El copiloto Carlos Cuenca, el comandante Jorge Fernández y el rescatador Antonio Piñeiro, ayer, en el helicóptero AW139 'Helimer Cantábrico'. JORGE PETEIRO

«Uno no quería subir al helicóptero. Se olvidó del dolor por las grandes olas que había»

Durante más de hora y media, los tripulantes del 'Helimer' lucharon contra la mala mar para rescatar a cinco marineros heridos en Avilés

MARCO MENÉNDEZ

GIJÓN.

Miércoles, 11 de diciembre 2019, 02:21

La tripulación del helicóptero de Salvamento Marítimo 'Helimer Cantábrico' tuvo que intervenir anteanoche en una nueva operación de rescate muy complicada, con olas que se acercaban a los nueve metros de altura y en plena noche, lo que hacía que la visibilidad fuera prácticamente nula ... y la inestabilidad del buque dificultara en gran medida las operaciones. Cinco marineros heridos fueron subidos al helicóptero con éxito y evacuados a la base del 'Helimer Cantábrico' en El Musel, pero lo que ocurrió durante el rescate da muestra de la dificultad del trabajo que desarrollan estos hombres que ya son todos unos héroes para los asturianos y quienes navegan por las aguas del Cantábrico.

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En torno a las 21.15 horas, el buque irlandés 'Arklow Day' zarpaba del puerto de Avilés, donde había desembarcado 9.913 toneladas de desbastes de acero. Se dirigía a El Musel, para embarcar 10.200 toneladas de clínker que debía llevar a La Pallice (Francia). Las cosas empezaron a ir mal una vez que el buque llegó a mar abierto. El temporal dejaba en la zona olas que en ocasiones alcanzaban los nueve metros de altura. Parte de la tripulación aún se encontraba sobre la cubierta, realizando los últimos preparativos para el atraque, cuando una gran ola golpeó varias estructuras del buque, dañando barandillas, escalas y la jaula de una grúa. Gran parte del material cayó sobre los hombres. El resultado: cinco personas heridas.

Gráfico.

A las 21.45 horas fue cuando en la base del 'Helimer Cantábrico' se recibió el aviso. «Nos informaron de que había un hombre al agua en un barco que salía de Avilés, así que salimos de inmediato. Cuando estábamos volando nos indicaron que habían hecho un recuento en el barco y que estaban todos, pero que había tres heridos», explicó Jorge Fernández, comandante del helicóptero AW139 y coordinador de la base del 'Helimer Cantábrico' en El Musel. Iba con Carlos Cuenca, como copiloto; José Ramón Cruz, como operador de grúa; y Antonio Piñeiro, como rescatador.

El helicóptero tuvo que valerse del radar para localizar al buque, dada la escasa visibilidad. Hicieron la aproximación al barco para trabajar sobre la zona central de la cubierta. Pero todo ello teniendo en cuenta el continuo movimiento del 'Arklow Day', al que se tenía que adaptar el helicóptero, sin apenas visibilidad, para llevar a cabo la evacuación de los heridos. Y eso le tocó a Antonio Piñeiro.

«Elegimos la zona de las tapas de las bodegas del barco. Tras descender al buque, me acompañó un marinero y pude ver en el suelo una gran estructura que se había caído. Al llegar al camarote, vi que había cinco heridos. Un chico ucraniano sangraba por la cabeza y otro tenía un brazo roto. Los otros tres tenían dolores en las piernas y el tronco o algún dedo roto. Todos estaban muy asustados», explicó Piñeiro.

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Y comenzó la difícil evacuación. «Tuvimos que hacerlo eslingando al helicóptero de uno en uno. Era bastante complicado y el último no quería subir. Se le había olvidado el dolor de los asustado que estaba por las grandes olas, así que lo subí yo».

Vídeo.

Mientras se llevaba a cabo la operación, el copiloto del 'Helimer Cantábrico' iba actualizando la información a los responsables de Salvamento Marítimo de la torre de El Musel, señalando cuántos heridos había y cuándo volverían a la base. «Cuando regresamos, ya estaban esperando las ambulancias y los servicios médicos», indicó Jorge Fernández. En una intervención como esta, los rescatadores han de tener en cuenta muchísimas cosas para que todo salga bien. «La operación fue durante la noche, pero el mayor peligro es que duró mucho tiempo», explicó el comandante del helicóptero. Y es que hay que estar pendiente hasta de cuánto combustible se gasta, máxime teniendo en cuenta que la aeronave estuvo en estacionario sobre el barco y realizando maniobras muy precisas durante más de hora y media. «Hay que hacer una aproximación estabilizada, buscar la zona de trabajo sobre el buque, controlar el combustible, porque tenemos un tiempo limitado de trabajo, y todo ello sin saber muy bien qué nos vamos a encontrar. Por su parte, el capitán del barco tiene que tratar de mantener el buque lo más estabilizado posible», detalló Fernández.

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Pero el rescatador también depende de quien esté al mando de la grúa, en este caso José Ramón Cruz. «El operador de la grúa tiene que estar muy ágil por las olas. La distancia entre el barco y el helicóptero puede variar en un momento unos catorce metros, lo que puede romper el cable. También ha de controlar cómo vienen las series de las olas, pero en esta ocasión sin prácticamente verlas», remarcó Piñeiro, quien apuntó que, «además, en la cubierta, que se está moviendo continuamente y resbala mucho, hay que estar muy pendiente para que no se caiga nadie al agua».

Esta es la última intervención de esta admirada tripulación, pero en la memoria todavía están actuaciones épicas como el rescate de toda la tripulación del 'Gure Uxua', en febrero de 2017, o del 'Virgen del Carril', con sus cuatro tripulantes rescatados cuando el pesquero se hundió en octubre de 2018. Y muchas actuaciones más que hacen que su labor sea muy reconocida, como con el Premio EL COMERCIO, que en octubre pasado entregó este periódico al 'Helimer Cantábrico' en la categoría de Acción Social.

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