Raro es el que llega al día 22 de diciembre sin un décimo en la mano para probar suerte en el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Todos quieren arañar un pellizco de alguno de los premios y, si es el Gordo, mejor. «Y si no, siempre queda El Niño«, parece ser el consuelo de todos aquellos a los que ni siquiera les toca ir a cobrar la pedrea. Pero, ¿por qué mientras la Lotería de Navidad gana adeptos cada año, el Sorteo del Niño sigue relegado a un segundo plano?
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Una de las principales diferencias entre el Sorteo del Niño y la Lotería de Navidad es que el Niño solo reparte dos millones de euros en su premio estrella, frente a los cuatro con los que el Gordo te obsequia si eres uno de los afortunados. Una cantidad que iría destinada a la serie y que luego habría que dividir entre los diez décimos correspondientes. El Niño también reparte un segundo premio de 750.000 euros y un tercero de 250.000 euros a la serie, que vuelven a ser muy inferiores a los que ofrece el Sorteo Extraordinario del día 22 de diciembre, que cuenta con un segundo de 1.250.000 euros y un tercero de 500.000. Hasta aquí las razones por las que la Lotería de Navidad resulta más valorada que el Sorteo del Niño, pero no son las únicas variables a tener en cuenta.
La contrapartida la encontramos en lo que se lleva Hacienda si resultas ser uno de los afortunados, pues de los premios del Sorteo del Niño solo se queda con el 32.95 % de lo recaudado, un 3.091% menos de lo que asume en la Lotería de Navidad.
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