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OLAYA SUÁREZ | PALOMA LAMADRID
GIJÓN.
Martes, 1 de noviembre 2022
«Antes de dejarla con el padre, la mato». El mensaje de teléfono que envió Noemí Martínez Largo a su hermano encendió todas las alarmas el domingo por la tarde. Pero para entonces la mujer, presuntamente, ya había ejecutado su amenaza. No era una advertencia, ... era una certeza. Olivia, de seis años, llevaba horas muerta, desde que el sábado por la noche tomase un cacao con leche con un cóctel de pastillas tranquilizantes al que no pudo sobrevivir. Su madre la habría matado apenas un día después de que el juzgado le notificase que debía entregar a la niña a su exmarido, quien después de cinco años de pleitos había conseguido la custodia de la pequeña. Hoy tendría que haberse trasladado a vivir con él a Segovia.
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Los peores augurios se cumplieron pasadas las once de la noche del domingo, cuando los agentes consiguieron entrar al 4ºA del número 71 de la avenida Gaspar García Laviana, en El Llano. La pequeña Olivia yacía en una cama junto a su madre, que estaba semiinconsciente tras haber consumido los mismos tranquilizantes con los que presumiblemente acabó con la vida de su hija. Su estado no revestía gravedad.
La mujer, de 48 años, no había atendido a las incesantes llamadas ni de sus familiares, ni de su exmarido ni tampoco a los timbrazos de la Policía Nacional. Finalmente, tuvo que ser el dueño del piso que tenían alquilado desde el mes de agosto el que facilitase la llave de la puerta de la vivienda. Se encontraron con el horror. Tanto, que ni los propios policías pudieron contener las lágrimas.
Se vivieron momentos de angustia. Los sanitarios del SAMU únicamente pudieron confirmar que la niña estaba fallecida. Los primeros indicios ya apuntaban que a que llevaría tiempo muerta. Sería luego la autopsia la que determinaría que el deceso se habría producido aproximadamente un día antes.
La madre fue llevada de urgencia al Hospital de Jove en calidad de detenida. Presentaba una leve intoxicación medicamentosa, de la que se recuperó pronto. Apenas diez horas más tarde abandonó el centro hospitalario rumbo a los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional.
El juzgado comunica a los progenitores que el padre tiene la custodia de la niña de seis años y que deberá volver a vivir con él a Segovia.
La noche del sábado la madre, supuestamente, le suministra un cóctel de tranquilizantes a la menor dentro de un cacao con leche.
Noemí Martínez envía una mensaje a su hermano diciéndole: «Antes de entregarla al padre, la mato».Saltan todas las alarmas y el hermano llama a la Policía.
La llamada del hermano desde Segovia activa las alarmas de los servicios de emergencia. No pudo entonces concretar la dirección.
La Policía se persona en el piso de la avenida de Gaspar García Laviana y localiza el cadáver de la niña sobre una cama en la que también estaba su madre.
La madre de la menor es trasladada al Hospital de Jove por una intoxicación leve de tranquilizantes. Recibe el alta diez horas después y es trasladada a la Comisaría.
AUX STEP FOR JS
La jueza de Instrucción número 1 de Gijón se personó en el domicilio de El Llano para proceder al levantamiento del cadáver. Fue sobre la 1 de la madrugada cuando los servicios funerarios trasladaban el cuerpo sin vida de la pequeña Olivia hasta el Instituto de Medicina Legal, en Oviedo.
El padre de la niña, Eugenio García, recibía en Segovia la peor llamada de su vida. Su pequeña Olivia había sido encontrada muerta y su expareja había sido detenida. Se derrumbó. Llevaba cinco años alertando a las autoridades del estado mental de la madre de la niña y luchando por demostrar su inocencia por una denuncia de malos tratos que su exmujer interpuso y por la que tenía una orden de alejamiento cautelar hasta el pasado mes de enero, cuando salió absuelto de todos los cargos que pesaban sobre él.
Fue en agosto cuando Noemí Martínez Largo se trasladó a vivir a Gijón, ciudad con la que no tenía vinculación, salvo una etapa anterior de varios meses en la que también huyó de Segovia en un intento de poner tierra por el medio entre padre e hija. «Fue una treta más para intentar anular la relación paterno filial», resumió el padre, Eugenio García, desolado por la muerte de su hija, pero con fuerzas para reivindicar «una situación lamentable y terrible» que ha vivido durante los últimos cinco años. Pasó de estar exultante el viernes por que, después de la dura y larga lucha, lograba la custodia de Olivia, a estar hundido y deshecho por el fatal desenlace de la pequeña. Los restos mortales serán conducidos hoy hasta Segovia, donde le espera su familia para darle el último adiós.
Según ha podido saber EL COMERCIO, la autopsia realizada en el Instituto de Medicina Legal en la mañana de ayer determinó que la niña había fallecido por intoxicación medicamentosa, aproximadamente un día antes de que su cadáver fue localizado en el piso la noche del domingo. El cuerpo no presentaba signos externos de violencia ni tampoco indicios de que hubiera sido asfixiada. Los restos biológicos fueron remitidos al laboratorio de toxicología para determinar la sustancia que acabó con la vida de la niña.
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