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O. SUÁREZ / M. MORO
GIJÓN.
Miércoles, 2 de noviembre 2022
Noemí Martínez Largo, madre y presunta asesina de la pequeña Olivia, pasó su primera noche en los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional de Gijón, en El Natahoyo, «como si la cosa no fuera con ella». Según ha podido saber EL ... COMERCIO de fuentes policiales, la mujer de 48 años ha mantenido desde su custodia primero (cuando ingresó en el Hospital de Jove la noche del domingo) y detención después (el lunes una vez que recibió el alta médica) una actitud fría y distante sin exteriorizar sentimientos de aflicción ni de culpa por arrebatar la vida a su única hija.
La madre de la niña ha pasado este miércoles a disposición judicial en el Juzgado de Instrucción número 1 de Gijón, que es el que estaba de guardia cuando se cometió el crimen. La comparecencia ante la magistrada titular, Carolina Montero Trabanco, podría ser hoy e incluso mañana jueves, ya que la Policía Nacional podría acabar agotando las 72 horas de plazo máximo de detención. La jueza estuvo presente en el piso de la avenida de Gaspar García Laviana durante el levantamiento del cádaver de la pequeña Olivia.
Los agentes al frente de la investigación, de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), continúan realizando diligencias y toma de declaraciones para completar el atestado que remitirán al juzgado de guardia.
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Noemí Martínez Largo estaba a tratamiento psiquiátrico. Llevaba varios años tomando pastillas tranquilizantes por prescripción médica. Habría sido con esos medicamentos tranquilizantes con los que la mujer habría acabado con la vida de su hija de seis años, introduciéndolos en un cacao con leche que le dio a la pequeña. Esos restos de bebida fueron encontrados en la autopsia practicada al cadáver. Serán los resultados de los análisis toxicológicos los que determinen las cantidades de tranquilizantes que le fueron administrados.
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Noemí y Eugenio se casaron en 2015. Vivían en Palazuelos de Eresma, en Segovia. Fueron padres de Olivia en 2016 y aproximadamente un año y medio después Eugenio decidió poner fin a la relación. Ahí empezó un cruce de denuncias y de lucha por la custodia de la pequeña, que creció entre autos judiciales con medidas de custodia. Hasta ahora era la madre, que trabajaba en la empresa de informática de su hermano, quien se quedaba la mayor parte del tiempo a cargo de la niña, con un régimen de visitas de fines de semana alternos para el padre. El viernes cambiaron las tornas. Esa modificación alteró a la mujer, que llevaba residiendo en Gijón desde el verano. El pasado domingo Noemí dejó de contestar a mensajes y llamadas, ni siquiera a las de su propio hermano. Fue él quien dio la voz de alarma a la Policía Nacional, lo que desembocó en el trágico hallazgo en el piso de El Llano la noche del pasado domingo.
La Asociación de Padres de Familia Separados de Asturias emitió ayer un comunicado en el que mostró su «más profunda y rotunda repulsa contra la violencia, venga de donde venga» y pidió «más medios y más apoyos para todas las personas para que hechos como este no vuelvan a ocurrir jamás». Además, la asociación condenó «la diferencia de trato dependiendo del sexo de la persona presuntamente agresora: enseguida, dependiendo del sexo, se sale, se dice, se condena, pero se guarda silencio en otros casos. ¿Somos o no somos iguales?».
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