Noemí Martínez Largo, la mujer acusada de matar a su hija Olivia, «no muestra ningún arrepentimiento» tras un mes del parricidio. «Se encuentra tranquila» y apenas se relaciona con el resto de internas del centro penitenciario de Asturias, donde se encuentra en calidad ... de presa preventiva por el delito de asesinato.
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La jueza que instruye ha citado a declarar al padre de la pequeña y a su tío materno cuando se cumple un mes del crimen que hizo enmudecer a los gijoneses. El 29 de octubre la pequeña, de seis años, era supuestamente asesinada en su piso de la avenida de Gaspar García Laviana para evitar entregársela a su exmarido, a quien la Justicia le acababa de conceder la custodia de su hija. La pequeña debía regresar a los dos días a Segovia, de donde la ahora acusada, Noemí Martínez Largo, se había ido apenas tres meses antes para iniciar una nueva vida en Gijón.
Según determinó la autopsia practicada al cadáver de la niña, el fallecimiento se produjo como consecuencia de la ingesta de tranquilizantes y analgésicos, que le fueron administrados en una taza de leche con cacao. La Policía halló en el domicilio de la avenida de Gaspar García Laviana gran cantidad de envases de Orfidal y Enantyum, la mayoría vacíos.
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El padre de Olivia, Eugenio García, está citado para comparecer el lunes, 5 de diciembre. Lo hará desde los juzgados de Segovia para evitar tener que desplazarse a Asturias. Ese día también está citado Guillermo, el hermano de Noemí, a quien ella supuestamente envió un mensaje de móvil en el que le decía: «Antes que entregársela a él, la mato». Fue precisamente el tío materno de la niña la que avisó a los servicios de emergencia de Gijón. Después de recibir ese mensaje inquietante no podía contactar con su hermana. Cuando después de varias horas pudieron entrar en la vivienda (una vez que el propietario del piso se personó para abrirles la puerta), descubrieron el cadáver de la menor y a su madre tendida junto a ella en una cama. Había ingerido tranquilizantes, pero en una dosis mucho menor de la que presuntamente le dio a la niña.
Los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) apuntaron que cuando Noemí Martínez Largo le envió a su hermano un mensaje de teléfono, ya habría ejecutado su amenaza y la niña estaría muerta. Habría convivido con el cadáver un día entero.
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La mujer llevaba apenas unos meses viviendo de alquiler en el piso de la avenida de Gaspar García Laviana. Se había asentado en Gijón en un intento de poner tierra de por medio de su exmarido, quien para entonces ya reclamaba la custodia de su hija.
Desde que se separase de Eugenio cuando la niña tenía aproximadamente dos años, Noemí le había interpuesto más de una veintena de denuncias, por malos tratos físicos, malos tratos psicológicos, injurias, maltrato continuado, abusos sexuales a la niña... De toda la batalla judicial, el padre fue condenado a nueve meses de cárcel por un episodio de violencia ocurrido cuando él le presentó los papeles del divorcio. Eugenio había reclamado la custodia, que le fue concedida un día antes del crimen que conmocionó a la ciudad.
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