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COVADONGA DEL NERO
TRUBIA.
Domingo, 25 de diciembre 2022, 13:47
Tras el subidón del día del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, llega el día de la resaca emocional. Toca asumir todo lo vivido y pensar qué hacer con el dinero que la suerte repartió. En el caso de Otilia Díaz la alegría es doble, sino triple: primero, por repartir el Gordo; segundo, por hacerlo a tantos vecinos gallegos, su región de acogida; y tercero, porque parte de lo caído en su Asturias natal fue gracias a ella. Díaz nació en Grandas de Salime pero «me enamoré de un gallego y ya ves», explicaba ayer a este diario. De aquello hace más de cuarenta años y ya con un acento gallego irrenunciable, sonríe al hablar de lo vivido el 22 de diciembre de 2022. Desde hace más de una veintena, regenta la única administración de lotería de Fonsagrada (Lugo). Hasta allí llegaron 45 series del número 05490, un número que a priori «no gustaba demasiado a la gente», pero que acabó llevando a la localidad lucense, pero también a muchos rincones de Asturias, una lluvia de millones. Unos 180.
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«No tengo mucha afición a jugar la lotería pero decidí quedarme un décimo del número porque la terminación era el año de nacimiento de mi hija Alba», explica, ahora, con la suerte de que aquel año 90, que le cambió la vida hace 32 años, tiene ahora su reedición. «No puedo estar más feliz de haber repartido a Asturias y a Galicia, ya se sabe lo que dicen: gallegos y asturianos, primos hermanos». Y es que tal y como explica Otilia Díaz, «es muy habitual que vengan asturianos de excursión hasta aquí a comer pulpo y visitar la localidad». De hecho, hay quien ya la ha llamado para decirle que «lo habían comprado en agosto». La han llamado asturianos desde Grandas de Salime, Allande y San Antolín de Ibias. Incluso «asturianos que vivían en Barcelona» y que ahora son 400.000 euros más felices.
Pero no solo eso, precisamente en Fonsagrada, tal y como se comentaba ayer en cualquier rincón de Trubia, un trabajador de la fábrica de armas de la villa cañonera había comprado hasta ocho décimos para repartir entre su familia y un compañero de la factoría. Dicen que las desgracias nunca vienen solas, pero parece que las alegrías esta vez tampoco. El mismo día que firmaron su jubilación, ambos fueron conocedores de que les había tocado la lotería. Un décimo que salió de las manos de la lotera Otilia Díaz y terminó en las de varios trubiecos, que prefirieron mantenerse en el anonimato.
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Aunque no quisieron reconocer su suerte ni comentar qué harían con el dinero, el Gordo caído en Trubia fue la comidilla de casi todas las conversaciones de la villa durante el día de ayer, donde vecinos felicitaban a algunos de los premiados «por partida doble», por la firma del contrato relevo y por la lotería. De hecho, algunos de los agraciados acudieron a la sucursal bancaria de la localidad a depositar los décimos premiados. Y eso, decía la lotera, «no me puede hacer más ilusión». Fonsagrada nunca estuvo tan cerca del Principado.
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