fundas de almohada que había utilizado como mordaza, la desnudó completamente y abrió el grifo. Mientras se llenaba la bañera, el presunto asesino volvió a la cocina a dejar las tijeras y regresó al cuarto de baño al poco tiempo. Esperó unos minutos, cerró el grifo una vez la bañera estuvo llena de agua y se fue del piso. Tardó 57 minutos en entrar y salir.
La Policía Nacional, tras una llamada de alerta de la madre de Tatiana desde Benicarló al no lograr contactar con su hija durante días, halló el cadáver durante la mañana del domingo 12 de marzo. Tras dos meses de intensas pesquisas, que estuvieron coordinadas por la Comisaría General de Madrid, el cabo fue detenido el 29 de mayo. Indicios había más que de sobra: su ADN en las fundas de almohada con las que amordazó a la escort y en la peluca que esta utilizaba; su contacto sin tachar en la agenda de citas del día indicando que había sido el último cliente en acceder al piso; sus huellas y las del mismo calzado que llevaba cuando lo interceptaron los agentes en Pola de Lena. Confesó los hechos en la jefatura, aunque en su primer paso por el juzgado optó por no declarar. De terminar condenado, podría enfrentarse a la prisión permanente revisable.
Poco después de conocerse los primeros detalles del crimen, tal y como adelantó EL COMERCIO en primicia, el Ministerio de Defensa inició los trámites para expulsar del Ejército de Tierra al cabo Adán Feito. No por el brutal crimen, sino por dos de sus últimos episodios conocidos de violencia sexual. Dos, en particular, que tuvieron lugar entre septiembre de 2020 y noviembre de 2021 cuando aún estaba destinado en el acuartelamiento del Regimiento de Infantería 'Galicia' número 64, en Jaca (Huesca), y por los que permanecía suspendido e inhabilitado de forma temporal -hasta mayo de este año-, al tratarse de una «falta muy grave». Había abusado sexualmente de una compañera soldado al menos en dos ocasiones. Esto le valió la condena a dos años de prisión por los delitos de abuso de autoridad y abuso sexual sin acceso carnal. La sentencia del Tribunal Militar Territorial Tercero es del 5 de mayo de 2022.
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