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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Domingo, 3 de enero 2021, 01:35
«Fue un día muy intenso». Así resumía las al menos ocho horas vividas bajo una de las viseras del puerto de San Isidro, tras el gran alud que arrastró a una máquina quitanieves y sus dos operarios, uno de los jóvenes que quedó ... atrapado en la carretera. Así quedaron dos coches: en uno iba un matrimonio y su hija de dos años, en el otro, una joven pareja que había pasado unos días de descanso en San Isidro. Todos fueron rescatados bien avanzada la medianoche: «Tardaron un poco en sacarnos porque estaba muy malo y centraron los esfuerzos en localizar a los operarios de la quitanieves», explica este joven que asegura que «estábamos seguros bajo la visera y nos tranquilizaban por teléfono a pesar de que las condiciones eran muy malas». Tras la larga espera, «nos sacaron a los dos coches de forma muy segura, en caravana y escoltados».
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Pero, ¿cómo se vieron estos jóvenes en esa difícil situación? Habían pasado unos días de descanso en San Isidro y tenían que volver a su domicilio. «En la cima del puerto no había señalización de cómo estaba la carretera. Vimos pasar la quitanieves y decidimos seguirla». Pero una furgoneta había sido alcanzada por un pequeño alud y su conductor ya había dado aviso a los servicios de emergencia, por lo que la máquina volvió sobre sus pasos para socorrer al afectado. Los dos coches que la seguían decidieron esperarla bajo una visera antialudes para continuar la marcha. La quitanieves «dio la vuelta para ayudar al chaval de la furgoneta y también para retirar un pequeño alud. Mientras la esperábamos, vimos el alud. Cuando pensamos que ya tardaba demasiado fue cuando llamamos al 112, aunque no teníamos buena cobertura».
A partir de ahí, todo fue esperar dentro de los coches a que llegaran los rescatadores. «Teníamos bastante gasolina para mantener encendida la calefacción. No pasamos frío ni hambre porque teníamos de todo. La pareja que iba en el otro coche con su niña también estaba bien. Nos manteníamos en contacto», relata este joven.
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L. RAMOS
Su teléfono móvil era el único que conseguía un poco de cobertura, pero no estaba sobrado de batería. Era el único medio que contaban los atrapados para estar en contacto con el 112 y el Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil. La cautela fue tal que ni siquiera tuvo intención de sacar fotografías para ahorrar batería, ya que el móvil era su único enlace con el exterior.
El rescate vino por la vertiente asturiana, por donde las máquinas quitanieves trabajaban para abrir camino desde el mismo momento en que se conoció el accidente. Todo terminó felizmente para los ocupantes de los dos turismos, a pesar de que continuó nevando toda la noche y las temperaturas descendieron hasta los dos grados bajo cero. Por fortuna, en ambos vehículos estaban perfectamente pertrechados para aguardar varias horas.
Este joven reclama la construcción de más medidas antialudes en la carretera del puerto, que son muy demandadas desde hace tiempo y que cada vez se ve más que son imprescindibles.
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