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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Lunes, 20 de abril 2020, 01:44
Hace quince años que comenzaron las obras de ampliación de El Musel y seis años después se dieron por culminadas. Se añadían así al puerto gijonés 140 hectáreas de tierra, 1.650 metros de taludes interiores, un atraque para la planta regasificadora de Enagás, otro para graneles líquidos y 1.250 metros de línea de atraque con unos calados de 23 metros, y una superficie de dársena de 145 hectáreas. Recientemente, el presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido, defendió la necesidad de esta obra, que al final supuso una inversión de 709 millones de euros, porque de lo contrario «nos moríamos». Pero, ¿cómo está de aprovechada esta ampliación?
Descontando lo que aporta la terminal granelera de la EBHI, las operaciones que se realizan en la ampliación suponen el 57% del movimiento del puerto gracias a sus cuatro grúas automóviles de 60 toneladas. Hay que tener en cuenta que la planta regasificadora aún no ha entrado en funcionamiento, por lo que no aporta apenas a la economía del puerto, pero el resto de las instalaciones de la ampliación han supuesto una facturación de 60 millones de euros.
El problema es que esta actuación se concibió para un movimiento de mercancías anual de 37 millones de toneladas y actualmente raro es el año que se superan los 20. La puesta en marcha de la ampliación se topó con dos problemas fundamentales. Por un lado, una crisis económica que se cebó especialmente con España y, por otro, la decisión del Gobierno nacional de reestructurar el mercado energético y de dejar hibernando la planta regasificadora construida por Enagás.
A pesar de esas dificultades, las empresas están interesadas en ocupar la ampliación de El Musel. Sin ir más lejos, hay una empresa interesada en ocupar 31.000 metros cuadrados de muelle. Pero ya hay firmas que están trabajando en la zona, concretamente en materia de graneles sólidos y buques de crucero, todas ellas en el Muelle Norte. Actualmente, los graneles sólidos (operan firmas como Alvargonzález, Bergé y Tudela Veguín), disponen de una superficie de 800 metros a lo largo de la línea de atraque y 200 metros de ancho, donde operan cuatro grúas automóviles para una superficie de almacenes descubiertos que llegan a 1.373.275 metros cuadrados, otros 35.482 metros cuadrados de viales y una terminal de Tudela Veguín para almacén y recepción de productos sólidos a granel o envasados con una capacidad de almacenaje a cubierto de 4.500 metros cuadrados.
Otra zona del Muelle Norte está ocupada por el punto de atraque de los grandes buques de crucero. Los de menor porte suelen atracar en La Osa, dependiendo de la disponibilidad de espacios, pero estos buques de crucero disponen de una línea urbanizada de 280 metros, donde se suelen instalar las carpas de recepción a los viajeros y de información turística. Gijón no espera recibir más de 20 cruceros al año y cada vez serán más pequeños y con pasajeros con un mayor poder adquisitivo. Esto hace que la Autoridad Portuaria se esté planteando trasladarlos a los muelles de La Osa y mover la terminal de contenedores a la ampliación, pero para eso hace falta que se muevan más de 115.000 TEUs (contenedores de seis metros) al año. Es un plan para dentro de unos dos años.
También se espera que en breve pueda entrar en funcionamiento la regasificadora, como punto de distribución para el norte de Europa. Cuenta con tres brazos de descarga y uno de carga de 6.000 metros cúbicos por hora, y una capacidad de almacenamiento de 300.000 metros cúbicos.
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