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Dicen quienes conocen bien el proceso que la avería del horno alto 'A' de Arcelor en Gijón es de tal complejidad que «hay que ... ir con mucho tiento». Y así se está haciendo en las labores previas al vaciado del arrabio y del resto de materiales que quedan en su interior tras el incendio ocurrido el pasado miércoles. Estaba previsto que dicha operación, denominada 'salamandra', se llevase a cabo ayer, pero finalmente comenzará hoy (sobre las 20 horas), puesto que las tareas de preparación se han ido demorando precisamente por esa «cautela» en los trabajos. Antes del vaciado ha habido que retirar toberas, toberones y portavientos, que es por donde se inyecta presión al horno, y asegurar que esos huecos no han quedado macizados, cerrados, tras el suceso.
También están listos los vagones con arena para ir depositando el arrabio que se vaya retirando y evitar así que caiga al suelo y se compacte. Para ello, ha habido que construir una especie de carriles que sirvan para este cometido. La previsión es que esta operación de vaciado dure dos días, pero todo dependerá del material que haya dentro del horno.
A partir de entonces, habrá que dejarlo enfriar para que los trabajadores puedan entrar a evaluar los daños, ver el estado del crisol (la parte baja del horno, donde se depositan el arrabio y la escoria y que según confirmó la compañía sufre una perforación), y los bloques de carbono, el refractario, tras las explosiones que hubo en el interior.
La planta gijonesa cuenta con profesionales ya experimentados en este tipo de incidentes industriales que, según indica la plantilla, «están trabajando a destajo» ante lo sucedido, «todo un torpedo en la línea de flotación», aunque recuerdan que hubo accidentes peores, como «el de la caída de la cinta en las baterías de Avilés».
No obstante, hasta la factoría se ha desplazado un grupo de norteamericanos, un equipo de intervención que ya ha actuado en casos similares. Se da la circunstancia de que, en julio de 2020, se produjo una explosión en uno de los hornos altos de la planta de ArcelorMittal en Burns Harbor, Indiana (EE UU) y, en diciembre, en la planta de la multinacional de Dofasco, en Hamilton, Canadá, también hubo otro incidente similar.
Una vez enfriado, se podrá determinar con exactitud la causa del incendio. Se sabe que hubo algún tipo de filtración de agua, lo que provocó una reacción al entrar en contacto con el arrabio y la escoria, pero se desconoce de dónde procedía la humedad.
Y, sobre todo, como se decía, evaluar los daños para decidir si es viable reparar el horno o no. El crisol, explican, «es como un 'Tente', va todo encajado y no puede haber fisura». Los responsables de los hornos altos ven factible la reparación, por lo que trabajadores y sindicatos albergan la esperanza de poder recuperarlo y «normalizar la producción en Asturias y en otras instalaciones que dependen del horno». Pero, hasta que no sea firme, la preocupación es generalizada por su repercusión en las líneas acabadoras. La pérdida de un 40% del arrabio ha llevado al grupo a plantear un ERTE de fuerza mayor para 7.000 empleados en España.
Y todo ello cuando el comité de inversiones de ArcelorMittal aún no ha dado luz verde al ambicioso plan de descarbonización de las plantas, para el que hay previsto mil millones de inversión. Las organizaciones sindicales afirman no entender qué pasa, cuando la Comisión Europea ha desbloqueado las ayudas que requería del grupo, de 460 millones de euros, y el proyecto asturiano fue el primero de todos los que tiene la multinacional en el continente en recibir el visto bueno de las autoridades de la Competencia. La autorización da vía libre al Gobierno para dar luz verde a la subvención. Según los sindicatos, la compañía les dijo hace días que está a la espera del real decreto que la oficialice.
De ahí que intensifiquen las demandas sindicales para que se ponga en marcha el 'plan verde'. Cabe recordar que el horno 'A' debía terminar su vida útil en principio en 2024 y se concedió uno más de prórroga para alargarlo a 2025. La previsión era que para esa fecha fuese sustituido por un horno eléctrico dentro de sus planes de transformación. Con posterioridad se constató que estaba en condiciones para alargar dos años más su vida útil y dar tiempo al 'plan verde' tras los retrasos sufridos. Hay desazón también por «el giro de 180 grados pegado en las relaciones laborales aprovechando este incidente» y por que se les haya citado martes y miércoles para la negociación del acuerdo marco justo cuando teníamos un comité de empresa europeo de vital trascendencia, donde íbamos a tratar todas estas cuestiones. Parece hecho adrede».
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