MARÍA CIDÓN KIERNAN
GIJÓN.
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 00:38
Ni siquiera la pandemia detiene las carreras ilegales en Gijón. Los vecinos de Somió volvieron a despertarse la madrugada del festivo 8 de septiembre con el estruendo de los motores y el chirrido de las llantas sobre el pavimento al pasar a toda velocidad ... por la carretera hacia el Infanzón. El ruido llegó incluso hasta los oídos de los habitantes de Quintueles, en Villaviciosa.
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«Buscan horarios en los que saben que no va a haber controles. Pasan una o dos veces y luego cambian de sitio, deben de estar muy organizados, no son chiquilladas», dijo un vecino de Somió que vive al pie de la carretera que conduce al Infanzón.
El ruido del paso de los coches despertó a este residente entre las 3 y las 4 de la madrugada y aunque ya está acostumbrado a esta práctica ilegal en la zona, lamenta que no se tomen medidas suficientes más drásticas o que tenga que ser «hasta que suceda una desgracia».
Las carreras ilegales ya son una costumbre en esa zona limítrofe del concejo. En 2016, incluso, llegaron a pintar sobre la calzada las líneas de meta. En ocasiones, los vecinos han pedido que se colocen reductores de velocidad o cámaras para evitar estos hechos.
A inicios de septiembre, la Guardia Civil denunció a tres jóvenes por conducción temeraria y desobediencia que circulaban sobre la N-632 en las proximidades La Llorea. Los jóvenes originarios de Gijón y Siero, circulaban a más del doble de la velocidad permitida en la madrugada del 16 al 17 de agosto.
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Los agentes que dieron con ellos se encontraban en la zona como parte de un control específico para evitar este tipo de prácticas, según informó la Comandancia de la Guardia Civil.
A pesar del procedimiento, las carreras se mantienen y los propios vecinos reconocen que será muy difícil acabar con ellas porque el tiempo que transcurre desde que llaman a las autoridades y estas se presentan en el lugar no permite las detenciones in situ. También para las autoridades es complejo sorprender a los infractores, pero desde la Comandancia quieren transmitir a la población que no hace oídos sordos y mantienen los controles en la zona de manera oficial y encubierta desde hace meses para identificar a los que participan en las carreras ilegales.
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Al otro lado de la ciudad, los vecinos de la parroquia de Fresno aseguran que las carreras ilegales son frecuentes desde hace años en la inmediaciones de la ZALIA, hasta donde llegan los vehículos para circular por las rotondas del polígono industrial. Después, cuando advierten la presencia de las fuerzas de seguridad, huyen a toda velocidad por las carreteras cercanas.
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Los vecinos de la parroquia aseguran que los coches suelen llegar a la zona en grupos de cinco, pero también ha llegado a ver hasta 20 vehículos juntos. «Cuando los vemos, llamamos a las autoridades y viene la Guardia Civil, a las 2.30 y a las 3 de la mañana, pero desde las 12 de la noche ya comienzan a reunirse por aquí. Los oímos chirriar a todo volumen. Nos preocupa que haya un accidente y nos vemos en la situción de tener que pedir socorro», expresan los residentes.
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