Tres estrellas Michelin

Nacho Manzano: «Asturias se merece un turismo de calidad y las estrellas son un imán para atraerlo»

A su regreso a Asturias, aún ilusionados y «contentísimos» tras «hacer historia», les había dado tiempo a analizar lo que supone tener la máxima distinción que concede la archiconocida publicación. «Qué guapo es haberlo conseguido y qué bueno será para la comunidad y todo el sector», celebró Nacho Manzano. «No son palabras vacías, siempre digo que Asturias se merece un turismo de calidad y creo que esto es un imán para atraerlo. Tenemos un territorio precioso, de eso no hay duda», añadió.

El resto de la familia y el equipo siguió cuanto ocurría en Murcia desde el restaurante. Contó Esther que hablaron con sus padres después de la gala y que seguían llorando. «Mi padre estaba especialmente emocionado y nuestra hermana Sandra nos dijo que todos estaban contenísimos», reveló, al tiempo que confesaba que lo último que les había dicho el patriarca, Marcial Manzano, antes de irse fue si vendrían con la tercera estrella «o estos de Michelin no tendrán pensado dárosla nunca». Por eso en cuanto subieron al escenario el día de autos, Nacho se la dedicó primero a él. «Nuestros padres ya son mayores y no debemos olvidarnos de que cuando Esther y yo llegamos, ya encontramos un poco del camino hecho», recordó el cocinero.

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Hubo una escena especialmente reveladora durante la gala, pues mientras todo el auditorio aplaudía el buen hacer de la familia asturiana, los hermanos se fundían en un abrazo. «Pese a que no era muy consciente ya de lo que pasaba, sí recuerdo ese momento», reseñó él, quien también se queda con «los casi cuatro minutos de aplausos y los compañeros de profesión puestos en pie». Destaca el aspecto personal de ello, «ver que te aprecian y te respetan genera una emoción muy grande».

Los nervios eran más evidentes durante la gala porque «de verdad que no sabíamos nada», coinciden. «La guía está recuperando lo que hacía antes. Nada de filtraciones, mutismo absoluto, aunque luego lo rodee todo de una gala muy glamurosa que genera mucha expectación», apuntó Nacho. Sí había runrún al respecto, lo que les ponía más nerviosos. «Yo quería ser realista porque igual no pasaba nada. Y si no llega a pasar, no habría pasado nada porque mejor es sonar que no hacerlo», contaba el benjamín de la cocina, la tercera generación dedicada.

Entre el año pasado y este identificaron a cinco inspectores de Michelin, de los cuales dos eran internacionales; el último los visitó en junio. «Quizá por llevar tiempo con buen bagaje y porque entre quienes nos valoraron hubo unanimidad positiva acordaron concedérnosla», apuntó Nacho, al tiempo que incidía en que no deja de ser el reconocimiento de una guía gastronómica. Una publicación «que nadie puede dudar que es calidad, rigor y seriedad porque su prestigio se lo ha ganado a pulso con criterios propios», pero que «no nos va a cambiar a la vida. Ahora no somos ni más ni menos que hace unos días». Sí entienden que ahora el mundo les va a ver con otros ojos y que estarán aún más posicionados internacionalmente. «Nuestro futuro va a ser seguir cocinando», declaró Jesús. «Bueno, y estos días seguir celebrándolo», bromeó su tío.