Aún se contaban en pesetas los millones que repartía el premio Gordo de la Lotería de Navidad cuando sorprendió a propios y extraños llegando, a través del número 24.717, directo a la Hacienda Pública. Una noticia que salpicó a toda la población española por la mala suerte que suponía que el premio grande del aclamado sorteo nacional no se hubiera vendido y quedase, por tanto, en manos del Estado. Treinta millones de pesetas, en total, que fueron a parar a la Hacienda Pública, no sin que los compradores de décimos, indignados, culpasen a Manuel Azaña, Presidente por aquel entonces de la II República, de que todo fuera una treta.
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Curioso resulta, sin duda, que justo en el momento en el que Hacienda soportaba un evidente déficit, llegase aquel ingreso de capital con el que más de un político del momento se frotó las manos. Una suerte de Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad que colmó al Estado español de parabienes, en detrimento de todos los compradores que, hasta la caída de la bola que ponía de manifiesto el número al que iba destinado el Gordo, seguían soñando con haber conseguido el décimo agraciado.
Sería la primera y la última vez que el premio Gordo de la Lotería de Navidad se quedase en manos de la Hacienda Pública, sin salir a la venta, lo que supone un gran alivio para quienes siguen soñando esperanzados con recibir una lluvia de miles de euros el próximo 22 de diciembre.
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