P. LAMADRID / O. SUÁREZ
GIJÓN.
Martes, 1 de noviembre 2022
La comunidad de vecinos del número 71 de la avenida de Gaspar García Laviana sigue sobrecogida por la terrible muerte de la pequeña Olivia, presuntamente a manos de madre. La noticia de su fallecimiento, supuestamente por la ingesta de pastillas tranquilizantes que le habría ... suministrado su progenitora, fue un mazazo para los residentes en este bloque de El Llano. La mayoría se enteraron del fatal desenlace en la mañana de ayer, aunque otros se habían percatado de la presencia de los policías y los sanitarios desplazados al lugar de los hechos en la noche del domingo.
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Es el caso de Manuela Álvarez. En un principio, cuando conoció la noticia, no pensó que se trataba de sus vecinas. Pero, cuando vio las imágenes de su portal en la prensa, no le quedó duda. «Cómo no me va a sorprender, cuando me enteré, uf, me tembló todo el cuerpo y no todavía no he dejado de estar impresionada», relató. De hecho, se había encontrado esta semana con la niña en el portal, «era muy agradable, cosa que no era la madre». «Era una criatura de seis años, por favor, no te imaginas nunca que va a pasar algo así al lado de tu casa», señaló.
Manuela Álvarez vio, extrañada, el trajín de agentes y sanitarios en su edificio el domingo por la noche. A través de la mirilla -su vivienda está en el mismo rellano, el del cuarto piso, que la de Olivia y su madre-, observó el ir y venir de efectivos de seguridad y médicos, que no pudieron hacer nada por la pequeña. Su hija, Paula Artime, no fue testigo de este movimiento, ya que estaba durmiendo. Pero recuerda que había visto en pocas ocasiones a estas vecinas, que habían llegado al inmueble hace unos meses. «Coincidía muy poco con la niña y ella porque vinieron a vivir aquí antes de verano», apuntó.
De hecho, solo vio a la madre y la pequeña tres veces: «Nos dimos las buenas tardes en el portal y poco más». Según Artime, hubo una temporada en la que parecía que no residían en el piso, ya que las ventanas que dan al patio estaban permanentemente bajadas. «Era muy extraño, la verdad», indicó. Otros vecinos también comentaron que daba la impresión de que no vivía una niña en dicho domicilio, ya que nunca la escuchaban y apenas la veían.
«Me acabo de enterar, estoy impactado», manifestó otro de los residentes en el inmueble, incapaz de procesar aún una tragedia de tal magnitud en un entorno cercano. Mientras que otra de las vecinas del número 71 de Gaspar García Laviana recuerda a la detenida como «una chica muy elegante y muy educada». Quizá por su carácter reservado que señalan sus vecinos o por el escaso tiempo que llevaba residiendo en el bloque, Noemí Martínez Largo apenas tenía trato con el resto de la comunidad.
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Ni siquiera con quienes vivían puerta con puerta, a pesar de que no cuenta con familia en la ciudad. Pero lo cierto es que los vecinos no habían apreciado signos de alarma. De ahí que la muerte de la pequeña Olivia en circunstancias tan dramáticas y terribles haya caído como un jarro de agua fría entre aquellos que compartían vecindad en este edificio de El Llano.
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